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Da: alí-babá  (Messaggio originale) Inviato: 24/11/2015 05:28

10:28 › LA NUEVA ALIANZA NO DURO NI UN DIA

Sanz se retiró de la política

El titular de la UCR y armador de la alianza Cambiemos anunció, mediante una carta pública, que dará un paso al costado y comenzará una "nueva etapa", alejado de la política: "No voy a ocupar ningún lugar ni en el gobierno ni en mi partido". Sanz confió en que el presidente electo Mauricio Macri será "catalizador de un cambio positivo" y llamó al radicalismo "a sentirse protagonista de esta hora especial".

El impulsor de la alianza que ayer obtuvo la victoria por 2,8 por ciento de los votos en el ballottage publicó una carta titulada "Una nueva etapa para el país, para la UCR y para mí vida" en su cuenta de Facebook para confirmar su decisión.

"Se abre una nueva etapa en la Argentina. Apasionante, desafiante, llena de esperanzas y también de ansiedades. Acostumbrados a escenarios predeterminados donde otros decidían, lo que hoy comienza no tiene otros dueños que los propios ciudadanos", comienza la carta.

"Creo con todo mi corazón que Mauricio Macri y Gaby Michetti serán el catalizador de un cambio positivo, no tan solo de rumbo hacia el progreso y desarrollo, sino un cambio más profundo y más intenso en aquello que no se ve a simple vista, pero que inunda a toda una gestión", celebró.

Respecto de la UCR, indica: "Se abre también una nueva etapa para la Unión Cívica Radical. Que en primer lugar tiene derecho a festejar y a sentirse protagonista de esta hora especial. Etapa que no empezó en Gualeguaychú, como pareciera, aunque esa Convención quedará para siempre en la historia de los grandes eventos ya no del partido, sino del país".

Al referirse al rol que los radicales ocuparán en el futuro gobierno, Sanz indicó: "Allí están los cientos de concejales, legisladores provinciales, intendentes, gobernadores y legisladores nacionales que conforman una fuerza ineludible e indispensable para gobernar la Argentina que viene. Cada uno desde su lugar, es soldado de Cambiemos, el Frente que construimos con pasión, visión estratégica y profunda vocación republicana".

En cuanto a su vida personal, el titular radical subrayó que "fueron muchos años de transitar el desierto. Resistencia, templanza, coraje cívico. Y, por qué no, cierta incomprensión en momentos en que el modelo 'arrasaba' no sólo en las urnas, sino en la consideración pública".

El senador mendocino ubicó el inicio de su gesta "luego con la resolución 125, liderando al arco opositor. Y ahora, en este tiempo, haciéndonos cargo del más importante desafío de la democracia recuperada en el 83: evitar la hegemonía del partido único, devolviendo al sistema las dos grandes columnas de la calidad democrática: Equilibrio y alternancia".

Según Sanz, esos años de "exceso de responsabilidad, adrenalina, desafíos permanentes, ego, vanidades... Un cóctel impresionante que formó un torbellino de enorme intensidad sobre todo en los últimos 10 años", lo llevaron a ser "el político argentino que acumula más días y noches fuera de su hogar".

"Y acá viene entonces el cambio, que llega también a mi vida personal. He decidido recuperar el espacio de hombre, que es el espacio de mis amores, de mi lugar en el mundo y también el espacio de sueños de vida que fui postergando mucho - demasiado- tiempo y que ha llegado la hora de concretar", confesó.

(soldado que huye sirve para otra guerra, no será en el radicalismo tenelo por seguro)


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Da: alí-babá Inviato: 24/11/2015 05:31

EL PAIS › MAURICIO MACRI CELEBRO SU TRIUNFO CON UN BAILE Y UN DISCURSO SIN CONTENIDO POLITICO

“Día histórico, cambio de época”

En el Complejo Costa Salguero, acompañado por dirigentes y militantes del PRO y sus aliados, el presidente electo habló de “un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro” y que “no puede detenerse en revanchas ni en ajustes de cuentas”.

