Pagina principale  |  Contatto  

Indirizzo e-mail

Password

Registrati ora!

Hai dimenticato la password?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
Felice compleanno sexxies3 !                                                                                           Felice compleanno Akil !
 
Novità
  Partecipa ora
  Bacheche di messaggi 
  Galleria di immagini 
 File e documenti 
 Sondaggi e test 
  Lista dei Partecipanti
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Strumenti
 
General: Otra nieta recuperada (van 139)
Scegli un’altra bacheca
Argomento precedente  Argomento successivo
Rispondi  Messaggio 1 di 4 di questo argomento 
Da: Gran Papiyo  (Messaggio originale) Inviato: 13/03/2025 00:46
SALUDOS REVOLUCIONARIOS 
(Gran Papiyo)        


Primo  Precedente  2 a 4 di 4  Successivo   Ultimo  
Rispondi  Messaggio 2 di 4 di questo argomento 
Da: Gran Papiyo Inviato: 13/03/2025 01:03

Abuelas de Plaza de Mayo encontró a la Nieta 139

"Inexorablemente la verdad de los crímenes de la dictadura sigue saliendo a la luz"

Es la hija de Noemí Macedo y Daniel Inama, secuestrados en noviembre de 1977. "Hoy sabemos un poco más quiénes somos, no solo ella, sino todos y todas porque, a veces, la realidad nos pasa por encima. Otras nos regala un abrazo, una certeza, una alegría de que el mundo y este país es un lugar de encuentro", celebró su hermano Ramón Inama.

 
 
Estela de Carlotto bajó triunfal las escaleras de la Casa por la Identidad. La sonrisa no  le cabía en el rostro. Había recorrido el mismo camino tan solo tres semanas atrás, y con el mismo objetivo: anunciar que las Abuelas de Plaza de Mayo seguían encontrando a los bebés robados durante la dictadura –a pesar de los pesares y del avance del negacionismo hasta convertirse en la política oficial. En este caso, Estela llegó hasta el escenario para comunicar que habían hallado a la nieta 139, hija de Noemí Macedo y Daniel Alfredo Inama, secuestrados en noviembre de 1977 y desaparecidos desde entonces. “Inexorablemente, la verdad sobre los crímenes de la dictadura sigue saliendo a luz”, celebró la presidenta del organismo de derechos humanos.

El auditorio de la Casa por la Identidad está repleto. Se escuchan unos golpes en la puerta lateral. Es Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Llega en una silla de ruedas que empuja Horacio Pietragalla Corti, exsecretario de Derechos Humanos de la Nación y uno de los nietos que encontraron las Abuelas. Pietragalla mira hacia abajo del escenario para cerciorarse de que sus dos hijas estén bien. Taty responde a los saludos y agita sus brazos.

 
 

A los pocos minutos, Estela de Carlotto baja por las escaleras. La secunda Buscarita Roa, la vicepresidenta de la institución, que llega acompañada por su nieta Claudia Poblete. En el escenario se acomodan varios nietos: Victoria Montenegro, Andrés La Blunda, Miguel Santucho, Guillermo Amarilla Molfino, Catalina de Sanctis Ovando, Leonardo Fossati, entre otros. Manuel Goncalves Granada, nieto y secretario ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), recorre a paso acelerado las escalinatas para leer el comunicado junto con la presidenta de las Abuelas.

“Iniciamos el 2025 con la felicidad de otro encuentro”, comienza Estela. A su izquierda, un muchacho sonríe y casi se esconde detrás de las fotos y de una jarra de agua. Es Ramón Inama, uno de los hermanos de la Nieta 139.

 

Son pocos los datos que se conocen, por el momento, de la mujer que está por cumplir 47 años. En noviembre, la contactaron desde la Conadi porque Abuelas tenía denuncias anónimas que indicaban que podría ser hija de desaparecidos. Ella accedió a testearse en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). La confirmación llegó mucho antes de lo que esperaba, tanto que la novedad la sorprendió de vacaciones fuera del país.

“Es un acto de justicia, un acto de reparación”, celebró Ramón, que el lunes por la tarde recibió una visita de Goncalves en su casa de La Plata para anunciarle que habían encontrado a su hermana.

