En un lugar de la India, dos campesinos discutían.
 Las manzanas de un árbol que pertenecían al primero 
habían caído en las tierras del segundo. 
Viejo contencioso campesino: los dos hombres pretendían que 
las manzanas eran suyas.
Pasó un brahman, que tenía la reputación de ser un hombre santo.
 Los dos hombres le pidieron que dirimiera la disputa. 
El hombre santo les preguntó:
- ¿Preferís un reparto según el juicio de los hombres o según el juicio de Dios?
 
Los dos campesinos contestaron al unísono
- Según el juicio de Dios.
- ¿Seguros que no discutiréis la decisión?
- Seguro.
 
Entonces el brahman recogió las manzanas. Colocó un montón 
en un lado y en el otro una sola manzana. Tras lo cual le dio el
 montón a uno de los campesinos y la manzana al otro, sin siquiera 
mirar quién era quién.
 
Y se fue, sin pronunciar palabra.