80 Años de Vida y Esperanza 
Cumple una organización política 80 años de vida, y sin embargo es joven.
Ha transitado caminos ásperos y abundan en su memoria los heroísmos y los sacrificios, y sin embargo es optimista.
Se quiere heredera y continuadora de largas tradiciones, y sin embargo está abierta a todo lo nuevo.
Aparta de sí todo cuanto le suene a dogma y somete a minucioso examen
 “verdades” no confirmadas por su inteligencia y sus experiencias, y sin
 embargo hace suyas las lecciones que tras largas luchas ha ido 
acumulando su clase, la de los trabajadores.
Comparte con “los viejos” de su partido, del que es parte integrante,
 los ideales y las convicciones, sin embargo es un destacamento que se 
sabe joven y se programa para serlo sin cortapisas.
Es la Jota, JJJCC. Son las Juventudes Comunistas de Chile.
Ha protagonizado páginas que figuran  entre las más significativas de
 nuestra historia. Pero no ha estado sola, pues rehuye toda exclusión, 
sea ésta en su contra o en la de otros destacamentos de la juventud.
También ha sido objeto de incomprensiones y deformaciones de lo que 
constituye su esencia, y aun ha debido navegar en medio de las más 
agudas tormentas políticas y sociales. Pero nunca ha renunciado a su 
vocación unitaria y se quiere congregadora de la amplia diversidad que 
da forma a la identidad de nuestro pueblo joven.
Ha estado y sigue presente en la variada gama de organismos que 
expresan y defienden así la esencia de la juventud, como la preciosa 
continuidad de su conciencia.
Puede exhibir, como pocas organizaciones de su especie, una presencia
 incluso protagónica en el terreno del arte y la cultura, a la que la 
impulsa no sólo la convicción de su necesidad en la lucha 
reivindicativa, sino porque a ello la convoca su propia vocación y los 
talentos que abundan en sus filas.
Se esmera por saber de la historia, fuente de saberes y 
ejemplarizadora de consecuencia y heroísmos, pero mira con detenimiento 
su propio tiempo, para confirmar en él los signos de las 
transformaciones que anhela y adelanta.
Profundamente chilena porque sabe que la patria no es sino el fruto 
del esfuerzo de generaciones de mujeres y hombres laboriosos que la han 
ido formando y son los dueños legítimos de su porvenir, es sin embargo 
también profundamente internacionalista, con marcada vocación por los 
pueblos hermanos de la América Nuestra, porque ha leído con detenimiento
 las señales de los tiempos y conoce de propia sabiduría la esencia de 
los sistemas sociales y levanta con fuerza su voz para lanzar al aire el
 son inmortal que convoca “arriba los pobres del mundo”.
Se incorpora sin vacilaciones a las columnas de jóvenes que en todo 
el territorio nacional reclaman justicia y libertad, asumen la urgencia 
de una educación pública de calidad y de cargo del estado, exigen una 
constitución política democrática y socialmente avanzada, se pronuncian 
por la defensa de un territorio libre de contaminación y las 
depredaciones que necesariamente resultan del predominio de los 
intereses de los grandes conglomerados nacionales o extranjeros. 
Comparte y respalda las luchas de los pueblos originarios, de las 
mujeres, de todas las minorías y de todos los postergados o perseguidos.
 Combate sin descanso por los derechos de los trabajadores, la solidez 
de sus organizaciones sindicales, el pluralismo que debe imperar en su 
filas, así como entre las de la juventud, pero opone su voz y su 
accionar a los intentos por impedir o poner obstáculos a la maduración 
de la conciencia política, pues sabe que una clase social sin expresión 
política se halla inerme ante la soberbia de sus adversarios y enemigos 
de clase.
Celebremos este aniversario felicitando una a una y uno a uno a los militantes de las gloriosas Juventudes Comunistas de Chile.
Saludémosla con el Rubén Darío de Cantos de Vida y Esperanza:
“Por eso ser sincero es ser potente;
de desnuda que está, brilla la estrella;
el agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye de ella”.
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