La  cita, celebrada entre el 14 y el 29 de agosto, representó un hito para  el deporte nacional. Venezuela ganó 12 medallas de oro, 26 de plata y 35  de bronce, dando un paso adelante respecto a ediciones anteriores, y la  ciudad capital vio una renovación total de su infraestructura
para la práctica de actividades atléticas; todo ello  en un ambiente de fiesta pese a la crisis económica que explotó con el  Viernes Negro
La  postulación de Caracas como sede de los IX Juegos Deportivos  Panamericanos de 1983 constituyó todo un acontecimiento. No sólo  político, social y deportivo sino también un suceso informativo, del  cual se ocuparon profusamente, de comienzo a fin, todos los medios de  comunicación de la época –impresos y radioeléctricos-, cuando todavía  las páginas web, los móviles, las tabletas, las redes sociales y las  transmisiones de radio y televisión por Internet, como EUradio y EUtv,  esperaban turno para competir, como sí lo hacen hoy, en la difusión de  información.
 
Polémicos desde su solicitud a la Organización  Deportiva Panamericana (ODEPA), la realización de estos juegos quedó  sujeta a ratificación por parte del recién estrenado gobierno de Luís  Herrera Campins, quien los autorizó después de amplias consultas  realizadas en Miraflores con representantes de todos los sectores  deportivos del país –incluyendo atletas y entrenadores-, periodistas,  gremios, políticos de todas las tendencias y representantes de las  denominadas fuerzas vivas.
 
La controversia comenzó con la designación del Comité  Organizador que pretendieron monopolizar el Comité Olímpico Venezolano  encabezado por Jesús Onésimo Chirinos y el Colegio de Entrenadores  Deportivos de Venezuela dirigido, entre otros, por Jesús Elorza, Nelson  Rodríguez, Israel Sarmiento y Alfredo Torrealba. Tras una meditada  selección la designación de presidente de COPAN83 recayó en el  bolichero, campeón mundial, Carlos Lovera. Le acompañaron en el  directorio, además de los antes mencionados, Andrés Eloy Dielingen en  representación de las federaciones, Oswaldo “Papelón” Borges como  presidente del IND y el Ministro de la Juventud, Guillermo Yépez Boscán,  en calidad de enlace con el Ejecutivo Nacional.
 
Otro intenso debate surgió en torno a las  instalaciones deportivas (¿cuáles construir nuevas, dónde levantarlas,  cuáles refaccionar, cuánto invertir?) pero la gran discusión, que  traspasó las fronteras deportivas, económicas, técnicas y entró en el  sensible ámbito urbano (vialidad, servicios, seguridad, polución, etc.),  la motivó la construcción de un nuevo estadio “multiusos” para Caracas.  Nunca se edificó la que habría sido la instalación deportiva  emblemática de aquellos juegos por falta del terreno adecuado (una de  las propuestas lo ubicaba en los espacios de La Rinconada seleccionados  por el actual gobierno para desarrollar el Complejo Hugo Chávez). Al  final se descartó por el costo astronómico y porque la disputa sobre sus  dimensiones, características, usabilidad y ubicación retrasó su inicio,  por lo cual no hubiese estado lista para el día inaugural del evento.
 
Toda esta diatriba así como las estridentes denuncias  de modificaciones en los proyectos originales de instalaciones y de  retraso en la construcción de las mismas; las quejas por la lejanía de  la Villa Panamericana ubicada en Guarenas; los altercados sobre su  equipamiento; las protestas por la adquisición del material deportivo  (calidad y costo) y por otras irregularidades que comprometían el éxito  del evento y que motivaron constantes visitas a Caracas de las  comisiones de seguimiento y control de la ODEPA, fueron diaria y  ampliamente reseñadas en los medios de comunicación (El Universal dedicó  generosos espacios diarios en su Sección de Deportes a esta cobertura),  que sirvieron también de vehículos para no pocas denuncias de presunta  corrupción.
 
Toda aquella gama de acontecimientos, entrelazada con  la lluvia de acusaciones de lado y lado, la confrontación dialéctica  propia de un año preelectoral, los reclamos de distinto calibre y  naturaleza por parte de reconocidos actores involucrados en la  realización del evento, las advertencias sobre el retraso y presunto  sobreprecio de las obras, la demora en la compra de dotaciones, el  enfrentamiento a última hora entre el Gobierno y COPAN que terminó con  la intervención de este organismo por las anomalías que ponían en  peligro la inauguración de los juegos en la fecha prevista y la  interpelación en el desaparecido Congreso Nacional de varios  funcionarios involucrados en la organización y supuestamente en la  cadena de irregularidades denunciadas, coparon buena parte de los  espacios dedicados por la prensa a reseñar la fase previa a la justa  deportiva que se inauguró el 14 de agosto de 1983, hace ahora 30 años.
 
A partir de la inauguración, que resultó un acto muy  vistoso y concurrido en el estadio Olímpico de la UCV, con el presidente  Luís Herrera Campins y Mario Vásquez Raña, presidente de la ODEPA,  compartiendo tribuna con otras personalidades, los medios de  comunicación se volcaron en el reporte de las hazañas y también las  frustraciones de los atletas participantes. Los cuatro canales de  televisión de la época: Venevisión, Radio Caracas Televisión, Venezolana  de Televisión y Televisora Nacional se asociaron para realizar una  transmisión conjunta, que fe enviada  al exterior vía satélite.
 
Durante los 16 días que duró la justa deportiva el  país se volcó en las instalaciones –algunas muy modernas, como el Parque  Naciones Unidas- para aupar a sus ídolos. Superados los problemas  organizativos, que abundaron, el país amó los juegos. Los hizo suyos.  Los siguió personalmente y a través de la amplia cobertura periodística  en los medios. La gente rabió de emoción en las tribunas. Vibró con las  hazañas de los ganadores. También padeció la frustración de los  fracasos. Las páginas deportivas de  los diarios, con las fotografías  desplegadas de los campeones, tapizaban las paredes de viviendas y  negocios. Había orgullo. Regocijo. Expectativa.
 
Aquel júbilo colectivo se transformó en nostalgia  cuando el 29 de agosto, en el mismo escenario de la apertura, se  extinguió la llama Panamericana.
 
Los análisis periodísticos sobre lo que fue la justa,  su impacto, las hazañas y los héroes, mantuvieron viva, por algún  tiempo, la estela de aquellos juegos que Venezuela quiere repetir. Para  ello solicitó la sede de la edición de 2019, para montarlos en Ciudad  Bolívar.