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General: "cuando el infierno sorprendio a barracas"
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Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: albi  (Mensaje original) Enviado: 06/02/2014 19:28

Cuando el infierno sorprendió a Barracas

La caída de un muro provocó la muerte de seis bomberos de la Federal, dos integrantes de Defensa Civil y un bombero voluntario de La Boca. El fuego se desató en un galpón de una empresa de archivado de documentos. El gobierno nacional decretó dos días de duelo.

 

 Por Horacio Cecchi

En fila, contra los muros de la vereda impar de Gaspar de Jovellanos al 1200, de un lado y de otro del cruce con Quinquela Martín, los rescatistas y bomberos se apoyaban reclinados, en cuclillas, sentados en el piso, más que sentados, tumbados. Algunos, unos cuantos, lloraban. La emoción violenta los había envuelto no sólo con adrenalina. Eran los que habían sobrevivido a la tragedia. Uno de los tres muros que se desplomaron ayer, durante el incendio del enorme galpón de la empresa Iron Mountain, en Barracas, lo había hecho sobre ellos. Siete de sus compañer@s murieron aplastados, otros dos no resistieron las heridas y cuatro más continuaban anoche internados con politraumatismos diversos. La arroba corresponde: una de las víctimas fallecidas era mujer, Anahí Garnica (ver página 5). El llanto en rostros mitificados por la sequedad y la resistencia golpea más. Las cámaras buscaban esos rostros para expresar el momento. Lo hacían a unos 50 metros, desde el límite impuesto por una cuerda que impedía el paso por Jovellanos, y donde se aglomeraba una multitud, mitad movileros y camarógrafos, mitad vecinos y curiosos vestidos de improvisados fotógrafos, celular en mano. Detrás, las tres o cuatro mangueras que lanzaban agua a presión desde tres escaleras mecánicas y el movimiento de rescatistas, bomberos y médicos emergentólogos completaban el marco al enorme vacío donde antes había muro, vacío que se vislumbraba entre columnas de humo, llamaradas. En el aire, además de polvo, flotaba una potente carga de sorpresa entre bomberos y rescatistas acostumbrados a esquivarla. No estaba claro si fue el pulgar del destino o un error de cálculo el que provocó la tragedia. Tampoco, las causas que dispararon el incendio. Ayer, alguna versión en el escenario sostenía que no había funcionado el sistema antiincendio de la empresa. Lo investigará la Justicia cuando se apague el fuego, que anoche había regresado. El gobierno nacional dispuso dos días de duelo en todo el país.

“¿Agua?”, “¿agua?”, preguntaba el de uniforme y prácticamente todos sus interlocutores le decían que “sí”, que “gracias” y le aceptaban el convite. Pasado el mediodía, el calor era abrasador, un poco por el sol, un poco porque aquel cuarto de manzana de Jovellanos y Quinquela seguía en plena combustión. El uniformado del Ejército de Salvación preguntaba y entregaba un vasito de plástico a cada quien, mientras un camarada de uniforme le extendía desde atrás una botella con agua. La distribución se realizaba contra la cuerda de Jovellanos, la única de todo el vallado en seis cuadras a la redonda que concentraba a la multitud. La curiosa capacidad de convocatoria de la cuerda tenía su explicación. Era la que permitía visualizar más directamente la esquina de la ochava que no existía más, es decir, la que la tevé empezó a repetir una y otra vez a partir de la media mañana de ayer, en el momento en que el cartel de la Iron Mountain se desplomaba junto con los ladrillos que lo sostenían. Todavía no se había desmoronado el bloque que provocó la tragedia.

La empresa Iron Mountain se especializa en el archivo de documentación de empresas (ver página 4). El galpón ocupa más de la mitad de un terreno ubicado sobre una doble manzana, entre Quinquela Martín, Azara, Coronel Salvadores y Jovellanos, en Barracas, con entrada principal por Azara 1245. El incendio se desarrolló sobre la parte de la manzana que da a la esquina de Jovellanos y Quinquela. En la esquina podía verse el cartel de la empresa en letras azules impreso sobre blanco, y avanzando sobre Jovellanos, en la vereda par del 1200, el enorme portón por el que pretendía entrar una de las siete dotaciones de bomberos que luchaba contra el fuego desde alrededor de las 8.30 de la mañana.

Para abrir el portón comenzaron a utilizar una amoladora. El fuego se desarrollaba por detrás del muro. “No había ventanas”, se escuchó como explicación entre los bomberos, horas más tarde, cuando la sorpresa seguía motivando preguntas. El comentario no era absurdo. Las ventanas son fuente de oxígeno que alimenta la combustión. De todas maneras era inexplicable. El techo del galpón se había transformado en una viruta de hierros retorcidos que se habían dilatado empujando los muros de ladrillos hacia el exterior. Quizás los movimientos de la amoladora sobre el portón o la sola dilatación empujaron la tragedia.