        Manuel Inama                  Noemí Macedo

Los padres

Daniel Alfredo Inama nació el 12 de noviembre de 1951 en La Plata. Era hincha rabioso de Estudiantes. Sus amigos y compañeros le decían Pablo, Pelado o Loco. Militaba en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML), una organización muy golpeada por la represión.

Como cuenta Ramón en el libro Ahora siempre, Daniel fue, al menos, por unos meses colectivero en una línea de La Plata. De dos parejas anteriores tuvo dos hijos, Ramón y Paula.

Con Noemí se conocieron en Mar del Plata. Ella era menor. Había nacido el 8 de febrero de 1955, y había hecho sus estudios en colegios católicos. Sus compañeros la llamaban Noe o Negrita.

 

Daniel y Noemí fueron secuestrados en los primeros días de noviembre de 1977. Hay testimonios que los ubican en el centro clandestino conocido como Club Atlético, ubicado en la zona de Paseo Colón y Cochabamba, en el Bajo de la Ciudad de Buenos Aires. Al momento del secuestro, Noemí cursaba un embarazo de seis o siete meses. Por lo que se estima que su hija debió nacer entre enero y febrero de 1978. Para entonces, ya no estaba en funcionamiento el Atlético y sus prisioneros habían sido trasladados al Banco.

En el juicio conocido como Jefes de Área, se juzgó lo que había pasado con la pareja. Allí, el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 reconstruyó que se había producido un secuestro de varios militantes del PCML en un edificio ubicado en Arenales al 2300. Entre ellos estaban Teresa Mabel Galeano, Jorge Manuel Giorgieff, Beatriz Noemí Longhi, Oscar Dionisio Ríos. Los jueces estimaron que también se hallaban en el departamento Daniel y Noemí, particularmente porque Darío –el hijo mayor de Galeano y Giorgieff– declaró haber visto a “Daniel”, un compañero que vivía en su casa, maniatado y vendado cuando llegó de la escuela.

 

El mismo TOF 5 dijo que contaba con actuaciones de la División Asuntos Extranjeros (DAE), que funcionaba dentro de la Superintendencia de Seguridad Federal (SSF), en las que se individualizaba a todas las personas que serían secuestradas en ese operativo de noviembre de 1977 como militantes del PCML.

La familia de Noemí fue prácticamente diezmada por el terrorismo de Estado. Su padre, Laudelino Macedo, era albañil y militante del Partido Comunista (PC). Fue secuestrado en octubre de 1977, semanas antes de que cayeran Noemí y Daniel. Laudelino fue visto en los centros clandestinos conocidos como el Club Atlético y el Banco. Su hermana Gloria Nelly Macedo también fue secuestrada junto a su marido, Rubén Justo García, y su hija Miriam Viviana García. Otro cuñado, Oscar López Lamela, también fue privado de su libertad.

 

La mamá de Daniel, Lucila Ahumada de Inama, siempre buscó a su nieta. Murió en abril de 2013, víctima de la inundación que enlutó a La Plata.


La búsqueda

Ramón fue uno de los primeros integrantes de H.I.J.O.S La Plata. Integró la comisión de Hermanos, dedicada a buscar a los niños y niñas robados durante la dictadura. “Nosotros en La Plata buscamos a esta hermana muchísimo, y pensamos que habíamos agotado todas las instancias y que era un caso cerrado. Y, sin embargo, las Abuelas nos demuestran 139 veces que nunca es la última esperanza”, contó en la Casa por la Identidad. Por lo que pudo saber este diario, la Nieta 139 fue criada por un integrante de las fuerzas.

 

“Hoy alguien más puede saber quién es porque lo sabe. Porque Daniel y Noemí la desearon, la quisieron y es justo por él, por ella, por ellos que hoy sea un día mejor. Hoy sabemos un poco más quiénes somos, no solo ella, sino todos y todas porque, a veces, la realidad nos pasa por encima. Otras nos regala un abrazo, una certeza, una alegría de que el mundo y este país es un lugar de encuentro”.

Varios de sus compañeros de HIJOS La Plata aplaudían emocionados. En primera fila estaban Matías Moreno, subsecretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, y la abogada Verónica Bogliano. A la salida, Lucía García no podía esconder la emoción. “Éste es el primer caso cercano que tenemos nosotros”, decía.

“Estoy muy contento porque Ramón es un amigo, un compañero y trabaja en la subsecretaría de Derechos Humanos. A pesar del negacionismo y del desfinanciamiento de las políticas de memoria, la verdad triunfa”, festejaba Moreno.

