Y en su oposición enfermiza y cruel a cualquier gobierno, en este caso a Evo Morales, instigan desde sus instituciones sindicales y universitarias a que los policías, sobre todo los sectores más corruptos, se aventuren a un golpe de estado como en épocas de la guerra fría.
Declaraciones de universitarios citadinos despistados, en Cochabamba, llamaban a un levantamiento en armas de la policía considerando que es la hora de “la revolución permanente”.
Por supuesto que los canales de televisión de ultraderecha, que hoy disimulan como todos, mostraron esos rostros de esos jovenzuelos supuestamente a cargo de la FUL San Simón.
Aparentemente los maestros de la ciudad de La Paz, de signo troskista, y algunos sectores de la COB incrustados por troskistas lanzan a radios locales consignas abiertamente golpistas.
El gobierno sigue nomás en el tren largo de errores, que después pagan caro como en este caso de la sublevación policial.
Alargaron con soberbia las negociaciones desde hace un mes, y los resultados son los que tenemos. Pero, está claro, que los sectores racistas y oligárquicos están aprovechando precisamente los errores de gestión del actual gobierno.
Está claro también que ojalá los sesudos asesores del gobierno, se den cuenta que las circunstancias políticas dependen de los pasos que hay dar en política.
Alrededor de ellos, en el mismo gobierno, existen miristas, adenistas, movimientistas, emebelistas y troskistas que supuestamente se han convertido al proceso de cambio. Y ven que eso no es posible, porque los pasos políticos del MAS no son los adecuados.
Las clases medias en su confusión de estos momentos, se callan y son avasallados por los sectores racistas, ignorantes y pigmentocráticos de siempre. Sin embargo, está también claro que los sesudos asesores del gobierno deben volcar sus políticas y estrategias a estos sectores sociales.
El proceso de cambio debe considerar con urgencia políticas de estado hacia las clases medias, es decir hacia las ciudades del país.
Existe la imagen y la superstición, alimentada por los medios de incomunicación de derecha, de que este proceso sólo favorece a los sectores indígenas.
En cambio el ataque económico del gobierno vía impuestos y trabas legales, sobre todo en municipios, a sectores profesionales y pequeñas empresas de clases medias, hace que estos sectores se sientan abandonados y no comprendidos en sus trabajos empresariales, e institucionales.
Los sesudos asesores políticos del gobierno, deben saber que la importancia social y económica de las clases medias es muy grande para un país como Bolivia.
Partidos políticos como los troskistas, aprovechan de manera irresponsable aliándose a sectores de derecha, que tampoco es raro, y tienen portavoces en los medios de incomunicación para la desestabilización del proceso.
Estos sectores de “izquierda racista y señorial”, no entienden y no pueden entender sobre las características de un país como Bolivia. Sus esquemas mentales están allá a principios del siglo XX, y en la lejana Rusia.
De tradiciones obreristas y con el trauma de haber sido expulsados de la revolución rusa, nunca tuvieron sus análisis enraizados en los países que los cobijaron, como Bolivia.
Esta iglesia roja sigue repitiendo de memoria los sucesos de la Rusia zarista, como si el tiempo no hubiera pasado. Esas confusiones de tiempo histórico, de lectura y país les llevan a estos gruesos errores de posicionamiento social e histórico.
Sus aportes son mínimos intelectualmente. En realidad lo más importante es su rica historia minera, a nivel de algunos dirigentes brillantes y muertos en las distintas masacres de las dictaduras.
Los demás se corrompieron en la moda neoliberal, engañando a sus propios compañeros en la compra y venta de casas y terrenos en las ciudades bolivianas.
Estas sectas rojas corruptas y aliadas a la ultraderecha, son peligrosas desde siempre. Son los culpables del derrocamiento de Torres (1.971); son los culpables del desgaste y caída del gobierno de Siles (1.985), con ello del cierre de la COMIBOL y el despido de 30.000 mineros. Su actitud, como en estos momentos, es por demás irresponsable y cruel.
Cochabamba, 24 de junio de 2012.