 Por Werner Pertot

Mauricio Macri gerenciará la Argentina por cuatro años (con opción de otros cuatro). Por una diferencia corta, el jefe de Gobierno porteño se convirtió en el futuro presidente de la Nación. Es la primera vez que un partido de derecha pura va a gobernar el país. Tampoco hay antecedentes de que una fuerza como el PRO gobierne, a la vez, el Estado nacional, el bonaerense y el de la Ciudad. Junto con sus lugartenientes, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, Macri ejercerá una cantidad inédita de poder. De su pasado empresario como contratista del Estado, el líder de Cambiemos hizo una exitosa carrera política que lo lleva a cumplir el sueño de una Argentina atendida por sus propios dueños. “Hoy es un día histórico. Es un cambio de época”, afirmó el presidente electo.

Qué noche mágica

Como en una pesadilla recurrente, el decorado del bunker en el Complejo Costa Salguero –el sancta sanctorum del macrismo– volvió casi sin cambios. Banners blancos de Cambiemos, pantallas led gigantes, globos celestes y blancos colgados del techo formaban parte del paisaje ya habitual luego de tres elecciones nacionales y tres porteñas. Apenas dieron las 18, los canales de televisión pusieron en sus zócalos “ganó Macri” y los seguidores que se habían acercado al bunker estallaron al grito de “se siente, se siente, Mauricio presidente”. Al mago sin dientes casi se lo llevan puesto en la carrera por ir a cantar frente a las cámaras. “Esta noche solo piensas en cambiar”, sonaban Los Fabulosos Cadillac de fondo.

A las 18.16 salieron al escenario el secretario general porteño y futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Gobierno de la ciudad, Emilio Monzó; el titular del comité nacional de la UCR, Ernesto Sanz; y el dirigente de la Coalición Cívica-ARI, Maximiliano Ferraro. Cuando entraron, la multitud PRO alzó los brazos en señal de victoria. Algunos agitaban banderas argentinas; otros, globos de colores. “Estamos muy, pero muy felices con lo que ha pasado en la Argentina”, sostuvo Peña, quien advirtió: “Tenemos que ir paso a paso”. Todavía no había datos oficiales. “Estamos felices de haber participado de una jornada histórica en la Argentina, que ya no será igual a partir de esta noche”, sostuvo Sanz. Se fueron, dejando atrás a la multitud cantando y a Soda Stereo como cortina de fondo.

Con la música a todo lo que daba, hicieron la siguiente salida, a las 19.40, la gobernadora bonaerense electa, María Eugenia Vidal; el próximo jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; los gobernadores electos de Mendoza, Alfredo Cornejo, y de Jujuy, Gerardo Morales. Sólo faltó Ricardo Colombi, de Corrientes. Vidal tenía hinchada propia: “Olé, olé oléeee, Mariuuuu, Mariuuuuuu”. “¡Cuánta alegría! ¡Cómo millones nos volvimos a encontrar en las urnas! Esta va a ser una noche que no nos vamos a olvidar nunca. La Argentina no se sometió y quiere algo mejor”, dijo una Vidal que era pura sonrisa antes de corear el “sí, se puede” con la multitud macrista. Uno de los seguidores le arrojó una pechera a Larreta, que se la puso antes de hablar. “Mauricio va a gobernar para todos. Hoy empieza un momento histórico para la Argentina”, aseguró el jefe de Gabinete porteño.

