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General: LENÍN MORENO SE IMPUSO A GUILLERMO LASSO EN SEGUNDA VUELTA
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 03/04/2017 10:45
LENÍN MORENO SE IMPUSO A GUILLERMO LASSO EN SEGUNDA VUELTA


El exvicepresidente de Ecuador ganó por un estrecho margen y será el sucesor de Rafael Correa.

 

Lenín Moreno esperaba ganar las elecciones en primera vuelta. Sólo un punto lo separó, a finales de febrero, de alcanzar esa meta, que Alianza PAÍS, coalición de partidos en torno a Rafael Correa, pretendía a toda costa. El cálculo era sencillo: urgía evitar una segunda vuelta, principal objetivo de la oposición, pues Ecuador corría el grave riesgo que llevó al fin del ciclo kirchnerista en Argentina. En ese país se daba por descontada la victoria de Daniel Sciolli, quien ganó en primera vuelta, pero sin tener ni diez puntos de ventaja ni la mayoría absoluta. La segunda vuelta fue vertiginosa y Mauricio Macri aprovechó para propulsar su idea de cambio, luego de más de una década de progresismo. Ese escenario mostró cuán difícil es apostar por la continuidad de un proceso cuando han pasado tantos años, que sólo puedan significar un desgaste en el mismo. Aun cuando se han conseguido conquistas sociales, justificar la permanencia de un mismo matiz político se complejiza.

Ahora bien, existe una diferencia significativa entre los escenarios de desgaste de la izquierda en Ecuador, respecto de Argentina, Brasil y, el más crítico de todos, Venezuela. En estos tres países la oposición ha logrado convencer a un sector importante de la sociedad sobre la pertinencia de una trasformación, y el proceso terminó mostrando señales de insostenibilidad. No obstante, Ecuador es un caso atípico, pues la izquierda históricamente ha sido hegemónica, desde los gobiernos militares sensibles al tema social hasta gobiernos de la era democrática. Se trata obviamente de un progresismo variopinto, pero resulta llamativo, por ejemplo, que desde el restablecimiento de la democracia tuvo al menos tres gobiernos de izquierda (Jaime Roldós Aguilera, Rodrigo Borja y Rafael Correa) y dos de corte populista con un discurso antioligárquico (Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez).

A esto se suma algo que fue vital para entender el triunfo en las urnas de Lenín Moreno, a pesar de que se completen diez años de esa plataforma en el poder. Cuando Ecuador se asoma a su pasado, se encuentra con políticas neoliberales que causaron un daño muy grande, un atraso y una inestabilidad política que atentaron no sólo contra el prestigio del país en el exterior y en la región, sino en la propia autoestima nacional.

El peor momento de todas las crisis que antecedieron a Rafael Correa ocurrió en el feriado bancario en 1999, que derivó en un empobrecimiento radical de la clase media. A ese pasado este Ecuador le teme, pues el sector bancario y financiero no sólo jamás asumió responsabilidad alguna por lo ocurrido, sino que sacó sus capitales antes de la crisis, con lo cual estuvo protegida de una situación que provocó la salida de dos millones de ecuatorianos (en ese momento la población alcanzaba los 11 millones).

Lenín Moreno, por lo tanto, aprovechó el cambio radical que han significado diez años de correísmo. Esto bajo una Constitución que no sólo ha sobrevivido, y completará el año que viene un decenio, sino que para muchos recoge el talante liberal de la Revolución Alfarista de finales del siglo XIX. También influye el aumento considerable en la efectividad en la gestión del Estado -especialmente en infraestructura- y, por supuesto, las cifras macro con las que ha jugado el oficialismo, y que son reducción de pobreza, indigencia, concentración de la riqueza y un aumento considerable de la inversión para ciencia y desarrollo.

El reto más complejo que debió enfrentar Moreno luego de la primera vuelta consistió en demostrar que aún se puede hacer una mejor gestión. Esto significa un equilibrio complejísimo entre desmarcarse de Correa -sobre todo del estilo pendenciero y que algunos definen como autoritario- y encarnar la esencia de la Revolución Ciudadana. Ganar la elección en segunda vuelta no significa que haya superado el reto, ni que haya conseguido la meta más difícil de cualquier presidente en Ecuador: llevar a término su mandato. Correa es el primero en lograrlo en 21 años.

