Las dulces tentaciones que muchas veces pueden acabar con todos los esfuerzos de dieta, no son para nada falta de fuerza de voluntad de su parte. Según estudios publicados recientemente, los antojos por los dulces, como queques, galletas, etc. son realmente un tipo de "adicción a los carbohidratos".
Lo que sucede es que, en algunas personas, pueden haber desbalances hormonales y neuroquímicos que alteran la capacidad del cuerpo de producir serotonina. Esta hormona, juega un papel vital en el bienestar general, ya que es la responsable de que se experimenten sentimientos de felicidad y satisfacción. Cuando esta baja, la persona puede sufrir irritabilidad, dolores de cabeza, y cambios negativos en el estado de animo que pueden llegar hasta depresión severa.
Una dosis de azúcar puede ayudarle al cuerpo a compensar los niveles de serotonina para sentirse mejor. Es por esta razón que si se está un poco deprimido o triste, salir corriendo a la heladería más próxima parece una excelente solución. El problema es que los helados y galletas son un remedio temporal. Una sobrecarga de azúcar, obliga al cuerpo a liberar una gran cantidad de insulina, la hormona encargada de controlar la glicemia (azúcar en sangre). Esta hormona lo que hace es trabajar para compensar el aumento, ocasionando que el azúcar en sangre disminuya tan rápido como aumentó. Al bajarse de nuevo el azúcar, se experimenta más ansiedad y apetito por lo dulce. Afortunadamente, ahora que se conoce la causa, se tiene también la solución. Hay muchas formas que las personas con este tipo de "adicción" pueden practicar para levantar el ánimo sin tener que rendirse a las tentaciones y acabar con todos sus esfuerzos.