
Cuba: Carta desde Cuba: A calzón quitado
 CUBA… ARGOS: JULIO 12 DE 2013… 
 xFernando Ravsberg 
 BBC Mundo
 @ravsberg
 
 Raúl Castro pidió a los cubanos combatir lo que llamó la "indisciplina social".
 
 La aproximación entre el discurso y la realidad es uno de los procesos 
más importantes que se gestan en la política cubana actual. Y las 
palabras del Presidente Raúl Castro en la última reunión del parlamento 
fue una descarnada expresión de este cambio.
 
 Empezó afirmando 
que sus criticas servirían a la prensa internacional para denigrar a 
Cuba pero a renglón seguido descalificó la mentalidad que limita la 
difusión de los problemas económicos, políticos y sociales para no dar 
armas al enemigo.
 
 Llamó a "debatir con toda crudeza la 
realidad" porque "el primer paso para superar un problema de manera 
efectiva es reconocer su existencia en toda la dimensión y hurgar en las
 causas y condiciones que han propiciado este fenómeno".
 
 
Reconozco que me sorprendió que criticara públicamente tal cantidad y 
variedad de problemas nacionales. Medio en broma y medio en serio, un 
buen amigo y asiduo lector de "Cartas desde Cuba" me dijo: "te ha dejado
 sin temas para tu blog".
 
 En realidad no creo que Raúl Castro 
deje sin tareas a la prensa nacional o extranjera, por el contrario su 
diagnóstico invita a profundizar en la gravedad de algunas de las 
enfermedades que padece la sociedad cubana y sus posibles tratamientos.
 
 "El primer paso para superar un problema de manera efectiva es 
reconocer su existencia en toda la dimensión y hurgar en las causas y 
condiciones que han propiciado este fenómeno"
 
 Raúl Castro, presidente de Cuba
 
 ¿Cuántas investigaciones periodísticas o sociales se podrían realizar 
sobre "el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la 
honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la 
sensibilidad ante los problemas de los demás"?.
 
 No creo que 
algunos de estos males estén más desarrollados que en otras sociedades 
sino que aún se puede estar a tiempo de revertir sus efectos. Cuba se ha
 "modernizado" lentamente y, para bien o para mal, aún vive a la antigua
 usanza en muchos aspectos.
 
 Hasta el pasado año se vendían 
automóviles y casas sin firmar papeles, el apoyo a la familia es parte 
de la cultura nacional, cualquier vecino "te tira un salve" cuando la 
comida no llega a fin de mes y la lealtad entre amigos aun vale más que 
los bussines. 
 
 Pero lo cierto es que muchas de esas 
características del cubano se empezaron a perder durante la crisis 
económica, un proceso que podría acelerarse con la inevitable 
legalización del "mercado" y algunas de las toxinas sociales que este 
naturalmente activa.
 
 Realmente no sé si es posible ganar una 
pelea contra los demonios que despierta la modernización. El Presidente 
propone una estrategia a largo plazo, pensando la educación de las 
nuevas generaciones en base a la cultura que se persigue construir.
 
 "Tengo la amarga sensación de que somos una sociedad cada vez más 
instruida, pero no necesariamente más culta". Este reconocimiento ofrece
 un punto de partida para dejar de alabar los logros de la educación y 
repensarla como instrumento cultural.
 
 Poco quedó en el tintero 
de Raúl Castro, habló de los bajos salarios, la dualidad monetaria, el 
robo generalizado en las empresas, de la corrupción de los funcionarios,
 del fraude en la educación, del vandalismo, las construcciones ilegales
 y de la falta de normas de convivencia.
 
 Y fue al fondo cuando 
responsabilizó de parte de ese caos al "irrespeto, en primer lugar, por 
las entidades estatales de la institucionalidad vigente, lo cual 
menoscaba su capacidad y autoridad para exigir a la población que se 
atenga a las regulaciones existentes".
 
 Sin duda hay que empezar
 a poner la casa en orden por arriba porque socialmente el ejemplo de un
 dirigente enriqueciéndose a costa de sobornos contamina más que 1000 
trabajadores "resolviendo" lo básico para alargar el salario y llegar a 
fin de mes.
 
 Son los gerentes ladrones quienes abastecen 
fundamentalmente al mercado negro y la mayor parte de las ilegalidades 
se realizan con la bendición de funcionarios que a cambio de moneda dura
 autorizarían a hacer "barbacoas" hasta en el mismísimo Capitolio.
 
 El Presidente cuestionó que "esto sucede ante nuestras narices, sin 
concitar la repulsa y el enfrentamiento ciudadanos", pero lo cierto es 
que la gente no tiene o no conoce cuales son los mecanismos 
institucionales que le permitirían defender sus derechos y las leyes.
 
 No existe una defensoría de los derechos ciudadanos ni del consumidor, 
pocos conocen qué hacer cuando un inspector exige un soborno, donde 
presentar una queja contra un policía o a quien acudir cuando el 
director de su empresa desvía recursos.
 
 Algunos de los viejos 
mecanismos están desactualizados, oxidados o viciados. Si se pretende 
que la población participe "en un movimiento permanente", ayudaría 
armarla de instituciones capaces de recibir, tramitar y dar respuesta 
legal a la acción ciudadana.
 
 Pero más allá de los retos, hablar
 descarnadamente sobre las crisis que enfrenta la sociedad ayudará al 
cubano a comprender un discurso político que empieza a parecerse a su 
propia vida, a su cotidianidad, a su entorno y a los problemas que 
sufre.