Moreno recibe un país dividido y sumido en una polarización. Aunque tenga una mayoría significativa en la Asamblea (órgano legislativo), con 74 escaños de un total de 137, esta oposición tiene un mandato para ejercer control sobre el gobierno. En 2009, Correa le sacó 23 puntos de ventaja en primera vuelta a Lucio Gutiérrez y en 2013, 34 puntos a su más inmediato rival, Guillermo Lasso. Cifras que muestran no sólo la popularidad que llegó a tener el actual mandatario, sino la diferencia mayúscula de estos comicios respecto de los anteriores.

De ahora en adelante nada será fácil para el correísmo, Alianza PAÍS y Lenín Moreno, tres elementos que desde hoy se deben disociar. La primera como ideología debe enfrentar una prueba histórica para determinar si puede trascender la figura de su líder fundacional y natural. Alianza se enfrenta a las primeras divisiones o al menos las más representativas, por la nueva forma de gestión, y porque la precariedad de recursos hace mucho más compleja la tarea.

Moreno tiene a cuestas la enorme responsabilidad de llenar la figura de Correa, en un régimen en el que se ha fortalecido el presidencialismo, y los enfrentamientos con la oposición y la prensa están a la orden del día. Lenín tendrá que convencer a la oposición que consiguió una votación histórica, que su ánimo de reconciliación es genuino, y a las bases de Alianza PAÍS que tiene la estatura intelectual y de estadista como para continuar con el proceso. Con la dramática situación en Venezuela y una región dividida en dos bandos, Quito se convierte en un modelo cuya supervivencia se explica por evitar las interpretaciones ortodoxas del socialismo y la renovación de sus líderes. El próximo 24 de mayo empezará la más dura de las pruebas para ese proyecto.

Profesor Universidad del Rosario

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 03/04/2017 10:59

Lenín Moreno triunfa en la segunda vuelta de las presidenciales en Ecuador

Publicado: 3 abr 2017 00:26 GMT | Última actualización: 3 abr 2017 05:52 GMT
5.1K345

Con más del 94% escrutado, el candidato oficialista ha obtenido el 51,07% de los votos, frente a un 48,93% del opositor Guillermo Lasso.

Por otro lado, el oficialista había considerado que su actual oponente, el banquero Guillermo Lasso del movimiento CREO, sería el pretendiente más fácil de derrotar en la segunda vuelta, igual que sucedió cuando Correa venció en 2006 al "hombre más rico del Ecuador", Álvaro Noboa.

En conversación con RT, Moreno había prometido que si llegaba al poder, "todos los corruptos irán a la cárcel y resarcirán el dinero a los ecuatorianos".

Sus propuestas de gobierno

El analista político Mauricio Morro dijo a RT que a pesar de tener un carácter y una personalidad muy distintos a Correa, el presidente electo tiene la obligación de mejorar todo lo hecho por el mandatario anterior y por la Revolución Ciudadana. El experto también ha recordado que, siendo el vicepresidente de la república, Moreno fue crítico con el entonces presidente en algunas posturas.

El candidato opositor, por su parte, había asegurado que este balotaje es "crucial" para elegir entre el "camino de Venezuela o el camino de la democracia y de la libertad", al haber emitido su voto. Ahora, el opositor afirma que exigirá un recuento de los votos.

Fue obligatorio realizar una segunda ronda electoral luego de que Moreno no alcanzase el 40% del apoyo en primera vuelta (obtuvo el 39,3%) ni el 10% por encima de Lasso, que consiguió el 28,1% de los votos el pasado 19 de febrero.


Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 03/04/2017 11:13

Correa dice que triunfo del oficialismo fue claro en presidenciales de Ecuador

Spanish.xinhuanet.com   2017-04-03 12:58:55   

QUITO, 2 abr (Xinhua) -- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó hoy que el candidato oficialista, Lenín Moreno, consiguió una clara victoria ante el opositor Guillermo Lasso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas este domingo.

"El triunfo es claro, contundente, irreversible", dijo el mandatario, al tiempo que pidió respetar la voluntad popular.

Escrutado el 95,17 por ciento de las actas por parte del Consejo Nacional Electoral, Moreno obtiene el 51,11 por ciento de los votos válidos, frente al 48,89 por ciento de Lasso.

"Aquí no hay lugar a ninguna duda, gracias a Dios y al pueblo ecuatoriano es una nueva victoria de la revolución ciudadana (su proyecto político de izquierda)", señaló el jefe de Estado, quien está en el poder desde 2007.

