 LA HABANA, Cuba, 18 de septiembre de 2013, www.cubanet.org.- ¿Cómo será  Cuba en el año 
2020? Para hallar respuestas, Cubanet realizó un sondeo en los municipios 
 Playa, La Lisa, Diez de octubre,  Habana Vieja, Plaza, Regla, Guanabacoa y 
 Habana del Este.
LA HABANA, Cuba, 18 de septiembre de 2013, www.cubanet.org.- ¿Cómo será  Cuba en el año 
2020? Para hallar respuestas, Cubanet realizó un sondeo en los municipios 
 Playa, La Lisa, Diez de octubre,  Habana Vieja, Plaza, Regla, Guanabacoa y 
 Habana del Este.
Cincuenta entrevistados entre universitarios, técnicos, jóvenes y ancianos, militantes de organizaciones políticas, miembros de la sociedad civil y desempleados.
En la universidad CUJAE conversamos con estudiantes que merendaban en las cafeterías de los cuentapropistas. Dijeron no verse como “brillantes ingenieros y arquitectos en el 2020, sino como empresarios de sus propias vidas, siempre buscando la manera de salir adelante con sus familias”, aunque ninguno contaba con un plan específico para realizar la tarea.
En la cola de la heladería Coppelia, encontramos jóvenes desprovistos de una visión para el futuro. Para algunos obreros, la visita al Coopelia era el único premio a una semana de trabajo y concluyeron que “así había sido por décadas y dudaban que en los próximos años no sería igual”. Unos ancianos insistían en que “todo tiempo pasado fue mejor” y se mostraron de acuerdo en “ya no estar vivos para la fecha”. Vendedores ambulantes para los que “el 2020 estaba al doblar de la esquina y debían apurarse en vender sus productos”, hasta un economista serio y bien preparado, que dibujó sobre su helado una tabla X contra Y, con un ploteo de “bajada constante de la economía”, si no se lograba instaurar una verdadera producción de bienes y servicios y elevar la calidad de vida.
 En Playa, el ambiente festivo y el  alcohol hicieron 
hablar más de la cuenta. Varios   técnicos medios de una empresa de alimentos, 
que vacacionaban  en  el hotel Playa Baracoa,  confesaron  “llevar   demasiados 
 años esperando  un cambio y  una mejoría,   se  habían habituado al 
inmovilismo,  a la   maldición que acompañaba  sus vidas    inmersas en  luchar 
 para subsistir”. Todos tenían un  miedo sembrado en el alma,  que les impedía 
 organizarse y ser partícipes de los intentos de cambio.   Confesaron “no 
conocer  a ningún líder de la sociedad civil. Ni a sus proyectos”.
En Playa, el ambiente festivo y el  alcohol hicieron 
hablar más de la cuenta. Varios   técnicos medios de una empresa de alimentos, 
que vacacionaban  en  el hotel Playa Baracoa,  confesaron  “llevar   demasiados 
 años esperando  un cambio y  una mejoría,   se  habían habituado al 
inmovilismo,  a la   maldición que acompañaba  sus vidas    inmersas en  luchar 
 para subsistir”. Todos tenían un  miedo sembrado en el alma,  que les impedía 
 organizarse y ser partícipes de los intentos de cambio.   Confesaron “no 
conocer  a ningún líder de la sociedad civil. Ni a sus proyectos”.
Los trabajadores por cuenta propia entrevistados, revelaron “seguirle la rima a las medidas instauradas por el gobierno y estaban a la expectativa, porque habían sido engañados otras veces y perdieron la confianza en el estado”.
 Dos maestros de escuela primaria,  un profesor de la 
universidad de La Habana, un cobrador de la luz, un parqueador,  tres médicos de 
la familia, siete dueños de pequeños negocios, tres buzos, dos calandraqueros, 
dos corcheros, seis boteros, cuatro carretilleros, un babalao de la religión 
afrocubana,  cuatro  cristianos,  tres  católicos,  dos rastafaris,  un 
rosacruz,  cinco  técnicos medios, tres  obreros calificados, un músico, dos 
pintores, tres marginales  y un teatrista, coincidieron en que “el futuro es 
incierto y  en  los próximos diez años vamos a estar igual,  o peor, 
zapateándola para sobrevivir”.
Dos maestros de escuela primaria,  un profesor de la 
universidad de La Habana, un cobrador de la luz, un parqueador,  tres médicos de 
la familia, siete dueños de pequeños negocios, tres buzos, dos calandraqueros, 
dos corcheros, seis boteros, cuatro carretilleros, un babalao de la religión 
afrocubana,  cuatro  cristianos,  tres  católicos,  dos rastafaris,  un 
rosacruz,  cinco  técnicos medios, tres  obreros calificados, un músico, dos 
pintores, tres marginales  y un teatrista, coincidieron en que “el futuro es 
incierto y  en  los próximos diez años vamos a estar igual,  o peor, 
zapateándola para sobrevivir”.
El ochenta por ciento de los que abordamos atestiguó, “la insoslayable necesidad de un cambio”. Pero solo un quince mostró “disposición de impulsarlo”. La mitad dijo optar “como solución más viable marcharse del país”.
El muestreo de ¿cómo ven a Cuba en el 2020?, tristemente arrojó “que no cambiará mucho. Tal vez algunas medidas para oxigenar el espíritu y el bolsillo, y quizás un nuevo presidente de la República, junto a un nuevo secretario del partido y quien sabe si de regreso un nuevo cargo de Primer Ministro”.

 
    
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