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Angelical sobrino:
Veo que te ha sorprendido un tema del que no tenías ni idea y es totalmente nuevo para ti, así como para tu alma encomendada. Y esto ha supuesto nuevas circunstancias en sus relaciones con sus padres y con sus amigos. Algo que no estaba en tus planes, que ni imaginabas y te ha cogido por sorpresa. Algo que os pone nerviosos, a ti y a él, y hace que os comportéis a veces como tontos: ¡el chico se ha enamorado!
Temes que todo el buen trabajo realizado para fomentar buenas relaciones con sus padres y con sus amigos se venga abajo. Además, no sabes cómo ayudarle para que su comportamiento no sea el de un romántico sentimental y para que viva con ella una relación moralmente recta.
Vamos por partes y... ¡no te asustes ni te pongas rojo, hombre!
Lo primero que debes lograr es que el muchacho tenga una sana y correcta visión del enamoramiento, de la mujer y de la sexualidad en general. Por los informes previos, veo que el muchacho, en este punto, ha sido educado bien, pero tal vez un poco puritanamente. En este proceso ha influido, sin duda, el degradante ambiente actual en la sociedad respecto al tema: desde la nefasta influencia de un tal Sigmund Freud en la psicología, hasta la cultura y medios de comunicación hodiernos en los que la pornografía se muestra como si no fuese inmoral. Ante esto, algunas personas reaccionan fuertemente y toman posturas que pueden llegar al otro extremo. Y en la infancia y adolescencia del muchacho, un poco de esto se ha podido dar.
Entiéndeme bien, y haz que el muchacho lo entienda. La sexualidad en sí es buena, pues ha sido creada por Dios. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, hombre y mujer los creó. Y la sexualidad es un elemento constitutivo del ser humano, es el modo como los hombres se reproducen y cumplen el mandato del Creador de multiplicarse y llenar la Tierra. Además es una dimensión (no la única, ni la más importante) del amor humano. Y el matrimonio entre un hombre y una mujer es la forma en que esto se realiza.
Pero quizás antes de todo esto debía haberte hablado del enamoramiento. Como te habrás dado cuenta, es un estado anómalo del joven en el que su atención queda atraída, polarizada por otra persona y todo le habla de ella. Digo que es un estado anómalo de la atención, pero es lo más normal que le puede suceder a un joven con 16 años. No te apures. Verás que con el tiempo esa atracción externa va disminuyendo, y entonces la relación entre ambos deberá fundamentarse en un auténtico amor o terminará así como comenzó. Porque el enamorarse no significa que haya amor verdadero, eso debes hacérselo ver al joven. Uno se enamora de una chica por su atractivo físico, por sus cualidades humanas, por su forma de ser. Sí, es un primer paso. Mas el auténtico amor no se queda en esto, va mucho más allá. No se reduce a sentimientos, ni a una pasión momentánea, ni a la dimensión sexual. El verdadero amor es la total entrega al otro de forma desinteresada, es la donación a la persona amada sin pensar en uno mismo. Esto es lo que muchos jóvenes no llegan a entender. A ver si tú lo consigues con él.
Y, ¿cómo lograrlo? Bien, en tu caso concreto no creo que sea muy difícil. Tú deja que las cosas sucedan de forma normal, que sigan su desarrollo. Las primeras semanas no podrán vivir sin verse, estarán juntos casi todo el día. Cuando se despidan y él vaya a casa, la llamará por teléfono para saber cómo está... Aunque te parezca una tontería, déjale hacer, es normal. Después sus padres se darán cuenta de que está algo raro (se nota a leguas de distancia) y enseguida sabrán lo que pasa. La factura del teléfono aumentará considerablemente, los resultados académicos serán bajos, él ya no querrá estar ni con la familia ni con los amigos, sino sólo con ella. Quizás incluso ande por ahí canturreando músicas de amor... Esos días no intentes hablarle, no te hará caso. ¡Pobre de ti! Vas a pasar un período un poco aburrido. Pero míralo por el lado divertido: te podrás reír muchísimo con los sinsentidos que se digan el uno al otro (“te quiero”..., “te adoro”..., “mi palomita”..., “mi pececito”...) y podrás aprender para futuras misiones.
Por otro lado, atento a que no se produzcan enfrentamientos con la familia. Es casi seguro que cuando sepan que tiene novia comiencen a tomarle el pelo (más aún si es la primera vez). Un poco lo podrá soportar, pero si es mucho, estallará. Por eso ponte en contacto con los ángeles Joel, Ezequiel y Misael, quienes guardan de sus padres y hermana, para que trabajen con el fin de que no se metan demasiado con él. E incluso para que, después de las primeras bromas, se muestren cercanos y acogedores con él y con su novia.
Y respecto al comportamiento moral correcto, ¿qué te puedo decir? Es un tema delicado, especialmente en la sociedad occidental actual. Ya ves que revistas, películas, libros, anuncios, muestran toda clase de erotismo. Y ahora Internet se ha convertido en un nuevo y grande peligro en este campo. De ahí que muchos jóvenes andan balaceados por culpa de la pornografía. ¡Qué pena! Es un gran mal moral de muchas personas de hoy en día. Gracias a Dios y a su familia, tu protegido se ha sabido cuidar en este aspecto. En el fondo sabe que el amor no se reduce a la sexualidad. Sabe que las relaciones sexuales son una parte de la total donación física, psicológica y espiritual, de un hombre a una mujer y viceversa, una donación que se da en el matrimonio y que es para toda la vida. Por tanto, sólo tienes que reforzar estas convicciones y no dejar que se contamine con la confusión reinante. Que se mantenga firme en sus principios morales.
Ahora bien, no te vayas tú al otro extremo. No hay nada malo en que los novios se quieran, se besen, se acaricien. Son muestras de amor. ¿Acaso una buena madre no besa y acaricia al hijo que ama? Lo mismo sucede entre dos auténticos enamorados.
Espero que estas ideas te sirvan de ayuda. ¡Claro, como aún no has estudiado antropología desconocías esta faceta de los humanos! Pues nosotros, los ángeles, no tenemos este “problema”. Sí, estamos “enamorados” de Dios, fuente de Amor Supremo. Pero no tenemos “ángelas” que de repente nos vuelvan locos... En cierto sentido, ¡menos mal!
Encomiendo tu trabajo a San Valentín, patrono de los enamorados. Que te dé paciencia y sentido del humor.
Cariñosamente tuyo: Rafael Arcángel
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