El Nacional es  un trofeo de guerra, de la guerra asimétrica que la revolución  bolivariana emprendió exitosamente contra toda disidencia. No se trata  de un asunto personal contra su editor y presidente, Miguel Henrique  Otero, sino de callar y controlar a un periódico, que en setenta años de  existencia ejerce gran influencia en la opinión pública. Como no han  podido doblegarlo van por él, como procedieron con Radio Caracas  Televisión y perpetraron su cierre.
El congelamiento de las cuentas de MHO y las prohibiciones de enajenar  los bienes muebles e inmuebles tendrán seguramente un impacto en el  funcionamiento del periódico. El atropello se ha consumado durante la  semana aniversario del diario, todo está perfectamente calculado, los  cachorros de Chávez, bajo las directrices de los depredadores cubanos,  no van a soltar la presa y bajo artilugios jurídicos, que se derivan de  una demanda del ex alcalde Alfredo Peña, continuarán adelante con sus  propósitos de “congelar” el periódico, sacarlo fuera de circulación o  controlarlo, como hicieron con Globovisión, que ya es caso perdido.
En  éste momento, el gobierno de Maduro necesita neutralizar el efecto de  las redes sociales, empezando por el Twitter, que se ha convertido en un  arma explosiva contra la censura. Si se salen con la suya y le ponen la  mano a El Nacional, el único medio a disposición de la  disidencia será el Twitter, que a pesar de la permanente arremetida de  la guerrilla comunicacional para contaminar su credibilidad es la  herramienta más democrática e instantánea para informar, criticar y  denunciar. Al Gobierno, cada vez más intolerante y represivo le quedará  el recurso de bloquearlo, como hicieron los chinos cuando estalló la  violencia étnica en Xinjiang, para que los mensajes no fueran lanzados  al mundo exterior.
Partida de nacimiento o defunción
Mientras  los filtros para bloquear páginas y cuentas en la redes no se  implementen, los internautas estaremos informados sobre asuntos  trascendentes como la partida de nacimiento de Nicolás Maduro, lanzada  este lunes por el ex embajador panameño ante la OEA Willy Cochez, que  probaría que el Presidente en ejercicio no es venezolano por nacimiento  sino colombiano, según el Registro de Cúcuta - partida 47, Tomo 22 A-,  que de ser cierta es evidencia de una violación a la Constitución, que  exige que para ser presidente de Venezuela -art. 227-  se debe ser  venezolano por nacimiento. Se tiene que comprobar la constitucionalidad  de Maduro y tanto el Gobierno como la oposición están obligados a fijar  una posición.
No se trata de un  simple asunto político, es un tema de dignidad nacional. La Mesa de la  Unidad Democrática, concentrada exclusivamente en las municipales, no  hace otra cosa que estabilizar cada vez más a Nicolás Maduro en vez de  promover un relevo por vía constitucional. El silencio es una  complicidad imperdonable.
Tenemos  todo el derecho a preguntarnos si la MUD ya cumplió su función y si  Capriles se agotó. El ambiente político y militar esta estremecido, hay  un grupo cada vez más numeroso en la Fuerza Armada que exige cumplir la  Constitución Nacional y quiere que Maduro renuncie para que todo quede  en paz, aspiran a que se vaya para Cuba, como hizo Fujimori cuando se  fue a Japón, de lo contrario piensan que procedería su destitución y la  formación de un tribunal militar para juzgar a quienes permitieron  elegir y proclamar a un presidente que no es venezolano por nacimiento,  empezando por la ex presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa  Estella Morales y la presidenta del Concejo Nacional Electoral, Tibisay  Lucena.
 
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