Más de 15 personas quedaron entre los escombros, mientras el polvo y la confusión ganaban el aire. El rescate ocupó más del doble de las energías, luchar contra el fuego, contra los escombros y contra el tiempo.

Aunque no estaba claro en ese momento a quiénes había golpeado, se sabía que una dotación entera de bomberos de la Federal, algunos bomberos voluntarios de La Boca e integrantes de Defensa Civil estaban entre las víctimas. Y hasta media tarde no había certeza en cuanto a los empleados de la empresa que pudieran haber quedado encerrados en el edificio al desatarse el incendio. Más tarde, el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, confirmó que todos los empleados de la empresa habían logrado salir a salvo. Más tarde, confirmó la cantidad de víctimas: seis bomberos de la Federal, dos de Defensa Civil y uno, voluntario de La Boca. Además, en el Hospital Argerich fueron recibidos siete heridos, algunos luego derivados al Hospital Penna y al Churruca. Más tarde, la fiscal Marcela Sánchez difundió las identidades de los fallecidos (ver aparte).

Berni sostuvo que “hay que esperar la sentencia de la Justicia para saber fehacientemente lo que pasó y ver la capacidad instalada que había aquí. La provisión de agua era suficiente”, aseguró. Luego, en el mismo escenario, una agencia de noticias difundió la versión de que la fiscal, que efectivamente había recorrido el lugar, había entrevistado a tres de los empleados que se encontraban en el lugar con el incendio y éstos habían sugerido que el sistema de extinción de incendios no había funcionado. La versión, que no pudo ser confirmada por este diario, sostenía que el comentario no formaba parte de la declaración formal, que se realizará hoy y apelaba a fuentes no identificadas. De todos modos, no había demasiada duda en la hipótesis de que el sistema antiincendio, por el motivo que fuere, no había logrado su cometido. También al lugar acudió Guillermo Montenegro, ministro de Justicia porteño, para asegurar que la prioridad era “controlar el fuego”. Por su lado, Alberto Crescenti, titular del SAME, informó sobre los diferentes hospitales de derivación de los heridos (“cinco fueron trasladados al Hospital Argerich, dos al Churruca, uno al Ramos Mejía y uno al Penna”).

A las tres y media de la tarde, el fuego ya se daba casi por extinguido. Una pala mecánica había hecho toda la tarea de levantar los escombros. A esa hora, una de las escaleras mecánicas de los bomberos de la Federal y un enorme camión con un container cargado de escombros se retiraron del lugar. Por unos pocos instantes, la cuerda del vallado de Jovellanos y Quinquela se abrió para darles paso. Luego, se cerró nuevamente y la multitud se volvió a desplegar sobre ella. Cuando los rostros del dolor ya se habían retirado y sólo quedaban dotaciones con adrenalina, no parecía haber fuego, el muro ya no estaba ni sus escombros y las conferencias de prensa comenzaron a ralear, el interés de la multitud se volvió sobre sí misma. Así, un vecino tomaba fotos a cuatro o cinco bomberos que posaban delante de una de las autobombas; una abuela llevaba a sus dos nietitas en dirección a la cuerda de Jovellanos para que vieran todo lo que pudieran ver, y pocos minutos después se la veía regresar insatisfecha; un empleado de una estación de servicio YPF cercana le batía la posta de lo ocurrido a un compañero, con lujo de detalles sobre la caída del muro, incluso los gritos, las corridas, aunque más tarde aseguraba que se lo habían contado. No era el único. A un costado, un hombre que decía ser herrero pedía pasar a una casa vecina al edificio incendiado, porque una vecina lo había llamado por un trabajo. Más lejos, un movilero proponía a un vecino una especie de encuesta. “Disculpe, ¿usted es vecino? ¿Cómo se enteró del incendio? ¿Por la tele?”, le preguntó, induciendo. “Por el humo, vivo enfrente”, le respondió solícito.

Anoche, la sorpresa seguía insistiendo en el terreno. El fuego, presuntamente extinguido, había vuelto.



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Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 19:39
solidaridad con los familiares y compañeros de los que ganando dos mangos dan la vida por nosotros todos los días!

Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 19:43
criminales

Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 19:51
NUNCA MAS!!!!

Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 20:32
a

Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 20:36
BB

Respuesta  Mensaje 7 de 7 en el tema 
De: albi Enviado: 06/02/2014 21:29

El Informe 'Iron Mountain'

El Informe Iron Mountain toma su nombre del último lugar donde se reunió una comisión elegida por “alguien” en el gobierno de los Estados Unidos, aunque no hay pruebas de que realmente hay sido una operación del gobierno, sino de los “topos” del G300 infiltrados en el gobierno. Se diferencia de otros informes similarmente solicitados por la Casa Blanca, y otras agencias del gobierno (como el reciente caso del informe “solicitado por el Pentágono” advirtiendo sobre una inminente catástrofe climática), por no haber sido dado a publicidad por el gobierno que lo habría solicitado. El “Grupo de Estudio Especial” comprendía 15 personas que demoró unos dos años y medios en completarlo. El tema: “Factibilidad y Conveniencia de la Paz” [1]

El grupo representaba, de acuerdo al criterio del miembro del establishment que contrató al equipo de pensadores, los más altos niveles de erudición, experiencia, capacitación en todas las ciencias físicas y sociales. El contenido del informe, que pretendía ser “secreto”, se filtró al público gracias a uno de los miembros del grupo que no le parecieron correctas las conclusio-nes del informe. Contactó al editor del libro, el Sr. Leonard Lewin presentándose con el seudó-nimo de John Doe (o Juan Pérez). John Doe creía que la ente tenía el derecho de conocer el contenido del informe y lo que se estaba preparando contra ella.

Iron Mountain es una localidad del estado de Nueva York donde estaba ubicado el famoso refugio nuclear subterráneo que algún día usaría el gobierno de los Estados Unidos para refu-girarse en caso de un ataque nuclear. Fue decomisionado recientemente y convertido en museo de atracción turística. Cientos de compañías comerciales e industriales la utilizaban para poner a resguardo sus documentos críticos. Además, incluía sitio para las sedes alterna-tivas de muchas compañías, entre las que se destacan famosas firmas del establishment como Standard Oil de New Jersey, Shell y Manufacturers Hannover Trust.

Uno de los miembros del grupo, que actuaba como “contacto del gobierno” pagaba a los otros miembros todos sus gastos de traslado, viáticos, estadía, y otros gastos, con las instrucciones de que no debían informar al IRS (Departamento de Impuestos) de esos pagos, y que debían mantener secretas las deliberaciones del grupo y sus conclusiones. La primera reunión fue en agosto de 1963, pero había sido proyectada ya en 1961 por el equipo del gobierno entrante de Kennedy, de manera particular, por McNamara, Mc Georgy Bundy, y Dean Rusk”. La última reunión ocurrió en marzo de 1966.

Lewin prologó la publicación del informe haciendo notar que contenía presunciones y recomen-daciones escandalosas y ofensivas para el sentido común de la gente, en especial de los nor-teamericanos. El informe contiene nociones sobre que la pobreza no sólo es necesaria sino que es deseable; que la vuelta a la esclavitud como institución puede ser conveniente; y que sería necesario presupuestar el número óptimo de muertes anuales a ocurrir en las guerras. El informe dice que estas son prerrogativas legítimas de los gobiernos. Sin embargo, las verda-deras metas del informe no se detienen allí sino que se proyectan hacia la constitución de la sociedad en el futuro bajo un gobierno único mundial –algo que la actual Globalización está logrando.

La preocupación de los que encargaron el informe eran los problemas que debería encarar los Estados Unidos en caso de llegar a una época de no beligerancia, en donde las guerras ya no representarían el motivo del derroche de recursos que la banca internacional necesita para seguir al tope del mundo. El derroche es necesario para que los gobiernos necesiten dinero (que tomarán de los impuestos y de los bancos si el de los impuestos no alcanza), lo que hará que los bancos recurran a la mecánica del Dinero Mandrake, creado de la nada, sólo en base de promesas de pago que originan otras promesas de pago, hasta el infinito.

Era necesario saber lo que ocurriría si desaparecían las guerras, porque era vital para el“equilibrio social”, o la “estabilidad social.” Lo que esta gente considera la estabilidad social, como claramente lo describe el informe, es “la existencia necesaria de clases, con una clase pobre siempre en lo más bajo, y una clase alta, siempre en lo más alto.”

¿Por qué se consideraba probable el advenimiento de una peligrosa época sin guerras, que habían sido a lo largo de toda la historia la causa del ascenso al poder del G300? Las guerras tienen sus funciones económicas, y a pesar de que implica un derroche extraordinario, este derroche había tenido una utilidad social en la medida que el mismo se encuentra fuera del control de las fuerzas del mercado, y que por el contrario, está sujeto a un “control central arbi-trario.” Ese control se usa, por supuesto para decidir las políticas económicas de los países proveedores de materias primas y recursos naturales. La preocupación del G300 era que las guerras se estaban haciendo muy impopulares en todo el mundo, en especial en los Estados Unidos.