El rey amarillo

A las 21.30, pasaron un video del cierre de la campaña de Macri, con la niña de rasgos indígenas y su copla: “Vientos de cambio se vienen en nuestra amada Argentina”, decía la letra. Más o menos a esa hora, Scioli lo llamó a Macri para reconocer la derrota y decirle que era “un justo ganador”. Salieron al escenario Sanz, Peña, Morales, Larreta, Vidal, Fernando de Andreis, Miguel de Godoy (con una notoria camisa amarilla) y Elisa Carrió. Adelante de todo, se plantó la vicepresidenta electa, Gabriela Michetti, quien –como siempre– tuvo el rol de presentarlo a Macri. “Estamos ante un nuevo tiempo que se construye sobre lo que ya hemos construido”, afirmó. “Sé que hay muchos lugares de gente humilde con sensaciones de temor. Vamos a trabajar muy especialmente para ustedes. Cada decisión que el nuevo gobierno tome, va a ser para que estemos mejor. Necesitamos paz, más amor entre nosotros, más unión”, aseguró. Y finalizó entre ovaciones con un “les presento al presidente”.

Macri salió y todos los seguidores alzaron sus smartphones para fotografiarlo o filmarlo. “Los argentinos sabemos que el país que queremos lo queremos construir juntos”, sostuvo Macri, en un discurso que careció de definiciones concretas sobre las políticas que llevará adelante. “Es un cambio que nos tiene que llevar hacia el futuro. Este cambio no puede detenerse en revanchas ni en ajustes de cuentas”, refirió, en relación al kirchnerismo. Habló de “pobreza cero” y de luchar contra el narcotráfico. Sobre el bloque regional, Macri afirmó: “A los hermanos de Latinoamérica les quiero decir que queremos tener buenas relaciones con todos los países. Esperamos encontrar una agenda de cooperación”, afirmó. La candidatura de Macri había sido rechazada por diversos líderes regionales.

El resto del discurso giró en torno a la idea de la salida individual y adoleció de definiciones económicas: “La Argentina que soñamos no va a ser fruto de un iluminado. La vamos a conseguir si cada uno encuentra el camino del desarrollo personal. Esa es mi tarea. Ayudarlos a encontrar ese camino”, afirmó. “Nuestros padres cruzaron un océano sin tener Facebook ni Twitter y construyeron una etapa maravillosa de la Argentina. Nos toca continuar esa posta”, consideró el procesado jefe de Gobierno, quien también le pidió a Dios que lo ilumine. “Les pido que no me abandonen”, concluyó, antes de comenzar su ya consabido baile. Cayeron los globos y el papel picado de colores, que lo tapó todo mientras caía la noche.

La irresistible ascensión

La llegada de Macri a la presidencia es el resultado de una carrera que fue construida paso a paso: primero con su arribo a la conducción de Boca, lo que le dio la popularidad de la que carecía como empresario menemista e hijo de Franco Macri –ésa era su imagen pública hace poco más de 20 años, cuando empezó su proyecto presidencial– y los títulos que ganó el club lo acercaron al imaginario popular. Su confidente Nicolás Caputo contó en el libro El pibe, de Gabriela Cerruti, que cuando Macri entró a Boca Juniors el plan ya era la presidencia de la Nación: “Lo de la política lo decidió mucho antes de meterse en Boca. A mí me lo decía siempre y no sabía si lo iba a lograr en serio, pero cuando él se propone algo lo cumple”. De hecho, por esas épocas se lo podía ver al lobbista Bernardo Neustadt en una entrevista paga en los televisores del subte hablando bien de Macri Jr: “¿Presidente? –se hacía el sorprendido Neustadt–. Puede ser, puede ser”.

De la popularidad de Boca saltó a la arena política y sus primeros pasos fueron en falso. La Fundación Creer y Crecer que armó con Francisco de Narváez, su fallido primer intento de gobernar la Capital, sus años de abulia en la Cámara de Diputados. Recién con el incendio de Cromañón y la destitución de Aníbal Ibarra, y con la división del voto entre Daniel Filmus y Jorge Telerman, Macri encontró la grieta para conseguir ser jefe de Gobierno porteño. La elección de Gabriela Michetti como compañera de fórmula para limar las aristas más frías de su personalidad, el baile en el bunker del PRO, todos los elementos de esa victoria se replicarían en las campañas siguientes.

