| 
| 
 |  
| 
Cuerpo de mujer,  blancas colinas, muslos blancos,
 te pareces al mundo 
en
 tu actitud de entrega.
 Mi cuerpo de labriego
 salvaje te socava
 y hace saltar el hijo del
 fondo de la tierra.
 Fui solo como un 
túnel.
 De mí huían los pájaros
 y en mí la noche entraba
 su invasión 
poderosa.
 Para sobrevivirme te
 forjé como un arma,
 como una flecha 
en mi arco,
 como una piedra en mi honda.
 Pero cae la hora de la
 venganza, y te amo.
 Cuerpo de piel, de musgo,
 de leche ávida y 
firme.
 Ah los vasos del pecho!
 Ah los ojos de ausencia!
 Ah las rosas 
del pubis!
 Ah tu voz lenta y triste!
 Cuerpo de mujer mía,
 persistiré 
en tu gracia.
 Mi sed, mi ansia sin límite,
 mi camino indeciso!
 Oscuros cauces donde
 la sed eterna sigue,
 y la fatiga sigue, y el 
dolor infinito.
 PABLO NERUDA
 |  
| 
 |  |