La célebre y última cacería del Rey Don Juan Carlos ha producido no sólo conmoción sino consecuencias quizá inesperadas. Eso aparte de la inclusión de Corinna en el caso Noos

Si al rey Juan Carlos se le ocurriera organizar una expedición a África para cazar elefantes o algún animal salvaje tendría algunos pros y contras, pero mayores facilidades teóricas que cualquiera de lo súbditos de la corona.
Primero tendría que ponerse físicamente en forma y luego contactar con su amigo Jeff Rann, dueño de los Rann Safaris o con su amiga Corinna Zu Sayn-Wittgenstein para que le acompañaran y le organizara el viaje, eligiera el lugar. Las armas las tendrá él en su armorio o podría encargarlas a Eibar, manufacturadas con arreglo a sus actuales hándicaps físicos. Si Rann no está disponible o se ha distanciado del rey, desde la célebre foto de la cacería en Botswana, que es una de las más difundidas del mundo en los últimos años, le podría asesorar Corinna.
La princesa Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, amiga del Rey, organiza cacerías en África para nobles y multimillonarios a través de la empresa Boss&Company Sporting Agency, de la que llegó a ser consejera delegada, y que ofrece “únicamente los mejores disparos”, según asegura en sus folletos la propia firma, creada en el año 2000 por uno de los principales fabricantes de armas de fuego del Reino Unido.
La princesa, de 47 años, es ella misma una gran practicante de la caza y de la vela, dos pasiones que comparte con Don Juan Carlos. También ha actuado como “representante” del monarca ante el príncipe Alwaleed bin Talal, que posee una de las mayores fortunas de Arabia Saudí y ocupa el puesto 29 en la lista Forbes de los personajes más ricos del mundo.
Boss&Company Sporting Agency se encarga de todas las gestiones necesarias para que sus acaudalados clientes disfruten de safaris y cacerías en el continente africano y cualquier otro rincón del mundo. La firma británica impulsada por la princesa se compromete a “satisfacer todas las necesidades”, desde el transporte en vuelos charter o comerciales, al alquiler de rifles, pasando por la munición, las licencias de caza, los permisos en el país de destino, el alojamiento y la manutención.
Un portavoz oficial de la Casa del Rey ha reiterado a “El Confidencial” que Don Juan Carlos se trasladó en su jet privado a Botswana con “un grupo de acompañantes” de los que rehusó revelar su identidad con el argumento de que se trataba de un “viaje privado” del monarca. El mismo portavoz oficial aseguró que la cacería fue “una invitación” al rey que “no ha tenido coste alguno”, pero tampoco desveló de quién partió esa invitación. Durante su estancia en África, el Rey estuvo siempre acompañado por un médico de su equipo habitual y tres escoltas de su dispositivo de seguridad, todos ellos pagados con fondos públicos.
El accidente del rey Juan Carlos I, en su polémico viaje de caza en Botswana, sigue coleando en Facebook donde se divulgan, desde hace semanas, todo tipo de fotomontajes en alusión a la afición deportiva real. La noticia, conocida el 14 de abril, día de conmemoración de la 2ª República, hizo que aquellos que no apoyan el sistema monárquico conviertan al elefante en un símbolo republicano con un elefante pintado de rojo, amarillo y morado. Los defensores de los animales lo sacaron en las redes sociales para denunciar el hecho de que el rey siga practicando la caza de elefantes. Muchos son los que se imaginan la venganza de los paquidermos.

El accidente de Botswana y su caída no es nada comparable con su expulsión del grupo WWF, que le aísla de los cazadores nobles de otros países
Durante años, el rey Juan Carlos combinó su cinegética “afición” aunque siguiera ocupando la presidencia de WWF-Adena, una ONG de defensa de los animales que permite adoptar un elefante por 39 euros.
Hasta que, a raíz de los últimos escándalos reales, corrió el rumor de que el rey estaba a punto de ser expulsado de su presidencia honorífica.
El cambio de clima, la preservación del medio ambiente y el respeto a la naturaleza, promovida desde WWF-Adena, ponía en jaque a uno de sus miembros más relevantes.
La organización WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) fue creada en Morges (Suiza), en 1961. En 1986, cambió de nombre, pasando a llamarse Word Wildlife Found for Nature. Finalmente, en el 2001, se convirtió en WWF a secas.
Pero, siete años antes de su creación, en 1954, el príncipe Bernhard de Lippe-Biesterfeld, brazo holandés de la nobleza europea, había pedido la colaboración activa de miembros selectos del llamado Club 1001, cuyos tres puntos comunes eran la nobleza europea, servicios de inteligencia y grandes grupos corporativos (principalmente, bancarios, armamentísticos y químicos). Algunos de estos distinguidos “amantes de la naturaleza” eran: el propio Príncipe Felipe de Edimburgo, supremo representante masculino de la casa Windsor, era y probablemente es el presidente de WWF del Reino Unido.
Era aficionado no sólo a perseguir zorros con sus perros en su reino y a cazar faisanes en el parque del Catillo de Balmoral, acompañado de su hijo el Príncipe Carlos, pero también a la caza ilegal de elefantes y otros animales en India y Nepal. Otros miembros eran Conrad Black (componente asiduo de Bilderberg y cabeza del imperio de massmedia, Hollinger, creado por su padre, el agente del MI5, George Black); Tibor Rosenbaum (dueño del BCI), (Banque du Credit Internacionelle), basado en Ginebra, que fue denunciado por Life como lavador de dinero negro de diferentes grupos involucrados en tráfico de armas y otros… Entre estos estaba Don Juan Carlos de Borbón (descendiente de Felipe de Anjou y rey de España, presidente de WWF-Adena) así como otros nombres de la nobleza, militares y financieros relacionados con los intereses políticos y económicos de grupos de poder europeos extendidos en todo el mundo.
Ahora la oficina en Madrid del World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza) ha depuesto al rey Juan Carlos de la presidencia honoraria de la entidad -que ostentaba desde 1968- al decidir que su reciente safari para cazar elefantes en África era incompatible con el objetivo del grupo de preservar las especies en peligro de extinción.
La expulsión del Rey Don Juan Carlos de la Organización WWF es en realidad en otro aspecto el golpe más duro de los últimos meses
El WWF dijo en un comunicado que, “aunque esa cacería es legal y está regulada”, recibió “muchas expresiones de aflicción de sus miembros y de la sociedad en general”. Agregó que los miembros votaron en un encuentro realizado en Madrid “librarse del presidente honorario” por una mayoría de 226 votos contra 13.
El palacio real de La Zarzuela se negó a formular comentarios. Pero es el mayor disgusto que ha tenido el rey Juan Carlos en los últimos tiempos.
Cuando la princesa Corinna entró en la vida del rey Juan Carlos después de una vida ajetreada por sus actividades matrimoniales y deportivas
La princesa Corinna nació hace 47 años en Frankfurt. Su padre, Finn Bönning Larsen, de nacionalidad danesa, era el representante en Europa de las líneas aéreas brasileñas Varig. Tuvo dos hijos, Sven Erik y Corinna.