 

“La realidad se empecina”, sumaba Pietragalla Corti. “Ante más neoliberalismo y más negacionismo, sale la verdad”.

Una lucha de amor

Cuando estaba promediando la conferencia de prensa, les preguntaron a Estela de Carlotto y a Buscarita Roa cómo hacían para seguir buscando después de tantos años. “Nos tocaron lo más sagrado, que es un hijo o una hija”, respondió la presidenta de Abuelas.

“Es una lucha de amor para que no se repita”, resaltó. “Al fin y al cabo, de eso se trata esta lucha: de reparar lo que el terrorismo de Estado quiso destruir. Nos impulsa el amor, la ternura, la certeza de que la verdad –aún cuando sea dolorosa– puede sanar, en parte, las heridas, y esto lo hemos comprobado en los 139 casos que hemos resuelto”.

 

Estela subrayó que no es una búsqueda en solitario: que para encontrar a un nieto o a una nieta se necesita la sinergía de la sociedad y el Estado. En este caso, hubo quien aportó un dato a Abuelas; la Conadi investigó y convocó a la mujer y el BNDG realizó los análisis. También destacaron que el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) proveyó información.

La Conadi está siendo desmantelada. El RUVTE, que también funciona dentro de la Secretaría de Derechos Humanos, quedó diezmado por los despidos que decidieron Alberto Baños y Mariano Cúneo Libarona. El BNDG está desfinanciado. “La continuidad de las políticas de Estado es fundamental para terminar con delitos de lesa humanidad como lo son las apropiaciones de nuestras nietas y nietos, así como es central el papel de la Secretaría de Derechos Humanos”, enfatizó la presidenta de Abuelas.

 

"Yo les pregunto a la señora (Victoria) Villarruel y a sus amigos los genocidas si van a negar que hemos encontrado a una nieta", intervino Taty Almeida. "Señora Villarruel y compañía: ojo con seguir negando porque están haciendo un papelón tremendo. Que sepan que se van a seguir buscando y van a seguir apareciendo nietos", subrayó la presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

"Los años pasan rápido --continuó Buscarita Roa. Estamos muy viejitas y quedamos muy poquitas Abuelas. Estamos desesperadas para que aparezcan los nietos que faltan", reconoció.

139

Después, del brazo de Victoria Montenegro, Estela de Carlotto llegó hasta la otra sala de la Casa por la Identidad. Allí, tomó la posta Ramón. Junto con la presidenta de Abuelas, caminaron unos pasos para cambiar el contador, y que, desde ahora, empiece a mostrar los 139 encuentros, las 139 restituciones de la identidad.

Y, como sucede desde hace dos años, la liturgia se repitió. “Abuela-la-la-la”, cantaba Daniel Santucho Navajas, que restituyó su identidad en julio de 2023, y se abrazaba con su papá, Julio, y con su hermano Miguel. Todos felices porque las Abuelas, una vez más, lograron lo que parecía imposible.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      


Rispondi  Messaggio 3 di 4 di questo argomento 
Da: Gran Papiyo Inviato: 24/09/2025 01:24
SALUDOS REVOLUCIONARIOS 
(Gran Papiyo)        

Rispondi  Messaggio 4 di 4 di questo argomento 
Da: Gran Papiyo Inviato: 24/09/2025 01:32

Entrevista con la Nieta recuperada 139

Paula Inama: "Quise agradecerles a las Abuelas por buscarme"

En enero, restituyó su identidad. Se encontró con una hermana y un hermano que siempre la habían buscado. Quiso ir a agradecerles a las Abuelas por haberla encontrado y destaca el rol que jugaron la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), dos de los organismos atacados por el Gobierno de Javier Milei.

 
                                                                       Paula Inama (nieta N°139)
 
 
Por Luciana Bertoia para Página/12

En octubre del año pasado, Paula recibió un correo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). Le decían que tenían información que querían compartir con ella. Sintió que algo le estrujaba el pecho. Tenía 46 años y dos hijos. En todo ese tiempo, no se le había cruzado que podría ser hija de personas desaparecidas.

Llamó y acordó un encuentro. El 1 de noviembre estuvo en la Conadi y, de allí, se fue al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) a dejar una muestra de su sangre. Aunque nunca había sospechado que podía ser una de las tantas víctimas del terrorismo de Estado, ese día Paula pensó: “Ojalá dé positivo y pueda saber quién soy y quiénes fueron mis padres”.

