Imaginemos una pareja en la etapa máxima de su enamoramiento. Todo entre ellos es comunicación: se hablan con la mirada, con una y mil frases bonitas, a través de recados, tarjetas, cartas... ¡y hasta por telepatía!
Pero un día, algo molesto sucede que rompe la comunicación, esto desencadena una serie de situaciones conflictivas y dolorosas, que pueden llegar hasta la fractura o total rompimiento de la relación: esa pareja ha permitido que el ruido se interponga entre ellos.
¿El ruido?
¡Sí! Pasa lo mismo que cuando hablamos por teléfono. Un ruido extraño en la línea dificulta el entendimiento. Si es leve, sólo molesta un poco, pero se logra la comunicación, aunque sea a medias. Mas si el ruido es estruendoso, hace imposible que llegue el mensaje. Esto se arregla volviendo a marcar.
Pero en el caso de una pareja de novios, ¡y sobre todo de esposos!, que dejan entrar el ruido en su hogar, el problema se vuelve difícil -aunque no imposible- de resolver.
Es importante, por eso, conocer los ruidos de todo tipo, que pueden dañar a la pareja, con el fin de evitarlos.
Estos ruidos pueden ser:
- El egoísmo que encierra a cada uno en su mundo, y que impide comunicarse.
- El activismo. Si no se dan tiempo el uno para el otro, la línea termina por cortarse.
- La agresividad. Nadie es receptivo para escuchar cuando se le trata con dureza.
- Las adivinanzas. Dar por hecho cómo piensa el otro, y decidir por él.
- El miedo a hablar. A veces podemos conformarnos con una paz barata cuando se evitan los temas en los que puede haber desacuerdo, para evitar conflictos. Esto a la larga separa.
- La intervención de otros. Es una interferencia abierta; no hay mejor forma de proteger la relación, que mantener la intimidad.
- Los silencios. A veces resulta cómodo no hablar, pero si no hay comunicación el amor se estanca, y termina por enfriarse.
- Las grandes diferencias en la forma de ver la vida, pues esto los llevará en caminos opuestos. Cada pareja deberá buscar intereses en común, esto les permitirá comunicarse a diferentes niveles, enriqueciendo la relación.
¿Hay algo que le haga ruido en su relación?
¿Qué le parece si lo platica con su cónyuge? ¿o su novio(a)? Es una buena forma de combatir el ruido.