Editado por Nuria Barbosa León | 28/10/2013
Washington,
28 oct (RHC-PL) Millones de estadounidenses que dependen para su
alimentación del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP)
ven con preocupación las amenazas del Congreso de podar sus fondos.
El próximo miércoles la Cámara de Representantes y el Senado se
preparan para negociar más recortes a SNAP, destacan medios de prensa.
Incluido dentro de la ley de Agricultura, el programa de cupones
enfrenta ahora reducciones que impulsan indistintamente republicanos y
demócratas, aunque con diferente peso.
Los republicanos alegan que el presupuesto destinado a ese fin debe
disminuir en hasta 39 mil millones, cifra que la Cámara de
Representantes encabezada por ese partido incluyó en septiembre en su
versión del proyecto de ley federal de Agricultura, que de aprobarse
estaría vigente por cinco años.
El Senado liderado por los demócratas aprobó recortes de unos cuatro
mil millones. Ahora ambas cámaras irán a conferencia sobre el proyecto
de ley, mientras que el presidente Barack Obama prometió vetar recortes
que sean demasiado drásticos.
Recientemente, el diario The New York Times señaló en un editorial
que la decisión de cortar los bonos de alimentos en Estados Unidos es un
insulto a los pobres y un acto de suprema indiferencia contra ese
sector.
Según la Oficina del Censo, el 15 por ciento de los estadounidenses,
46,5 millones de personas, viven en la pobreza, y en gran medida
dependen de estos programas para sobrevivir.
Por otra parte, el Departamento de Agricultura informó que 17,6
millones de hogares no tuvieron suficiente para comer en algún momento
de 2012, ya que carecían de los recursos para poner alimentos en la
mesa.
Cortar cupones afectará notablemente a los que tienen menos en el
país, agregó el Times, mientras aseguró que los bonos de alimentos
ayudaron a sobrevivir a cuatro millones de personas pobres el año pasado
y evitaron que millones más cayeran más profundamente en la pobreza.
Informes de organizaciones independientes y del Gobierno indican que
en el país se mantendrán elevados los niveles de pobreza y los ingresos
estancados, más cuando en 11 de los últimos 12 años la tasa de pobreza
se incrementó.
También el pesimismo cayó nuevamente sobre el mercado inmobiliario
estadounidense al conocerse que los contratos para comprar casas usadas
registraron en septiembre su mayor caída en más de tres años.
La Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios informó que su índice
de ventas pendientes de viviendas, basado en contratos firmados el mes
pasado, se hundió 5,6 por ciento, a 101,6, en su cuarto descenso mensual
consecutivo.
Los datos evidenciaron que una economía más débil y un aumento de las
tasas hipotecarias perjudican al mercado inmobiliario del país,
remarcó.
Las tasas hipotecarias han trepado desde mayo pasado debido a las
expectativas de que la Reserva Federal de Estados Unidos comience a
reducir su programa de estímulos.
Expertos opinan que el respaldo de dicha institución resultó un
factor importante en aras de fortalecer los precios de las viviendas
tras un desplome de sus valores durante la recesión.
Por ello, muchos especialistas están preocupados de que un retiro del
programa de compra de bonos en estos momentos pueda obstaculizar la
incipiente recuperación del sector.
La explosión de la llamada burbuja inmobiliaria en Estados Unidos
provocó en 2008 una de las crisis económicas más fuertes de las últimas
décadas.