La selectividad política con que 
el régimen castrista trata el acceso a internet 
actúa de muro de contención 
para la auténtica sociedad del conocimiento 
 
Tarjeta de internet en Cuba a 4,50 CUC (5,00 USD) 
 
El castrismo anunció que a partir del 4 de junio de 2013 “se ampliará el servicio público de acceso a Internet al través de 118 salas de navegación en todo el país    (…)”. 
      
Más de 70 millones de dólares 
para poner en línea 334 computadoras 
 
El régimen rebaja a 4,5 dólares la hora de internet 
  
Cuatro horas de conexión a internet representan 
el equivalente al salario mensual promedio 
      
      En las nuevas salas, los usuarios estarán vigilados por la Seguridad del    Estado. La clave para ello descansa en el centro de operaciones —el portal gubernamental Nauta— y fundamentalmente, en la exigencia de autentificación de los usuarios. Adiós privacidad, adiós    contraseñas. 
  
¿Cuáles serán los servicios de internet 
que los hermanos Castro permitirán utilizar? 
  
El internet tal como se conoce en el extranjero     es impensable en Cuba. Implicaría una fuente de información fuera del control oficial; los que nacimos allí sabemos que ese    más que ningún otro es el principal tabú de la tiranía de los hermanos Castro, porque esa sería su terminación. 
 
Cubanos de a pie haciendo cola 
en un cibercafé con acceso a Internet 
 
Cómo enviar imágenes 
desde un celular sin acceso a internet 
Yoani Sánchez
 
 
Papel de los periódicos en la República 
José Martí 
1875 
  
   “Y corría anteayer un rumor doloroso, desvanecido hoy, por fortuna, con justísimo contento    de los que estiman el decoro de la libertad. En el seno de las instituciones libres, donde es el primer derecho del hombre conocerse y serlo, toda libertad racional está garantizada por sí misma,    toda idea justa lleva en sí misma su realización. Es entre nosotros, mal que pese a los que holgaran de que se les diese el bello derecho de las víctimas, enteramente libre la manifestación de    los pensamientos por la prensa.” [1] 
  
   “Abierta está la prensa; libre es, y así acaba de ejercerse, el derecho de acusación a los    actos del gobierno: libre el derecho de reunir al pueblo y explicarle forma mejor que la actual para desenvolver sus derechos y asegurar y afirmar su prosperidad y ventura nacientes. ¿Por qué ha    de acudirse a medios que manchan con sangre, cuando no se han empleado los medios que ilustran con el derecho? ¿Por qué ha de venir la revolución que mata hombres, cuando no se ha empleado la    revolución que brota ideas? ¡Así serían acreedores al reconocimiento de la patria los que en su primera era de paz la detienen, la ensangrientan y la perturban?” [2] 
  
   “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos    que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio    apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en    fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre. 
  
   Tiene la prensa periódica altísimas misiones; es la una explicar en la paz, y en la lucha    fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que