La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner,  arribó la mañana de este miércoles a Buenos Aires desde Nueva York,  donde había hablado ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que su país  preside, sobre la reforma de ese organismo, el espionaje de EE UU y la  soberanía de las islas Malvinas. Apenas bajó del avión, se subió a un  helicóptero y voló los 300 kilómetros que separan la capital de Rosario,  donde el día anterior una explosión de gas en un edificio de viviendas  dejó diez muertos, 11 desaparecidos y 62 heridos. Los vecinos de la tercera ciudad de Argentina la recibieron entre insultos, abucheos, un botellazo y aplausos.
A diferencia de lo que había sucedido tras el accidente ferroviario  que el año pasado le costó la vida a 51 víctimas en Buenos Aires, cuando  Fernández no se había presentado en la estación del accidente, la de  barrio de Once, en las últimas inundaciones de La Plata de abril pasado,  en las que fallecieron 78 personas, la jefa de Estado sí se acercó a su  ciudad natal para escuchar a los vecinos. Ante la explosión en Rosario,  que ha constituido el peor accidente de la historia de esta ciudad, la  presidenta argentina también optó por ir la zona céntrica en la que  ocurrió el siniestro, donde los escombros de los edificios parecen  destruidos por un bombardeo. En un momento del recorrido por la calle  Salta, donde se emplazaba el inmueble destrozado, se encontró con  familiares de víctimas del accidente y vecinos. Algunos de ellos la  agredieron verbalmente y uno le arrojó una botella de plástico, sin que  la hiriera.
"Si esto no es venir a lucrar políticamente con los muertos,  dejémonos de joder. La señora ésta nos está faltando el respeto a todos  los argentinos", aludió un vecino a las elecciones legislativas  primarias y obligatorias del próximo domingo, en las que el kirchnerismo  pondrá a prueba su popularidad después de la reelección de Fernández  con el 54% de los votos en 2011. Claro que se trata de unas elecciones  legislativas y primarias, y los sufragios no se polarizan tanto como en  unas presidenciales. En los comicios legislativos de mitad del primer Gobierno  de Fernández, en 2009, el kirchnerismo logró el 30,7% de los votos y  fue superado por una efímera alianza de radicales, socialistas y  cívicos. En cambio, en las legislativas de mitad del mandato de Néstor  Kirchner, en 2005, sus candidatos habían vencido con el 39,3%.
“No le vas a tener respeto a una señora que no nos respeta, nos  faltan el respeto cada cinco minutos", dijo otro vecino de Rosario,  donde gobierna el socialismo. En una discusión registrada por la  televisión local, una vecina les contestó a los agresores: “Éste no es  momento para hacer política. La presidenta viene a hacer un acto de  presencia y la gente se pone a gritar chicanas políticas. Soy vecina del  barrio, me tembló toda la casa. Estoy indignada con la gente que  insulta, no está acostumbrada a que un presidente venga a dar la cara  después de una catástrofe".
La presidenta argentina se trasladó después al hospital donde  están ingresados algunos de los heridos. Allí ya la esperaban vecinos  que la aplaudieron. En el centro sanitario se encontró con el gobernador  de la provincia de Santa Fe (donde se emplaza Rosario), el socialista  Antonio Bonfatti.
La jefa de Estado decretó dos días de duelo nacional por la  explosión, que se originó en un escape de gas. Además, la líder  peronista suspendió el acto que iba a encabezar la tarde de este  miércoles en Buenos Aires para finalizar la campaña electoral de los  candidatos a senadores y diputados de toda Argentina de su Frente para la Victoria.  También abortaron sus mítines de cierre de campaña dos de los  candidatos rivales del kirchnerismo en la provincia más poblada, la de  Buenos Aires, los peronistas disidentes Sergio Massa y Francisco de  Narváez, que se presentan por frentes separados.
En Rosario, mientras tanto, un gasista que trabajaba en el edificio  explotado fue arrestado el mismo martes. "Aparentemente, había un  gasista trabajando que quiso hacer alguna maniobra en el medidor: aflojó  el medidor sin cerrar la válvula que provee de gas al medidor y lleva  una presión extraordinaria. Esa presión hizo saltar el medidor", explicó  el secretario de Seguridad de Argentina, Sergio Berni. "(El inmueble)  colapsó de la manera en que colapsaron las Torres Gemelas (2001). El techo de la torre perforó los subsuelos y terminó en el  último subsuelo del edificio. Hay que trabajar muy fuertemente en el  medio de dos torres que están por colapsar. No se pueden generar muchas  vibraciones, porque se corre el riesgo de que las dos torres colapsen.  Hay que hacer un trabajo minucioso y artesanal", añadió Berni, mientras  buscan a los desaparecidos entre los escombros. Los vecinos de las  viviendas afectadas no podrán regresar a sus hogares hasta este viernes.
Testigos relataron que el gasista, cuando advirtió que todo  explotaría, abandonó el edificio, cogió su furgoneta y se marchó. Más  tarde, la Policía lo detuvo. También se entregó su ayudante. Pero el  secretario de Seguridad dijo: "Nadie tuvo oportunidad de escaparse, fue  una explosión sin aviso. Esta terrible desgracia pudo haber sido peor si  hubiera ocurrido un par de horas antes, cuando había más gente en el  edificio". Los vecinos del inmueble habían reclamado varias veces a la  distribuidora Litoral Gas porque olían un presunto escape. Esta empresa  pertenece a la francesa Suez y al grupo argentino Techint.
Un vecino relató que amaneció el martes en su habitación con  las paredes destruidas y la nevera adentro. Otro contó que vio a una  niña muerta abrazada a su perro. Los familiares de los desaparecidos  aguardaban con angustia alguna noticia de sus parientes, mientras uno de  los buscados reapareció 24 horas después en estado de choque al tocar  la puerta de casa de su hermano.