MARCAS
 
 
 
"Grábame como un sello sobre tu corazón; 
llévame como una marca sobre tu brazo. 
Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión,
 como el sepulcro. Como llama divina es el fuego 
ardiente del amor." Cantares 8:6
 
Hay cosas que te dejan marcas. 
Si hoy juego un partido de football, 
es seguro que mañana me va a doler todo el cuerpo. 
Hace rato que no juego y la falta de entrenamiento 
se va a hacer notar. Marcas. Te afeitas rápido a 
la mañana y te cortas con la maquinita de afeitar. 
Marcas. Tu novio te deja y sufres por la separación. 
Marcas. 
Estás comiendo fideos con salsa y se te mancha 
la remera. Marcas.
El tatuaje es una marca que no sale. 
La salsa de soja en la camisa es una marca que no sale.
 Un amigo que falla es una marca que no se ve, 
pero que tampoco sale. Son marcas que 
duran por mucho tiempo. 
Salomón sabía esto de las marcas y cuando escribe esto, 
pensaba justamente en una señal que queda y que 
el tiempo no puede borrar. 
Algo permanente, una marca.
La marca del amor. Se prometían amor eterno con 
su enamorada, fogosidad, fidelidad, felicidad. 
Y se dejaban mutuamente marcas para recordarlo.
 Una marca en el brazo, una llama divina. 
Pero la realidad es que el amor envejece y a veces 
se marchita. El amor es más que un tatuaje, es un 
trabajo cotidiano que hay que cuidarlo y hacerlo crecer. 
No existe el amor eterno. Existe el amor de cada día. 
Es un trabajo diario elegir cada día a la persona
 que amamos, para desechar a todas las demás y 
esforzarnos en demostrar ese amor, aunque las 
circunstancias no sean favorables. Es un trabajo cotidiano 
elegir cada día a la persona que amamos y hacerlo durante 
los años que dura el matrimonio, cuando ya se apagó 
el fuego de la pasión adolescente para dejar paso al 
profundo amor comprometido del adulto (al que se le 
puede agregar algo de pasión y que no estaría mal)