 

El 20 de enero pasado le llegó un mensaje. Querían hablarle desde la Conadi. Ella estaba de vacaciones en Brasil. Así se enteró de su “positivo”. Era la hija de Daniel Inama y Noemí Macedo, militantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) secuestrados en noviembre de 1977. Ambos fueron vistos en el centro clandestino de detención conocido como Club Atlético.

 

Desde entonces, la vida de Paula dio un vuelco. Se encontró con dos hermanos, Paula y Ramón, y varios sobrinos. Quiso ir a la casa de las Abuelas para agradecerles en persona por haberla buscado.

En una charla con Página/12, Paula cuenta su historia. “Estoy focalizada en que siga creciendo la relación con mis hermanos biológicos. De mis padres lamentablemente no puedo tener nada nuevo, pero de ellos sí”, dice.

–¿Cómo llevás estos meses?
–La verdad que a veces bien, a veces mal. Es como un sube y baja de emociones porque yo nunca imaginé mi realidad de hoy en día. No sospechaba o tenía dudas de algo. Nunca. Jamás. Cuando me llega el mail de la Conadi diciendo que tenían información confidencial para mí, no entendía nada. Lo primero que hice fue mandárselo a mis amigas. Todas somos del mismo año. Una me decía: “¿Pero nunca se te cruzó, Pau? Porque yo alguna vez pensé que podía ser (hija de personas desaparecidas)”. No. A mí nunca se me cruzó, ni por haber nacido dentro de estos años. Entonces, fue todo más duro. No sé cuánto tiempo lleva, pero el proceso es difícil.

 

–¿Vos estás anotada en enero o febrero de 1978, que era cuando se calculaba que podrías haber nacido?
–No, yo estoy anotada en abril. Mi partida de nacimiento dice que yo nací el 18 de abril de 1978. Por lo que pude reconstruir, mi mamá tenía siete meses de embarazo cuando la secuestraron. Entonces, calculo que debo haber nacido en enero de 1978. Pero de mi mamá no sé casi nada.

–La familia de tu mamá fue prácticamente diezmada por la dictadura…
–Sí, con ella son seis los desaparecidos. Mi abuelo, una hermana, su marido, su hija y otra hermana más. Y, bueno, mi mamá. Son seis.

–¿Cómo recibiste la noticia de que eras la hija de Noemí y Daniel?
–Me enteré en enero. Estaba de vacaciones. Yo había dado mi muestra el 1 de noviembre. En Conadi me dijeron que los resultados tardarían entre cuatro o seis meses. Cuando vi el mensaje en enero, dije: “Es obvio de que es positivo. Si no, ¿por qué me iban a llamar?”. Cuando volví, lo primero que hice fue ir a la oficina para hablar con Manuel (Goncalves Granada), Sabrina y todos. Y ellos me decían que era una de las familias más golpeadas por la dictadura.

 

–Era una familia muy humilde, ¿no?
–Sí, mi mamá era de Mar del Plata. Hasta donde sé, trabajaba en una ferretería.

–¿Y vos qué impresión tenías de lo que había pasado durante la dictadura?
–Desde siempre ha sido un tema que me sensibiliza mucho. Por supuesto sabía lo que había pasado, pero no es un tema en el que me metí de lleno. Sí, he participado en las marchas porque era algo que me tocaba muy de cerca. Cuando me enteré de esto, empecé a querer saber más, a interiorizarme. Igual, no demasiado porque me hace mal. Lo hago, pero con cuidado. Voy de a poco. Ahora, me invitaron a un curso que dictan desde Abuelas. Lo voy a hacer porque es una forma de conocer más, de saber más de Abuelas, que es lo que me interesa mucho, sobre todo por todo el trabajo que hacen.

 

–¿Ya tenés el archivo biográfico para conocer más de la historia de tu familia?
–No, todavía no. Después de que yo aparecí, según me contaron, llamó una amiga de la adolescencia de mi mamá. Están esperando a que esté la entrevista para agregarla al archivo y entregármelo.

–¿Vos pudiste ver la conferencia en la que se anunció que te habían encontrado?
–Sí, la vi. Estaba en Brasil. Manu me pasó el link para que pudiera seguirla. En ese momento, es como que no me terminaba de caer. Decía: “¿Soy yo? ¿Están hablando de mí?”

