En nuestro mundo cada vez más interconectado, hay un vasto espectro de experiencias. Mas todos somos parte de la familia humana y, cuando nuestros hermanos y hermanas sufren, nosotros sufrimos también. Si no estamos seguros de cómo ayudar, acudimos a Dios por guía.
Podríamos ser llamados a ser voluntarios en un hogar de cuidados, a donar libros a una biblioteca, a ayudar a los niños o a apoyar una obra de caridad. Hacemos aquello que resuena con nuestros corazones y que podemos apoyar con nuestros talentos y recursos. Hoy comienzo el ciclo de dar. El servir me proporciona gozo y satisfacción, porque sé y siento que verdaderamente estoy cumpliendo con un trabajo sagrado.
Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. —1 Juan 3:11