El parque del reparto Santos Suárez --barrio donde viví más de 20 años, ya de adulto-- me quedaba muy cerca de la casa. Pocas veces me senté en uno de sus bancos, pero lo cruzaba con frecuencia yendo a la parada de guaguas. Reproduzco aquí párrafos del artículo de Gladys Linares, en los que se da cuenta de su minuciosa destrucción por la incuria castrista.
El parque Santos Suárez 
 Gladys Linares
 LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) – Hay lugares que dejan recuerdos imborrables. Para mí, uno de ellos es el parque Santa Emilia, más conocido como parque Santos Suárez, que ocupa la manzana comprendida entre las calles Santa Emilia, San Indalecio, Zapotes y San Benigno, en el reparto Santos Suárez, en La Habana. La historia de este parque se remonta a principios del siglo XX, cuando una familia del lugar donó el terreno para su construcción. En una época llevaba a mi hija a jugar allí y disfrutar de la  fragancia de los rosales.
 (...)
 Hoy, los paseos interiores del parque están destrozados. Los rosales no existen, y aquel césped bien podado brilla por su ausencia. Las farolas desaparecieron, y estarán alumbrando quién sabe qué jardín o portal de un barrio residencial. De noche, es peligroso andar por allí. Si no salta un ladrón para atracarte, puedes caer desmayado por el mal olor de la basura, desbordada de los contenedores. Y si llueve, el parque se inunda y el fango lo hace intransitable. 
 El viejo parque Santa Emilia es un vivo ejemplo de que en Cuba hay que hablar de un antes y un después.
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