05/12/2012 ATP por Rafael Plaza 
 
 
La defensa de los puntos de la campaña anterior. Conservar el botín acumulado en los meses precedentes constituirá un desafío permanente durante 2013.
Bajado el telón de la temporada, llega la hora de planificar el próximo curso y eso, inevitablemente, conlleva repasar lo logrado para marcar el territorio a defender cuando la competición se vuelva a poner en marcha en enero. Pese a que la gran mayoría de los jugadores resta importancia al hecho de tener que proteger los puntos sumados meses atrás -argumentando acertadamente que cada año todos empiezan desde cero, como una hoja de papel en blanco-, esos puntos son los que terminarán ordenando las piezas del tablero y organizando la escalera que forma el ránking ATP. Los encargados de repartirse la mayor parte de trozos del pastel, los dueños de los cetros que abren el libro de la historia, son los mismos que más partidos deberán ganar y, en consecuencia, puntos defender. Novak Djokovic, Roger Federer, Andy Murray y Rafael Nadal, un elenco histórico y difícilmente comparable, protegen en una lucha, que se presume encarnizada, todos los rincones del mundo conquistados durante un 2012 maravilloso y memorable.

Novak Djokovic. Excelso en 2011, sobresaliente en 2012, el serbio volverá arrancar en Australia con una soga rodeando su cuello. Haber tumbado a Rafael Nadal en la final de Grand Slam más larga de la historia le obligará a ser el último superviviente de los 128 que comenzarán el 14 de enero en Melbourne una despiadada carrera por el primer trozo de gloria importante de la temporada si no quiere restar puntos y perder la vigente condición de campeón adquirida tras ganar las dos últimas temporadas en las islas Antípodas. Mirando de reojo las semifinales de Dubai, Novak afrontará en Indian Wells y Miami con la obligación de llegar con vida al fin de semana. Sorprendentemente, Isner le apeó del torneo disputado en el Valle Coachella, pero en Miami -sin la presencia de Federer este año- de nuevo se encontrará sin espacio para sumar, ineludible su cita alzando el trofeo si no quiere comenzar a desangrarse antes de la primavera. La llegada de la tierra batida, quizás la superficie que más ha visto evolucionar a Novak, empeñado en desgranar los misterios de un terreno que le contempló titubear tiempo atrás para terminar apuñalando a Nadal en 2011 demostrando la camaleónica capacidad de los campeones para gobernar sin importar el tipo de piso, volverá a ponerle a prueba. Pese a que en su hoja de ruta anual no aparecen coronas conquistadas en polvo de ladrillo, sí lo hacen tres finales -dejando al margen el fallido experimento de la tierra color cielo de Madrid-. La transición hacia el Grand Slam de la hierba -donde defiende semifinales-, realizada una vez más sin torneo de aclimatación y un tramo final de año con varias cimas (Canadá, Pekín, Shanghái y Londres) le plantean otro reto: mantener la regularidad que distingue a los campeones de las leyendas.
¿Qué defiende?
2.000 puntos en el Abierto de Australia (campeón)
180 puntos en Dubai (semifinalista)
360 puntos en Indian Wells (semifinalista)
1.000 puntos en Miami (campeón)
600 puntos en Monte Carlo (finalista)
180 puntos en Madrid (cuartofinalista)
600 puntos en Roma (finalista)
1.200 puntos en Roland Garros (finalista)
720 puntos en Wimbledon (semifinalista)
1.000 puntos en Canadá (campeón)
600 puntos en Cincinnati (finalista)
1.200 puntos en US Open (finalista)
500 puntos en Pekín (campeón)
1000 puntos en Shanghái (campeón)
10 puntos en París-Bercy (R32)
1500 puntos en la Copa de Maestros (invicto en Round Robin y campeón)

Roger Federer. ¿Quién podía imaginar que en plena lucha a corazón abierto entre Djokovic y Nadal aparecería Federer para ganar Wimbledon, arrebatar al serbio el número uno y establecer una marca estratosférica de semanas al frente de la clasificación? Pocos, más allá de una legión de seguidores incondicionales. Tras cumplir 302 semanas como líder del ránking, Novak arrebató a Roger la antorcha que ilumina el camino al primero de todos los tenistas. Despejadas las dudas sobre su apetito competitivo, zanjado el debate acerca de su compromiso con la competición, Federer ha vuelto a seleccionar su calendario -descartando Miami, Monte Carlo y Basilea- para reunir energías en los momentos importantes del año. Una decisión tan inteligente como amenazante: en 2013 volverá a asaltar ese número uno, ahora ocupado por Djokovic. Pese a que el primer tramo del año le exigirá encadenar consecutivamente victorias en Rotterdam, Dubai, Indian Wells y Madrid -anunciada su renuncia a competir en Miami-, Roger podría morder en Australia, Roma y Roland Garros antes de llegar a la hora del juicio que tendrá lugar en Wimbledon. Una vez allí, donde afrontará un reto sin precedentes, comenzará un sendero sensiblemente menos tortuoso que otros años. Pese a defender corona en Cincinnati, la renuncia a jugar en Canadá -motivada por la aparición en el calendario de los Juegos Olímpicos de Londres- y una gira bajo techo que este curso no le ha visto resplandecer como años anteriores le permitirá sumar una amplia cantidad de puntos en su terreno predilecto: bajo techo, sin sol o viento que le impida desplegar una tormenta de golpes perfectamente sincronizada.
¿Qué defiende?
90 puntos en Doha (semifinalista)
720 puntos en el Abierto de Australia (semifinalista)
500 puntos en Rotterdam (campeón)
500 puntos en Dubai (campeón)
1.000 puntos en Indian Wells (campeón)
45 puntos en Miami (R32)
1.000 puntos en Madrid (campeón)
360 puntos en Roma (semifinalista)
720 puntos en Roland Garros (semifinalista)
150 puntos en Halle (finalista)
2.000 puntos en Wimbledon (campeón)
1.000 puntos en Cincinnati (campeón)
360 puntos en US Open (cuartofinalista)
300 puntos en Basilea (finalista)
800 puntos en la Copa de Maestros (dos victorias en Round Robin y finalista)

