
Quisiera que supieras Madre amada,
el cariño que siempre te profeso,
en tu pecho de amor, dulce embeleso,
pongo mi corazón entusiasmada.
Acógeme por siempre en tu morada,
dame tu bendición mientras te beso,
vengo a pedir tu ayuda, lo confieso,
quiero que seas Madre, mi abogada.
Si alguna vez a mí, me ves perdida
como alma pecadora de este mundo,
te imploro que me cures bien la herida,
no quisiera ofenderte ni un segundo
del tiempo que yo pase en esta vida.
¡Recíbeme en tu seno tan fecundo!
©Chelo Álvarez®.