–Difícil…
–Sí, aparte estaba allá con mis hermanos de crianza. Ellos me contuvieron y acompañaron. No estaban mis amigas, que son las que desde un principio son mi gran apoyo. Estaban todas en lugares distintos de vacaciones. También estaba con mis hijos, así que una intenta estar lo más entera posible. Desde el principio, cuando me enteré, enseguida fui a hacerme el ADN, y como que dije “ojalá me dé positivo”. O sea, el llamado no me sorprendió tanto. Como que había algo que me decía que iba a dar positivo, que yo iba a saber quién era y quiénes eran mis padres. Entonces, cuando me llamaron para confirmarlo, sí fue movilizante, pero yo ya sabía que iba a pasar.

 

–Vos decís que no tenías sospechas de que podías ser hija de personas desaparecidas, pero, al mismo tiempo, dijiste “ojalá que el análisis dé positivo”. ¿Por qué pensás que te pasó eso?
–No sé. Lo sentía.

–¿Habías tenido una crianza difícil?
–La verdad que no; por eso, pienso que también el proceso es difícil. Toda mi vida fui optimista en todos los sentidos. Siempre fui de ver el vaso medio lleno en todo. Siempre aprendí a sacar lo mejor.

–Tenés un hijo más grande y otra más chiquita. ¿Cómo les vas contando?
–Sí, Santi tiene 19 y Renata, ocho. Cuando me enteré por el mail, tenía la certeza de que no era la hija biológica de mis padres. Ellos veían que algo me pasaba. A Santiago le pude contar antes del positivo con todas las letras. Estaba sorprendido, como yo. Renata también lo sabe. A mí costaba más contarle porque era más chica. Me ayudaron en la escuela a la que ella va. Hablaron sobre la identidad y eso me ayudó un montón para ir llegando a ese lugar. Me ayudó un montón porque me siento más acompañada con mis emociones y mis altibajos.

 

–¿Por qué habías estudiado Derecho?
–Estoy estudiando. Cuando terminé la escuela, empecé a estudiar y a trabajar en Tribunales. Era muy movido el laburo entonces, peor que ahora. Lo prioricé y dejé de estudiar. Tuve hijos. Antes de enterarme de esto, me había anotado para retomar porque era algo que quería hacer, que tenía pendiente. Después es como que te van cerrando cosas. Por los testimonios de otros nietos, sé que es así. Vas entendiendo cosas que no entendías.

–¿Por ejemplo?
–Mi forma de ser. Si bien yo nunca dudé ni sospeché ni creí que no era hija de mis padres, siempre me sentí diferente a ellos y a mis hermanos. Mi carácter, mi forma de pensar o de ver las cosas. Y ahora me entero de cómo era mi papá biológico, de las cosas que hacía y voy entendiendo. Por ejemplo, que a él le encantaba el deporte y bailar. Yo soy así.

 

–¿Te encontrás parecida a Noemí y Daniel?
–Sí. Cuando vi la foto de mi mamá, me vi parecida. Todas las que la vieron me decían que era igual. Cuando vi la foto de mi papá, se me vino a la mente automáticamente una foto mía de chiquita que yo tenía muy presente. La busqué y era como que veía la foto de mi papá. Eso me gustó.

–Vos compartís el nombre con tu hermana Paula, que junto con Ramón te estaban buscando…
–Es re fuerte. Porque, aparte, sabemos que era el nombre preferido de mi papá.

“Es muy emocionante saber que me buscaron”

De dos parejas anteriores, Daniel Inama había tenido dos hijos: Ramón y Paula. Ambos buscaron a su hermana nacida en cautiverio. Ramón lo hizo desde su militancia en H.I.J.O.S, donde integró la comisión de Hermanos.

 

 

Hace unos años, Ramón había escrito una carta abierta y desvelada para su hermano/a. “Puedo decirte quién soy/ y escribirlo con los ojos cerrados/ sin temor a equivocarme./ Puedo contarte también de tu hermana/ a la que a veces le dicen Lorena/ pero se llama Paula./ Sin embargo no puedo decirte,/ o más bien no me animo/ a contarte sobre tu padre, tu mamá/ y de ambos su destino./ Te abrazaría en silencio, supongo/ para evitar decirlo”, arrancaba el texto.