El PRO como alianza hizo un recorrido similar: empezó como un acuerdo entre Macri y Ricardo López Murphy, del que este último se vería eyectado. Los primeros años intentaron hacer alianzas con todos los pequeños partidos de derecha del país. El resultado no era alentador. Macri luego viró hacia el peronismo opositor y buscó allí sus aliados, pero la aparición de Sergio Massa en 2013 le cerró el camino. Fue solo entonces cuando avanzó hacia una alianza con los radicales, que lo llevó a la victoria. No fue menor en ese camino la conquista de la provincia de Buenos Aires, un hecho inesperado que puede atribuirse tanto a los méritos de Vidal como a los errores del kirchnerismo en el cierre de sus internas.

Ahora Macri deberá negociar y repartir cargos con los correligionarios radicales, que siempre sienten que los lugares que les están ofreciendo –en la provincia, en la Nación– saben a poco. Macri ya dejó en claro que el suyo no será un gobierno de coalición, quizás deba rever esa posición inicial. No obstante, en los tres principales gobiernos hay un macrista a la cabeza y sólo en la provincia de Buenos Aires la fórmula la completa un radical. En contrapartida, los radicales tienen tres gobernaciones (Mendoza, Jujuy y Corrientes), mientras que el PRO no tiene ninguna otra provincia. Eso explica quizás que se tiendan puentes con el peronista José Manuel de la Sota, el gobernador saliente de Córdoba.


Rispondi  Messaggio 3 di 21 di questo argomento 
Da: alí-babá Inviato: 24/11/2015 05:39
: “La Argentina que soñamos no va a ser fruto de un iluminado. La vamos a conseguir si cada uno encuentra el camino del desarrollo personal. Esa es mi tarea. Ayudarlos a encontrar ese camino”, afirmó. “Nuestros padres cruzaron un océano sin tener Facebook ni Twitter y construyeron una etapa maravillosa de la Argentina. Nos toca continuar esa posta”, consideró el procesado jefe de Gobierno, quien también le pidió a Dios que lo ilumine. “Les pido que no me abandonen”, concluyó, antes de comenzar su ya consabido baile. Cayeron los globos y el papel picado de colores, que lo tapó todo mientras caía la noche.
 
mensaje oculto: a partir de hoy areglatelas como puedas....

Rispondi  Messaggio 4 di 21 di questo argomento 
Da: alí-babá Inviato: 24/11/2015 05:40

EL PAIS › DE LOS RELATOS DE CAMPAÑA A LA GESTION DE GOBIERNO

Una nueva etapa

 

 

 Por Mario Wainfeld

Opinión

El jefe de Gobierno Mauricio Macri (Cambiemos) será el nuevo presidente de la Argentina. Superó en el ballottage a Daniel Scioli, del Frente para la Victoria (FpV) con mayoría ajustada pero suficiente.

Es el primer mandatario no peronista ni radical que llega a la Casa Rosada merced al voto popular. Es un avance que la derecha o centro derecha desplace al peronismo por mecanismos democráticos y no mediante golpes cívico militares.

Todas esas innovaciones no terminan de dar cuenta de la magnitud del cambio de etapa que se medirá recién cuando cesen los relatos de campaña y empiece la gestión de gobierno.

El voto, una creación colectiva única, cambia los escenarios en momentos culminantes. Este es uno de ellos. La democracia republicana es reformista casi por definición pero algunos giros de timón operan efectos muy drásticos. Así será en la Argentina tras un lapso largo y bien ganado de hegemonía kirchnerista.

La jornada se vivió con tranquilidad y una alta participación como debe y como suele ser.


Macri llega con una legitimidad de origen irrebatible construida en tres votaciones. La primera vuelta mide su caudal propio: una segunda minoría, poco más de un tercio del padrón nacional.