Corinnna se casó muy joven con un empresario británico, Phillip Atkins, con quien tuvo en 1992 una hija, Nastassi. El matrimonio no duró mucho y pronto llegó un sustituto: Gert-Rudolf Flick, “Mick” para los amigos, millonario con residencia en Suiza. Pero poco después se cruzó en su vida un aristócrata once años más joven que ella, Casimir Zu Sayn- Wittgenstein, Cassi, con quien se casó en Londres en 2000 a pesar de la fuerte oposición de la familia y Corinna se divorció de él en 2005 heredando dos grandes fortunas, un hijo, un yate y el título nobiliario de princesa.
En mayo de 2006 la recién divorciada coincidía por vez primera con el Rey de España en la entrega de los Premios Laureus en Barcelona. En esa ceremonia estaban presentes Iñaki Urdangarin y su esposa Cristina. En el banquete de homenaje al rey celebrado en Ditzingen (Alemania), como en los cuentos de hadas rey y princesa intimaron.
Ella se fue a vivir a Barcelona, según fuente brasileña-. Esta fuente dice que acompañó al rey en varias regatas o en safaris. Todos los periódicos españoles comenzaron a hablar sobre Corinna después de la célebre foto del safari de Botswana, aunque los de fuera ya habían hablado mucho antes de la amante del rey.
Corinna negó ser amante de Juan Carlos I. dijo al New York Times, ella “era solo una buena amiga de la familia real y añadió que el Rey es “un tesoro nacional”. “Cuando entra en una habitación, irradia cordialidad y carisma y conecta con todo el mundo. Nadie permanece inactivo”.
Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, negó también que se beneficiara de algún modo de su asociación con Juan Carlos a través de un fondo de inversiones, ya extinto, hipano-saudí.

Describió su papel en otros viajes reales como el de una consejera estratégica del Gobierno de España a través de su propia empresa, Apollo Associates. Sus palabras aparecen publicadas junto “a las de distintas personas que apoyan el papel esencial que desempeña el monarca en España.”
Ha sido el New York Times el que mejor resume la situación en un epílogo al affaire: “Corinna era hasta ahora un misterio para los españoles, ahora es un grave problema”. La prensa alemana sin embargo ha tratado, con mayor rigor los hechos que hacen noticia en el affaire rosado de la relación rey-princesa.
El diario alemán ‘Bild’ considera un “gran escándalo” el hecho de que la princesa Corinna Zu Sayn-Wittgenstein “comparta incluso alfombra roja con el Rey Juan Carlos” en el extranjero. Sin embargo, fuentes de la Zarzuela han explicado a los medios que la princesa Corinna no llegó en el viaje junto a Don Juan Carlos, sino que formaba parte de la comitiva de bienvenida. La foto de hecho fue tomada en Stuttgart en 2006.
Pero también ‘Bild’ menciona un viaje del rey Juan Carlos a Arabia Saudí y se pregunta “¿Cómo soporta Doña Sofía a Don Juan Carlos?”, expresando lástima por una reina intachable colocada por su propio marido en esta dolorosa situación. “¡Pobre reina Sofía! ¿Se mantendrá mucho más tiempo el matrimonio real?”.
Las revistas del corazón alemanas han reaccionado rápidamente y con duras críticas a las informaciones que insinúan una doble vida del Rey. ’20 Minutten’ le reprocha su “crueldad con la Reina” y la redactora jefe de ‘Bunte’ en Munich, Patricia Riekel, ha dicho en un ‘talk show’ televisivo que, “al igual que el recientemente dimitido presidente alemán, Christian Wulff, el Rey de España debe saber que un jefe de Estado no tiene amigos. Sus amigos son los amigos de España y nada más”.
El diario italiano La Stampa, en un artículo firmado por Gian Antonio Orighi, reseñó: “En España hay dos reinas: la oficial, Sofía, de 73 años, casada desde 1962 con el rey Juan Carlos; y la oficiosa, provocante y rubia princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de 47, separada y amante desde hace cuatro años del soberano”.

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