Andy Murray. 2012 debería haber desatado las cadenas de la bestia. Dos triunfos brillantes (medalla de oro en los Juegos Olímpicos y, finalmente, el anhelado título de Grand Slam arrebatado a Djokovic en Nueva York) en una temporada con días despejados y otros grises, diversos resultados sorprendentes cuando se esperaba mucho más de él, le colocan en una posición privilegiada para a escribir en enero una historia con letras de oro. Salvo Brisbane, Andy puede sumar en los once eventos siguientes, siendo el terreno por explorar bastante amplio en alguno de ellos -Indian Wells, Roma, Canadá o Cincinnati-. En Nueva York, sin embargo, se asomará a un abismo desconocido para él. Un salto que medirá de qué pasta está hecho: proteger una corona de Grand Slam ha sido históricamente una empresa inaccesible para la mayoría de ganadores. Solo los verdaderos elegidos pueden acometer un logro de semejantes características. Tras dejar atrás Flushing Meadows, Murray disfrutará de un viaje más tranquilo, pese a la final de Shanghái dispondrá de torneos donde poner un buen broche a la temporada.
¿Qué defiende?
250 puntos en Brisbane (campeón)
720 puntos en el Abierto de Australia (semifinalista)
300 puntos en Dubai (finalista)
10 puntos en Indian Wells (R64)
600 puntos en Miami (finalista)
180 puntos en Monte Carlo (cuartofinalista)
90 puntos en Barcelona (cuartofinalista)
90 puntos en Roma (R16)
360 puntos en Roland Garros (cuartofinalista)
1.200 puntos en Wimbledon (finalista)
90 puntos en Canadá (R16)
90 puntos en Cincinnati (R16)
2.000 puntos en US Open (campeón)
180 puntos en Tokio (semifinalista)
600 puntos en Shanghái (finalista)
90 puntos en París-Bercy (R16)
400 puntos en la Copa de Maestros (dos victorias en Round Robin)
 
Rafael Nadal. Su actual condición de número cuatro del mundo estará en peligro desde el primer momento que vuelva a competir. Imaginarle eliminado prematuramente sería extraño dentro de un escenario normal, pero el obligado período de inactividad -más de cinco meses desde que cedió ante Rosol en Wimbledon hasta que hace unos días volvió a tomar contacto con una pista- convierte esa opción, remota cualquier otro curso, en posible. El notable caminar iniciado en 2012 le exigirá desde el primer momento un nivel que quizás -y tomando como referencia a otros jugadores lesionados- no le será posible alcanzar desde el primer partido que rompa con el paréntesis profesional más largo de su vida en la élite. Esos puntos puestos en liza durante enero y febrero le pueden condenar a descender en el ránking, pero en ningún caso serán relevantes. Desde su entorno marcan la llegada de la tierra batida como la fecha para estar al 100%, coincidiendo con la época de la temporada más importante y en la que más puntos defiende. En 2013 no será una excepción: Monte Carlo, Barcelona, Roma y Roland Garros -dejando al margen el desliz de Madrid-, le plantean un futuro en el defender puntos y hacer historia van unidos de la mano (hablaríamos de nueve coronas en Mónaco, ocho en el Conde de Godó, siete en el Foro Itálico y ocho en París). Luego, una vez salga de Roland Garros tendrá casi seis meses para sumar y sumar en todos los torneos que no le vieron competir en 2012 por una lesión que le privó de ser el abanderado español en los Juegos Olímpicos de Londres, entre otras muchas cosas.
¿Qué defiende?
90 puntos en Doha (semifinalista)
1.200 puntos en el Abierto de Australia (finalista)
360 puntos en Indian Wells (semifinalista)
360 puntos en Miami (semifinalista)
1.000 puntos en Monte Carlo (campeón)
500 puntos en Barcelona (campeón)
90 puntos en Madrid (R16)
1.000 puntos en Roma (campeón)
2.000 puntos en Roland Garros (campeón)
45 puntos en Halle (cuartofinalista)
45 puntos en Wimbledon (R64)
 
 
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