Correa llamó a aceptar los resultados oficiales parciales de la autoridad electoral. "Un llamado a la paz, a aceptar los resultados del pueblo soberano como nosotros lo hubiéramos hecho", apuntó.

El mandatario denunció brotes de violencia en varias delegaciones electorales provinciales protagonizados por sectores descontentos con los resultados. En concreto, mencionó que se han registrado desmanes en las ciudades de Quito, la capital, Esmeraldas, Ibarra y Azogues.

"¡Qué lástima!, lo que no logran en las urnas, quieren lograrlo por la fuerza, con su prepotencia", señaló el gobernante socialista.

Frente al anuncio del movimiento opositor CREO de impugnar los resultados y pedir un recuento, Correa respondió: "que hagan lo que quieran para que confirmen la victoria del pueblo ecuatoriano".

"Pero que cese la violencia, que así como están llamando a reconteo, que también llamen a sus militantes a que se calmen, hay desmanes terribles, han querido tomarse los consejos electorales en varias provincia. ¡Ya basta!", señaló.

El escrutinio oficial continuaba la noche de este domingo a la espera de terminar el proceso una vez contado el 100 por ciento y anunciarse los resultados definitivos.


Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 05/04/2017 02:58

El triunfo de Lenín: ¿bisagra regional?

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El triunfo de Moreno oxigena a un conjunto de gobiernos nacional-populares, progresistas y de la izquierda continental. Foto: TeleSur.

La victoria de Lenín Moreno en Ecuador pone tempranamente en jaque a la teoría de “fin de ciclo” regional: el candidato del correísmo triunfó precisamente por haber ilustrado con claridad el peligro del retorno conservador a su país, tras las experiencias en curso en Argentina y Brasil. Gana por las profundas transformaciones sociales en Ecuador durante la década de gobiernos de Rafael Correa Delgado, pero además por saber transmitir el impacto de las regresivas políticas económicas implementadas por Macri y Temer, quienes veían en Lasso un hipotético nuevo aliado regional.

El triunfo de Moreno oxigena a un conjunto de gobiernos nacional-populares, progresistas y de la izquierda continental. Y, sobre todo, puede servir de impulso a ese espacio de cara a las elecciones presidenciales que vienen: México, Paraguay y Brasil, en 2018, y Argentina en 2019. Alguno dirá que el candidato de Alianza País ganó por apenas dos puntos. Es verdad. Macri lo hizo por la misma diferencia, e intenta ejecutar transformaciones de indole estructural, regresivas para las mayorías, como si las urnas lo hubieran colocado por encima del 60%. Temer, que ni siquiera sacó un voto propio, implementa drásticas medidas, como el congelamiento de la inversión social por el plazo de dos décadas y la ley de tercerización laboral a la que se oponen las centrales sindicales. Por eso era importante, en el caso de Ecuador, evitar un triunfo de Lasso, que aunque sea por la mínima hubiera significado un brusco giro de la política económica del país.

Para Lasso, el slogan de “cambio” fue una bendición derivada del duránbarbismo durante el primer tramo de la campaña, cuando logró meterse al ballotage desplazando a Viteri. Pero, a su vez, los quince meses de gobierno de MM se colaron de lleno en la recta final rumbo a la segunda vuelta, aguandole la fiesta al banquero. Es que la derecha regional no tiene un solo ejemplo de gobierno por el que pueda decir: “ahí está el camino”. El México de Peña Nieto, el de los 43 de Ayotzinapa y el “gasolinazo”, no lo es. Tampoco Temer y Macri, tal como hemos visto, por sus políticas de shock. Menos el Paraguay de Cartes, cuya policía viene de reprimir -un muerto mediante- las protestas contra el intento de reelección del mandatario. Y PPK, salpicado por las revelaciones de Odebrecht, se suma al pelotón. Hablamos de países donde, además, ha existido una considerable concentración del ingreso para los sectores más pudientes, exactamente a la inversa de lo sucedido en los países con conducciones posneoliberales, donde el coeficiente de Gini ha demostrado mayor igualdad. Con la derrota de Lasso, Ecuador evita mirarse en el espejo de ese bloque de países.

Visto a nivel regional, el triunfo de Lenín podría llegar a ser un punto de inflexión. Un momento bisagra para América Latina y el Caribe. Dependerá de la evolución de las próximas elecciones, donde en casi todos los casos que mencionáramos previamente las variantes nacional-populares, progresistas y de la izquierda encabezan los sondeos. Pero ese será otro cantar, y para eso falta. Primero Correa deberá juramentar a su primer vicepresidente como nuevo Jefe de Estado de Ecuador. A fin de cuentas, las tesis de “fin de ciclo” y sus agoreros se han topado con un caso que demuestra que la puja política entre dos modelos contrapuestos está más viva que nunca en el continente.