El futuro presidente tendrá plafón para arrancar pero deberá articular o vérselas con un Congreso nacional con mayoría propia del FpV en Senadores. En Diputados, el bloque del FpV se redujo y el de Cambiemos sumó bancas pero igual son primera y segunda minoría.

Al final de un largo camino, puede decirse que Macri se dio bastantes gustos o ganó varias partidas. No acordó con el diputado Sergio Massa. Batió por amplísimo margen a los radicales y la Coalición Cívica en la primaria de Cambiemos. Impuso a Horacio Rodríguez Larreta como delfín en Capital. Convenció a Gabriela Michetti, vencida por “Horacio” en esa interna, a ser candidata a la vicepresidencia. Apostó contra lo que marcan los manuales a que la vicejefa de Gobierno María Eugenia Vidal sería competitiva en Buenos Aires: la mujer rompió los relojes y arrebató la gobernación al FpV.

Por poco se le escaparon las gobernaciones de Santa Fe y Entre Ríos. Si las hubiera obtenido su hegemonía sería notable. En el cuadro actual Cambiemos cuenta con menos gobernaciones que el FpV pero el PRO gestionará las más potentes: Ciudad Autónoma y Buenos Aires. Los radicales sumaron Jujuy y Mendoza a Corrientes. El total no es tanto entre 24 distritos pero tres son de las más grandes.

Otras dos muy gravitantes son conducidas por fuerzas opositoras: Córdoba sigue en manos del delasotismo, los socialistas retienen Santa Fe. El FpV retiene numerosas provincias, menos pobladas y ricas.


La estrategia de campaña de Macri fue zigzagueante, casi una seguidilla de tácticas a veces contradictorias. Surtieron efecto y las campañas son resultadistas como el fútbol. Competir es importante, ganar es esencial. Una campaña que concreta sus interpelaciones es buena para esos exclusivos fines.

Scioli tuvo que hacerse cargo de dilemas no sencillos, acaso irresolubles en algún punto. Algunos le pedían que marcase más lejanía con la presidenta Cristina, otros que fuera “más kirchnerista”. Es fácil enunciarlo y muy difícil cumplirlo día a día y convencer. Scioli optó por ser fiel a su fuerza (gestualidad digna que puede ser costosa) buscando colar estilo personal propio. Acaso le faltaron anuncios de mejoras de lo ya adquirido, de políticas de “segunda generación”. Un modo posible sería bancar las conquistas o avances y exhibirse como innovador, como promotor de un estadio superior. Un ejemplo entre tantos sería celebrar la política educativa del kirchnerismo en lo referido a inclusión y fijar metas en materia de retención de matrícula, calidad de la enseñanza, presentismo, incremento de la proporción de egresados en cada ciclo e inserción laboral De nuevo: es más simple proponerlo que concretarlo.


Las campañas son atractivas... si duran todo un año se colman de vicisitudes. Así ocurrió en 2015 y es más que factible que episodios distintos y dispares hayan impactado en los guarismos finales. Los enumeramos telegráficamente: el lector o lectora los recordará. Massa como aliado o en la interna abierta de Cambiemos. Florencio Randa- zzo interviniendo en las Primarias Abiertas (PASO) o como candidato a gobernador bonaerense. Carlos Zannini. Aníbal Fernández. Cualquiera puede pensar que una movida distinta referida a esos protagonistas hubiera parido otra historia. Imposible refutar los contra factuales, pero es válido opinar que la campaña no es todo, sino la culminación de un tiempo político más largo y polifacético.

Otro tanto, opina este cronista, sucede con el poder o influencia de los medios. Es claro que el Grupo Clarín jugó fuerte y aviesamente desde hace un lustro y que celebra desde ayer mismo. Aunque la mayoría de las denuncias fueron inconsistentes o falsas, algún daño habrán causado.

De cualquier modo, la política existe. Una decisión ciudadana de gran magnitud, la experiencia comparada y nacional lo dicen, no se añeja en la campaña ni está supeditada (exclusivamente) a la intervención mediática.

