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General: RETRATO DE URUGUAY - 4
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Da: cele19331  (Messaggio originale) Inviato: 01/05/2014 12:58

Retrato de Uruguay, el país que sorprende al mundo

Juan José Millás
4

Dice que se burocratizaron, que llenaron de gente las propiedades del Estado, que tenían un teatro (el Solís) con un empleado para subir el telón y otro para bajarlo. Dice que todavía tienen un problema con la burocracia estatal. Reconoce que los sindicatos de los funcionarios, muy poderosos, le han torcido un poco el brazo. Dice que tiene paciencia, que hay que seguir luchando y sembrando, que él ha pensado mucho, porque en la cárcel tuvo mucho tiempo para pensar, y que aprendió que todo cambia muy lento. Dice que de joven andaba “muy apurado”, que se le fueron entre 25 y 30 años de su vida, la mitad preso, la mitad medio libre o “prisionero de mis esquemas”. Dice que hasta hace 20 o 30 años se podía discutir si había guerras justas o no y que eran justas aquellas que significaban un proceso de liberación nacional o intento de liberación de naciones que se sentían sometidas, pero que hoy por hoy, y tal como han evolucionado las cosas, todas las guerras son para que los más débiles sufran. Dice que hay que tratar de cambiar las cosas en paz, que es preciso llevar a cabo políticas de Estado y que las políticas de Estado son aquellas en las que, desde posiciones distintas, se buscan los puntos de acuerdo. Dice que han aparecido problemas que ningún país puede resolver por sí mismo,  que o gobernamos la globalización o la globalización nos gobernará a nosotros.  Dice que la democracia y el socialismo son compatibles a condición de que la una no se trague al otro. Dice que lo que más cabe destacar de su mandato es la lucha contra la pobreza y la indigencia y el creciente clima de estabilidad política y confianza que ha atraído a las inversiones extranjeras. Dice que si queremos un güisqui, dice que no vamos a tener más remedio que volver a la economía productiva y que en ese terreno Uruguay está muy bien situado porque tienen una excelente producción de lácteos, de carne, de cereales fundamentales. Dice que producen trigo, soja, que exportan arroz, que son buenos vendedores de carne de vaca, que exportan pescado porque ellos apenas comen pescado, muy poco, que tienen un mar precioso, pero que han vivido de espaldas a él pese a ser descendientes de gallegos. Dice que habla mucho con los chinos, que son su primer cliente, que les compran toda la soja y que están aumentando su presencia, que en las campañas electorales las banderitas son todas chinas. Dice que el problema de Europa es que ha descuidado la economía productiva, subordinándola al engranaje financiero, de ahí la imagen de la cola que mueve al perro, cuando lo productivo es el perro…

Me viene a la memoria que el secretario de comunicación nos dijo que disponíamos de una hora u hora y media y que Jordi Socias necesita también su tiempo para las fotos. Entonces me sale un gesto de impotencia, apago el magnetofón y le digo a Mujica, al presidente de Uruguay, el Pepe,como lo llaman los uruguayos:

–Mire, yo no sé hacer entrevistas, yo no sé hacer esto que le estoy haciendo.

Mujica se retira un momento a la trastienda que tiene dentro de sí (se le han apagado un poco los ojos), vuelve (se le han encendido) y me mira desde las dos rendijas por las que se asoma al mundo como si aún continuara dentro de una celda, como si el cuerpo fuera la celda y los ojos la mirilla.

–Lo que yo sé –continúo– es contar lo que me pasa. Si usted me permitiera venir a desayunar mañana a su casa y acompañarle luego al trabajo y ver cómo se mueve, cómo actúa, en fin, yo contaría luego todo eso…

Como la situación, al parecer, se ha vuelto un poco violenta, pues ni Mujica ni su secretario de comunicación entienden que les hayan enviado desde el otro lado del mundo a un tipo que no sabe hacer entrevistas, interviene Jordi Socías:

–Lo que Millás quiere decir es que él lo que sabe es contar historias.

–Vamos a tomar un trago –concluye Mujica.

Y nos vamos a la cocina, donde nos pone un güisqui y Jordi comienza a hacerle fotos, y no parece que estemos con un presidente ni nada parecido y yo me acuerdo de que este hombre dona el 87% de su sueldo a un proyecto de viviendas para pobres y le pregunto si le queda suficiente dinero para vivir y dice que sí, que a su señora, después de aportar al partido, le quedan 45.000 pesos, unos dos mil euros.

–¡Por favor –añade escandalizado–, con mi sueldo me sobra!

Su señora, que no se encuentra en la casa, es Lucía Topolansky, senadora y extupamara también y expresa de la dictadura. Se conocieron dos meses antes de entrar en la cárcel y al salir, trece años después, se fueron a vivir juntos. Se casaron hace cuatro o cinco años, por arreglar los papeles, pues ya van teniendo una edad, dice, y nunca se sabe. Los casó un juez, en esta misma cocina en la que nos encontramos ahora y que es una cocina típica de gente pobre, pero limpia, porque dice Mujica que la ventaja de que la casa sea tan pequeña es que entre él y su señora le pasan la escoba y la arreglan en un relámpago.

Para relámpagos, los que caen fuera. Pese a ello, el presidente de la República cede a los ruegos del fotógrafo y sale para que le haga unas fotos, pues dentro de la casa tiene problemas con la luz. Por suerte, ha dejado de llover o llueve ahora de una manera intermitente y Mujica posa casi sin protestar aquí o allá mientras va y viene de su trastienda mental. Cuando regresa, se ríe siempre, como si le hiciéramos un poco de gracia. En una de esas vueltas, me mira y dice que por qué no vamos mañana un rato a la Torre Ejecutiva, en la plaza de la Independencia, que es donde tiene su despacho, y nos apresuramos a decir que sí, desde luego, que estaremos allí a las once de la mañana como dos clavos. Y luego se vuelve a ir a la trastienda y cuando vuelve dice que por qué no le acompañamos también el sábado a Anchorena, donde está la residencia de verano de los presidentes de Uruguay, y nosotros que claro, y él que nos recogerá un coche a las ocho de la mañana, pues está a tres horas de distancia y conviene salir temprano.

Y con esas nos despedimos un poco asombrados, la verdad, de que nos dedique tanto tiempo, porque Mujica, además de dirigir un país, tiene más peticiones de entrevistas que una estrella del rock, pero bueno, pienso yo que le habremos dado un poco de lástima. Bien, bien.

Y nos vamos contentos al hotel y descargamos y salimos a dar un paseo, que es el paseo donde nos encontramos al tipo de clase alta que no quería de ningún modo que nos acercáramos al mercado.

Continúa en mensaje 5

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Da: Marthola Inviato: 03/05/2014 06:27


 
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