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 05/04/2017 03:03

Ecuador: Mi razón para votar por Lenín Moreno

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lenin-morenoPor Kintto Lucas.

Como el hombre aquel que se compró un bumerán nuevo y nunca pudo dejar el viejo porque cuando lo bota siempre regresa, así se presenta la historia electoral de Ecuador y en particular de lo que se autodenomina izquierda ecuatoriana, o izquierdas ecuatorianas.

Las elecciones son, al fin de cuentas, una pequeña imagen de la realidad política del momento, que es también parte de un proceso histórico, de un proceso mucho mayor a los diez años que dura el gobierno de Rafael Correa. La izquierda ecuatoriana ha vivido electoralmente de prestado y no ha logrado crear una base popular propia, y eso se puede analizar desde Velasco Ibarra a Rafael Correa, pasando por Rodrigo Borja, Frank Vargas, Fredy Ehlers, Lucio Gutiérrez, León Roldós o Paco Moncayo.

El error de algunas izquierdas fue creer que yendo de prestado estaban haciendo la “revolución”, sin entender las limitaciones de los procesos. Otras en cambio, se han sumado reiteradamente de forma oportunista a candidatos prestados para ver cómo conseguían algún puestito o sostener parte de sus pequeñitas agendas grupales o personales en caso de triunfo.

Hoy vivimos en un mundo de ficción donde unos creen que están haciendo la revolución y construyendo el socialismo. Algunos incluso creen que el destino de la humanidad pasa por Ecuador, hasta hablan de un nuevo “Stalingrado”. Otros creen, en cambio, que están combatiendo el comunismo. Que están en una nueva cruzada contra el comunismo. También están los que creen combatir el fascismo. En el caso ecuatoriano es parte del barroco que también se expresa en todas las fanescas partidistas. Hemos llegado a un punto en que todos los partidos o movimientos, sin excepción, son una especie de fanesca que va desde la izquierda a la derecha.

Hoy algunos representantes de las izquierdas ponen énfasis en su realidad personal o grupal, no piensan, ni miran más allá. Aquellos que fueron atacados por el gobierno creen que los fundamental es oponerse a todo lo que tenga algún vínculo con éste. Aquellos que se beneficiaron del gobierno creen que los fundamental es defender todo incluso acciones retrogradas. Unos y otros caminan en defensa de sus pequeños intereses, y finalmente, terminarán perdidos en el camino de la historia.

Por fuera de la ficción que viven unos y otros, está la realidad, están los grandes intereses que se esconden detrás de la política y en particular de cualquier elección. Los intereses que buscan sacar partido de una u otra propuesta electoral. El poder real. Por otra parte, están las grandes masas populares que intentan enderezar su destino impuesto de antemano, más allá de lo electoral. Cuando llegan las elecciones, esas masas populares esperan que gane alguno que no sea tan malo en el camino permanente de intentar enderezar ese destino impuesto. Finalmente, nos guste o no, a fuerza de buscar encaminar su destino, los pueblos son estrategas.

Ahora, ante la disyuntiva de la segunda vuelta electoral entre Lenín Moreno y el banquero Guillermo Lasso, hay quienes, individualmente desde algunas izquierdas, asumen diversos análisis para justificar el apoyo a una de las dos opciones o no votar por ninguno de los dos candidatos finalistas, y no logran mirar más allá del pequeño metro cuadrado en que se mueven.

No hay como equivocarse al elegir entre Lenín Moreno y Guillermo Lasso. Moreno representa una opción democrática, con todas las limitaciones que puede expresar su candidatura. Se puede votar por Lenin de una forma crítica, sin dar cartas en blanco, aceptando que es necesario luego acompañar el proceso y, si se desvía, luchar por enderezarlo. O incluso resistirlo. Votar por Lasso e inventar explicaciones para hacerlo es, por lo menos, un error estratégico muy grave para cualquier izquierda.

