Publicamos una declaración desde  Estambul sobre la Resistencia que está pasando por estos días en ese  escenario de la batalla en defensa de Gezi Park, una chispa que prendió  en todo el país una protesta mucho más amplia contra las imposiciones y  el autoritarismo del gobierno, en contra de las transformaciones de las  ciudades impuestas desde arriba, en contra de la expropiación de  territorios en defensa del futuro de todos y de todas.
Se dirán muchas cosas acerca de estos cuatro días. Se escribirá, se hablará, se trazarán escenarios políticos grandiosos.
Pero, ¿cómo ocurrieron las cosas realmente?
La Resistencia para el parque Gezi  inflamó la capacidad de la gente, como nosotros, para auto-organizarse y actuar - y para encenderla se necesitó solo una chispa. Hemos visto el  cuerpo de la Resistencia extenderse a lo largo del puente del Bósforo,  hemos visto su valentía mientras luchaba para repeler cañones de agua en Istiklal, hemos visto sus brazos en todos aquellos que, doblados por  una orgía de gas lacrimógeno, luchaban por preservar la seguridad de los compañeros, y hemos visto el cuerpo de la resistencia en todos los  comerciantes que nos ofrecieron comida, en todos los médicos que bajaron a la calle para ayudarnos, en todos aquellos que abrieron sus casas a  los heridos, en las abuelas que se mantuvieron despiertas en la ventana  para golpear las ollas toda la noche contra la represión.
La policía  nos había declarado la guerra - pero no logró romper aquel cuerpo. Agotó las reservas de gas lacrimógeno contra nosotros, nos gaseó en los  túneles del metro, vino por la noche para quemarnos en las tiendas de  campaña, utilizó balas de goma.
Pero solo una chispa fue suficiente para encender el cuerpo de la resistencia, y ahora sólo puede continuar. Y  lo que queda de todas estas experiencias, de todas nuestras historias, y lo que queda de todas nuestras luchas, será el alma de este cuerpo,  será la memoria colectiva. Vamos a seguir en otras resistencias y otras  batallas, repitiendo una y otra vez: que nosotros podemos escojer  nuestro destino, al actuar colectivamente. Podemos elegir qué clase de  vida queremos vivir - y en qué ciudad queremos vivir.
Gezi fue un viaje de la tenacidad,  creatividad, determinación y convicción. Desde el parque la resistencia  envolvió la plaza de Taksim y de allí al resto del país, hasta que Gezi  se convertió para todos nosotros en el espacio donde llevar a cabo toda  la ira en contra de cualquiera que quiera imponernos cómo vivir en  nuestra ciudad. Ahora que hemos visto esta ira, esa solidaridad, que  hemos probado, nada volverá a ser como antes. Ninguno de nosotros  volverá a ser lo mismo. Porque descubrimos algo importante en nuestro  estar juntos que nunca antes habíamos visto. Y no solo acabamos de  verlo: lo hemos creado juntos. Vimos cómo lanzamos una chispa para  empezar, que encendió el cuerpo de la resistencia y lo hizo caminar.
La lucha por el parque Gezi desencadenó  la revuelta juvenil de dos generaciones que crecierón bajo los gobiernos autoritarios de Recep Tayyip Erdogan y las imposiciones del AKP.
Son los hijos de las familias  desalojadas de Tarlabasi en nombre de la especulación bancaria, son los  trabajadores despedidos en nombre de la privatización, son los  asalariados temporales aplastados cada día por la rueda de la ganancia.  La lucha que acontecerá atesorará este enojo. Pero hay mucho más. La  resistencia por el parque Gezi cambió la definición misma de lo que  llamamos el espacio público, ya que la batalla por el derecho a  permanecer en la plaza de Taksim rompió la hegemonía de la ventaja  económica como norma moral. Rechazó el plan de desarrollo en el cual el  AKP habría alterado el papel social de los espacios urbanos, habría  cambiado las reglas de cómo vivimos en nuestra ciudad, con qué precio, y con cuál estética. Recep Tayyip Erdogan, trató de imponer su idea de la plaza, pero hoy día lo que es la plaza de Taksim lo decidimos nosotros, los ciudadanos: Taksim y el Parque Gezi son nuestros espacios públicos.
Vimos que sólo una chispa puede encender el cuerpo de la resistencia. Ahora sabemos que llevamos otras chispas  para otras nuevas batallas. Ahora sabemos lo que podemos hacer cuando  luchamos colectivamente en contra de la expropiación de nuestros bienes, porque descubrimos qué se siente al resistir. A partir de aquí no  iremos hacia atrás. Sabemos que falta solo un segundo para que una  chispa encienda el fuego - y todavía tenemos un montón de chispas.
Esto es sólo el principio - la lucha continúa!
por mustereklerimiz.org, traducción Ida Garberi