En democracias estables, el pueblo se expide sobre el oficialismo, es una suerte de plebiscito. En la doble vuelta primó aunque por un margen estrecho, el talante de rechazo sobre el de adhesión.

También debe ponderarse que la gente de a pie vota pensando en lo que mejor conoce y más le importa: su vida cotidiana, su trabajo, los servicios públicos que disfruta o sufre, la educación, la seguridad urbana, el transporte.


Es constante que los perdedores en una pulseada tan importante se encarnicen con una causa única. O busquen en la defección (o “traición”) de aliados la clave principal. Todas esas variables concurren e inciden pero hay mucho más en danza.

El FpV en su conjunto pierde la elección, lo que atañe a Scioli y también a la presidenta, los gobernadores y sus cuadros dirigenciales. Quedarse en el reproche a los medios o a las manganetas de los compañeros no será buen modo de reconstituirse para reconciliarse con el favor popular. La merma del 54 por ciento que sumó Cristina en 2011 al 38 de Scioli un mes atrás es significativa, cabe preguntarse sus porqués (se subraya el plural).

Las legislativas de 2013 prendieron luces de alarma a nivel nacional, en provincia y dentro del espectro peronista. Tal vez no se elaboró bien como atender las demandas y disconformidades que entonces se expresaron.

Enojarse por la supuesta ingratitud del electorado es otro subterfugio posible. Sería muy impropio en el kirchnerismo que fue revalidado dos veces por el pueblo soberano: cumplió tres mandatos completos, record único en la historia argentina.

Habrá que meditarlo con tiempo y serenidad, estudiando datos duros de las votaciones, valiéndose de encuestas cualitativas y sobre todo apelando al análisis político. Ha de haber razones lógicas, lo que no equivale a compartibles.


Un 51 por ciento largo de los votos, repartidos de manera dispar en diferentes provincias, expresa un apoyo poli clasista aunque más anclado en los estamentos medios altos o altos.

El fuerte de Macri fue la zona Centro: Santa Fe, Córdoba, la CABA (gigantescas diferencias en las dos últimas), Mendoza le añadió apoyos. Scioli se hizo fuerte en el NOA, el NEA, la Patagonia. En Buenos Aires su ventaja fue mínima: no bastó.

El cuerpo electoral no tiene un imaginario único ni resumible con vaguedades. Hay demandas implicadas, una era el relevo del FpV ya obtenido.

Las otras, cabe inferir, son mantener los derechos, bienes y posiciones laborales adquiridos de 2003 y mejorarlos. Tal fue la promesa electoral de Macri, imprecisa en los objetivos y casi silenciosa en materia de instrumentos.

El discurso ganador nada añadió a esa página en blanco. Desde mañana los hechos probarán cómo piensa Cambiemos “un gobierno para todos”, en especial para los humildes como enunció la vicepresidenta electa. Su líder se comprometió a no perder tiempo en revanchismos y ajustes de cuentas. Siempre gratifica que se digan palabras así aunque no se compadecen con ofensivas que se anuncian contra la Procuradora General, los empleados públicos. Y más en general con la praxis de los jueces de Comodoro Py, que hicieron de ariete en las últimas semanas.


Conservar el 48,6 por ciento no exime de la derrota pero constituye un capital. Una primera mirada periodística o profana anticipará una “guerra civil” en la dirigencia peronista. Con un caudal político elevado, presencia decisiva en el Congreso, gobernaciones e intendencias, tal vez los compañeros privilegien conservar posiciones, cerrar filas, no dispersarse y ver cómo arranca su mandato Macri.

Cristina Kirchner subsiste como la mayor referencia. Nadie sabe qué rol asumirá. Tuvo un gesto constructivo al llamar a Macri como también hizo Scioli. Esas movidas complacen a la gente del común y es bueno que sea así.