La guerra de su independencia parecía haber dejado a los norteamericanos con un profundo desagrado por la guerra, y Washington recomendó a su pueblo (y sus políticos) que se mantu-viesen apartados del as intrigas bélicas europeas., las que “no tienen lugar alguno en un país nuevo como el nuestro, que por primera vez en la historia de la humanidad fuera erigido para ser gobernado por el pueblo, para el beneficio del pueblo.” Y se podría añadir no para el bene-ficio de aquellos momentáneamente poderosos que gobernaban y que, de hecho, sería reem-plazados con frecuencia. Claro que eso estaba escrito en la Constitución de los Estados Uni-dos, y ese era el espíritu con el que fue cuidadosamente redactada por los “Padres Fundado-res” de la patria americana, Hamilton, Jefferson, Franklin, etc.

También la constitución Argentina contenía esos principios fundamentales de los Derechos Humanos recogidos por Alberdi y otros próceres (dado que fue copiada de la norteamericana) pero a lo largo de la historia fue también cuidadosamente reformada, mutilada y destrozada por los políticos de turno que no soportaban la idea de tener que “volver al llano” con las manos vacías, y la reformaron a gusto y medida para aprovechar su “mandato popular” y enriquecerse de la manera más vil y escandalosa que podamos concebir.

Por ello, el poder de entrar en guerra con alguien fue confiado al Congreso que representaba (entonces) a un electorado de muy variadas opiniones. La hecatombe de la Guerra Civil reno-vó el odio hacia la guerra de la gente común, para desazón de los poderosos que se habían enriquecido con los contratos de guerra para el gobierno. Así es que fueron necesarios muchas actividades conspirativas para lograr que los Estado Unidos entrara a la 1a Guerra Mundial, y esta guerra provocó un repudio mayor todavía que obligó a que los conspiradores tuviesen que trabajar más duro aún para conseguir el ingreso del país a la Segunda Guerra Mundial. Luego la guerra de Corea demostró que la gente común de los Estados Unidos no les convencía el asunto de ir a la guerra. No les convencía el argumento, irónicamente puesto por algunos pensadores sensatos, de que “la guerra es un buen negocio; invierta a su hijo”.

La guerra de Vietnam mostró muy claramente que en el pueblo americano estaba creciendo la convicción de que le estaba manipulando. Ello fue posible porque hubo una ganancia de con-ciencia histórica y un mayor acceso a la información y a la educación. La educación es un peli-gro enorme para el G300, sobre todo en los países que serán las víctimas del saqueo de sus recursos naturales. Así es que se infiltraron en todos los niveles e impulsaron las “reformas educativas” que llevaron a la destrucción del sistema educativo (efecto notable en Argentina) con programas de estudio que dificultan el aprendizaje de las materias básicas, útiles para el uso en actividades productivas, reemplazándolas con materias de “concientización ambiental,” que están destinadas a allanar el camino a las propuestas anti desarrollo, anti industrialización, y anti progreso económico.

El pueblo de Estados Unidos estaba harto de la guerra cuando dió su apoyo para la creación de las Naciones Unidas, en la creencia de que serviría para detener las guerras en todo el mundo. Sin embargo, todos los pueblos del mundo fueron embaucados una vez más por los poderosos, dado que se reconoce con absoluta claridad que las Naciones Unidas no son una institución que busca asegurar la Paz y la Libertad, sino que está encargada de adquirir poder y control polí-tico y militar sobre los pueblos del mundo en beneficio de las elites de poder que la crearon. El G300.

El analista político e historiador G. Edward Griffin, en su libro “The Creature of Jekyll Island,” de 1994 [2], señala que

“La respuesta consiste en que El Informe Iron Mountain fue ejecutado por encargo, no de soñadores de torres de marfil, sino por gente con responsabilidad oficial. Es el hijo intelectual del Consejo de Relaciones Internacionales (el CFR, de Rockefeller, Kissinger, etc) Asimismo, es indudable que las maniobras perfiladas en el informe ya se están implementando. Con tomar al informe en una mano y el periódico del día en la otra se llega la conclusión de que cada tendencia importante de la vida de los Estados Unidos se alinea con las recomendaciones contenidas en le informe.

Tantas cosas hasta ahora incomprensibles se vuelven claras como el agua; la ayuda externa, los derroches en materia de gastos, la destrucción de la industria norte-americana, un organismo para los empleos, el control de las armas de los civiles, una fuerza de policía nacional, la desaparición aparente del poderío soviético, un ejército de las Naciones Unidas, el desarme, un banco mundial, una moneda mundial, la en-trega de la independencia nacional mediante tratados y la histeria ecológica. El Informe Iron Mountain ya ha creado nuestro presente. En este momento está modelando nuestro futuro.



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