La profecía anuncia matanzas sin fin, guerras, combates, asesinada la mayor parte de la humanidad por ángeles del Dios bondadoso y por el propio Jesús, cabezas cortadas, mujeres violadas, pestes, plagas, tormentos, torturas, agonías, lloros, angustias, fuego, azufre, la Tierra y el universo devastados por la gloria de Dios, por su venganza.

Tito está ansioso, tiene unas ganas tremendas, de que ocurra todo eso. Se comprende porque es entonces cuando su "Dios del amor, la bondad y la misericordia" vendrá a repartir amor, bondad y misericordia por doquier, hasta a los que no le conocieron, y que él será salvado, por supuesto.

Se entiende, se entiende claramente. De ahí sus ansias, sus ganas tremendas, de que llegue de una vez la próxima guerra mundial, por eso la anuncia cada dos por tres.

Tito, como cualquier otro cristiano, no se crean, tiene un deseo tremendo de muerte y destrucción, tiene un voraz apetito de ver a su mesías venir en las nubes repartiendo su justicia, aunque eso le cueste la vida a casi toda su creación tras tremendos terrores, padecimientos y sufrimientos. Es lo que prometió su Dios de amor y paz. Y se comprende porque, a pesar de todo y en otras partes, se autoproclama un "Dios guerrero", un "Dios de guerra".

¿No pensaba Tito en desastres, muertes, guerras, venganzas divinas, etc. etc. hasta que leyó la Biblia o fue así siempre?

¿Fue algún día una buena persona hasta que la Biblia le interrumpió esa bondad y le entró en su cuerpo el encono y la venganza?