–¿Qué te pasó cuando leíste o escuchaste la carta abierta que te había escrito tu hermano Ramón?
–Es muy emocionante. No sé cómo explicarlo. La escucho el día de hoy de nuevo y me es difícil entender que es para mí. Digo: “Me buscaba, me esperaba, pensaba en mí”. Eso me emociona. Los dos me esperaban. Ramón era la figura visible. Se cargó la búsqueda al hombro. Y esa carta como que lo dice todo: lo que él sentía, lo que le pasaba. Es hermosa.

 

–¿Fue buena tu experiencia con la Conadi y el Banco Nacional de Datos Genéticos?
–Re. Me saco el sombrero. Porque va más allá del laburo que hacen, ponen todo. Estuvieron siempre poniéndose en mi lugar. Cuando recibí el mail, me comuniqué de inmediato. Sabrina fue un amor por cómo me habló. Me contó lo que me podía contar. La conocí a la semana y todos me recibieron con mucho amor. Yo desconocía todo ese trabajo. Después me escribían para ver cómo estaba o si necesitaba algo. Con Manuel, pese a que cada uno vive en cada punta de la provincia, nos hemos encontrado para charlar.

–¿Cómo es tu vínculo con las Abuelas?
–Yo quise ir a conocerlas y agradecerles personalmente. Sentía que tenía que hacerlo. Elegí un martes, que es el día que se reúnen. Tuve la suerte de que estaban Estela (de Carlotto) y Buscarita (Roa). Pude agradecerles en persona todo lo que hicieron.

 

–Vos arrancaste el vínculo con tus hermanos por WhatsApp. ¿Cómo fue el proceso hasta que se encontraron?
–Creo que se sorprendieron porque fue rápido. Ellos siempre fueron muy respetuosos conmigo. Después de que volví de las vacaciones, fui a Conadi. Al rato, le escribo a Manuel diciéndole que me parecía que estaba bien tomar contacto por WhatsApp. Él les avisó que yo había pedido sus teléfonos, y yo les escribí. Empezamos a hablar. Me contenían a distancia. Siempre se pusieron en mi lugar porque me decían que ellos sabían esta historia de toda la vida. Esa actitud que ellos tuvieron conmigo me fue dando la pauta de que eran buenas personas. Eso me dio la seguridad y las ganas de conocerlos porque me esperaron y me buscaron toda la vida. Este proceso habrá llevado un mes y pico. Me fui a La Plata a conocerlos. Yo iba a ir sola, pero mis amigas me acompañaron. Me dijeron: “Te acompañamos, te dejamos, te esperamos las horas que te tengamos que esperar y te pasamos a buscar”.

 

–¿Y cómo mantienen el vínculo?
–Nos vemos. Hablamos todo el tiempo. Por suerte, nos pasa como si nos conociéramos de toda la vida.

–¿Cómo te decidiste a ir a la última conferencia en Abuelas, cuando se anunció que habían encontrado al Nieto 140?
–Manuel me escribió y me contó. Yo estaba trabajando en el juzgado y automáticamente sentí que tenía que estar ahí, así que le avisé a Ramón. Quería estar. Quería acompañar.

–¿Tenés contacto con otros nietos y otras nietas?
–Se hacen reuniones virtuales de nietos. Estuve en la única que se hizo desde que aparecí. Pude escuchar lo que contaban de sus historias. A mí me sirve un montón porque si bien tengo una red de contención copada no es lo mismo escuchar a otros que les pasó lo mismo que a vos. Estoy en un grupo de WhatsApp. Me hace bien.

 

–¿Qué le dirías a alguien que le pasa lo mismo que a vos, que le llega un mail de Conadi?
–Andá. Hay que intentar dejar el miedo a un costado porque se te vienen mil cosas a la mente. Animate. Siempre es mejor saber la verdad.

–¿Cómo te imaginás el futuro de ahora en más?
–Estoy focalizada en que siga creciendo la relación con mis hermanos biológicos. De mis padres lamentablemente no puedo tener nada nuevo, pero de ellos sí. Espero que sigamos juntos.

SALUDOS REVOLUCIONARIOS 

(Gran Papiyo)      



Primo  Precedente  2 a 4 de 4  Successivo   Ultimo  
Argomento precedente  Argomento successivo
 
©2025 - Gabitos - Tutti i diritti riservati