Sin olvidar ninguna crítica al gobierno, en este momento es necesario asumir sin ambigüedades el apoyo a Lenín Moreno. Conozco a Lenín y sé que es un demócrata (más allá de que la palabra demócrata encierre muchas limitaciones); creo que es alguien que puede tender puentes, incluso hacia sectores con los cuales se han dinamitado y es difícil volverlos a levantar; es una persona que tiene la tolerancia necesaria para llevar adelante un proceso democrático, no revolucionario (y por favor no ahuequemos más la palabra revolución). La necesidad de mantener una postura digna en defensa de la integración latinoamericana y de los procesos democráticos es fundamental en la realidad actual. Es una necesidad estratégica que Moreno puede mantener. En el ámbito político y económico, seguramente en lo esencial el gobierno de Lenín Moreno será similar al de Tabaré Vázquez en Uruguay, con las diferencias económicas y políticas [y de alianzas] propias de cada país. Eso es bastante en la realidad actual.

Sin creer que en Ecuador la situación se pueda asemejar a un “Stalingrado chiquito”; sin pensar que un gobierno modernizador capitalista puede hacer cambios estructurales; sin haberme ilusionado que una Constitución como la ecuatoriana sea un documento revolucionario; convencido que no se hace ninguna revolución desde la institucionalidad; sabiendo que los verdaderos cambios sociales se hacen desde la lucha social no desde la burocracia; aceptando los graves “errores” del gobierno que van desde no haber estatizado una de las grandes telefónicas en lugar de renovar el contrato en 2008 hasta haber firmado el TLC con la Unión Europea que en el mediano plazo será catastrófico para las pequeñas y medianas economías campesinas; aceptando que dentro del gobierno y en los alrededores se esconden muchos oportunistas y acomodados que se dicen de izquierda y otros tantos de derecha; y criticando duramente los casos de corrupción; no podemos confundirnos al elegir entre Moreno o Lasso.

Podemos ser muy críticos con un proceso que se desvirtuó en los últimos años y que incluso tomó algunas medidas que se pueden catalogar como neoliberales, pero no podemos entregar directamente el futuro político del país a la derecha más reaccionaria y al capital financiero nacional e internacional, ayudando a sumar un nuevo aliado a la derecha latinoamericana que se va reposicionando y reconsolidando.

Ni ayer, ni hoy, ni mañana, habrá justificación válida para votar a Guillermo Lasso desde la izquierda, o desde alguien o algo que se denomine de izquierda. Quienes creen en eso, se equivocan. En tanto que quienes están convencidos de que no debe apoyarse a ninguno de los dos candidatos deberían asumir, como lo hacíamos en otros momentos históricos, una campaña franca por el voto nulo. Dejar su postura política abierta a la ambigüedad, abre paso a interpretaciones tendenciosas y hace que su postura quede cuestionada.

En 1992 cuando apoyé y defendí la rebelión liderada por Hugo Chávez contra el 90 por ciento de la izquierda uruguaya, y años después cuando reforcé mi apoyo al proceso bolivariano desde Ecuador cuando solo dos o tres lo apoyábamos, fue pensando estratégicamente, sin creer que haría la revolución. Aunque luego Chávez demostró un liderazgo que no han tenido quienes venían desde la izquierda. Un liderazgo que será difícil de igualar, sobre todo por su capacidad de mirar estratégicamente América Latina y el mundo.

No apoyé a Correa en la primera vuelta del 2006, apoyé a Macas y volvería a hacerlo; creí en la Constitución y me comprometí con su aprobación incluso teniendo muchas críticas en los cambios de ultima hora en la redacción final y sabiendo que tenía muchas limitaciones en el tema laboral; participé en el gobierno convencido de que la política internacional marcaría una diferencia, y así fue por los menos en el período por el que yo puedo responder; renuncié (ni me botaron ni di un paso al costado) cuando vi que el gobierno se encaminaba a firmar el TLC y vi además que la restauración conservadora no venía solo de afuera sino desde adentro; siempre me pareció un cuento lo del socialismo del siglo XXI o socialismo del buen vivir o tantos inventos sin sustento teórico ni práctico; y nunca usufructué de una mínima prebenda en el gobierno o fuera de él. Si bien mucho de eso no tiene importancia, cuando uno asume una postura en momentos como el que vive Ecuador y América Latina es importante dejar claros algunos antecedentes. Ojalá todos los actores políticos y siempre puedan aclarar sus antecedentes.

El 2 de abril, mi voto por Lenín Moreno es un voto pensando estratégicamente en el futuro de América Latina, ni más ni menos. Un voto estratégico desde la izquierda.

(Tomado de La Haine)



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