Se ha polemizado sobre las promesas incrementales de Macri, sus visiones siempre win-win, la hipótesis de que es accesible bajar impuestos y mantener las prestaciones sociales. También el invento de una devaluación sin consecuencias negativas. Decirse desarrollista es un giro curioso aunque por ahí es por tirarle un guiño a Rogelio Frigerio que es mayormente neoconservador, más allá de la portación de apellido.

Ante una transición de 19 días el momento de refutar las promesas inviables cede paso a mirar qué definiciones concretas adopta Macri. Cuando lo haga, porque empeñó su palabra pero sobre todo porque el número cuenta, deberá atender a los millones de votantes que se inclinaron por otro proyecto.

La pregunta del millón es si una fuerza novata en el poder sabe reconocer los límites que le demarcan el Congreso, el equilibrio de fuerzas, los ciudadanos que creyeron en conservar niveles de empleo, salarios y derechos sociales.

El programa implícito de Cambiemos meses atrás era una economía ofertista, “abierta al mundo”, un acuerdo veloz con los fondos buitres, baja o supresión de retenciones y subsidios, con una devaluación brusca e inmediata. El endeudamiento externo sería clave para ingresar divisas y reanimar la economía. Tal vez la perspectiva desde la Rosada le indique que ese camino, ideológico y favorable a los poderes concentrados y grandes empresas, puede traerle dolores de cabeza muy súbitos.


El GPS de Macri recalculó desde hace meses en una sorprendente admisión de la aceptación de pilares del modelo kirchnerista. En ese caso la oratoria cedió ante el realismo. La Argentina está bastante desendeudada comparada con los trances previos al 2003, el nivel de desocupación es mínimo, las jubilaciones son casi universales y ampliaron mucho su cobertura, hay paritarias anuales. Y se han ampliado y tutelado derechos de minorías en general poco atendidas por la derecha. Es un piso precioso para elevar. Las dificultades económicas, en especial la restricción externa y el amesetamiento del trabajo informal complican el presente inmediato: desafían a cualquier administración.

Todos estos temas dan para más, hurgar en detalle el mapa electoral por ejemplo. Lo cierto es que el sistema democrático funciona y que se logró alternancia porque la oposición supo aglutinarse mejor que en 2007 y 2011, porque los últimos años no fueron los más fecundos del kirchnerismo... en una de esas porque el oficialismo cometió errores no forzados en la campaña misma.

Scioli le deseó suerte a su rival y pidió “que Dios lo guíe”. Aun siendo agnóstico, se puede compartir el deseo. Nadie sensato puede arrobarse con la perspectiva de una entrada catastrófica del nuevo gobierno. La gobernabilidad y la paz social son un capital valioso y a la vez frágil...

Amanece una nueva etapa en la que el macrismo tendrá el gobierno y la iniciativa. Si el FpV no se distrae en cuitas internas puede construir una oposición vivaz y activa. Cada día hasta el 10 de diciembre habrá anuncios, designaciones, gestos más rotundos que el discurso de campaña que, como ya se dijo, fue eficaz como proselitismo. La apelación a la “pesada herencia” puede ser un rebusque de entrada pero no dará mucho respiro a quien prometió llegar al cielo sin escalas.

Gobernar es otra historia, un cambio de pantalla que definió la ciudadanía ejercitando con libertad y sin temores su derecho y su deber. Respetar su decisión es buena praxis democrática y un mandato. La continuidad del sistema es un logro de toda la sociedad civil.

mwainfeld@pagina12.com.ar


Rispondi  Messaggio 5 di 21 di questo argomento 
Da: alí-babá Inviato: 24/11/2015 05:54
Discursos llenos de la nada misma

Rispondi  Messaggio 6 di 21 di questo argomento 
Da: alí-babá Inviato: 24/11/2015 05:55
la mariu ya anunció que dejará sin trabajo a 120000 empleados de la administración pública de la provincia.....si puede


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