La Danzarina del Espíritu
En un rincón de tu casa ha aparecido la danzarina del Espíritu. La fuente de agua emana un dulce vapor azul-rosa; los colores se tornan más vivos y las formas más nítidas; el tiempo cede su lugar al espacio que se apropia del momento…
La danzarina con gráciles movimientos toma asiento y como es costumbre te cuenta su historia:
“Hace ya eones que vivimos entre vosotros… Aunque somos invisibles al ojo de la razón y somos silenciosas por naturaleza, danzamos y danzamos en cada amanecer.
Vivimos en el gran cáliz y nos derramamos danzando con todas las criaturas que hallamos: Abuelos, padres, hermanos y más humanos; perros, gatos, loros y más animales; hadas, ángeles, unicornios y más criaturas mágicas…
Amados y odiados… con todos y cada uno de ellos danzamos en vosotros. Y al hacerlo el Espíritu nos sonríe.
Para bailar con nosotras no necesitas unos pies, no necesitas música, ni siquiera ser bailarín o bailarina. Ser un cáliz simplemente necesitas. Uno en el que te contengas y así al derramarnos te hallamos a ti y a todos los demás.
Nosotras somos el espacio que ocupan los sentimientos como: amor, paciencia, alegría, tolerancia, curiosidad, compasión y entereza. Siempre sois nuestra compañía y si cerrarais el ojo de la razón y escucharais nuestro silencio… la danza empezaría con vosotros y luego con los demás.
Nosotras somos el espacio que ocupa la distancia entre vosotros; entre tú y tus padres; entre tú y los demás. Esa distancia que define el tamaño de vuestros corazones y el color de vuestras intenciones. Si abrazarais esa distancia os descubriríais danzando en nuestros brazos y luego con los demás.
Nosotras somos el espacio que os separa de quiénes sois en potencia y en realidad. Esa distancia que separa la ínfima parte de quiénes creéis ser de quiénes sois en realidad. Si danzarais con nosotras, más allá os encontraríais y luego a todos los demás.
Y si nos observaras con el ojo de la razón: Verías las olas de una falda bailar con el viento de la vida.
Y si escucharas nuestro silencio: Oirías como el tiempo se echa a un lado y deja que el espacio tome el momento.
Y si tomaras tu cáliz: en el interior la sonrisa del Espíritu reflejada verías.”
La danzarina del Espíritu se aleja danzando con la melodía del silencio hacia el amanecer, vueltas y vueltas dan sus pies mientras con sus gráciles brazos abraza a un ser invisible al ojo de la razón.
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