La justificación del hombre ¿Por la fe sin las obras de la Ley, o por las obras y la fe?

En análisis al planteamiento del Apóstol Pablo, en cuanto a la fe sin las obras de la ley para ser justificados, está claro que Abraham le creyó a Dios y le fue contado por justicia; y esto no fue por las obras de la Ley, sino por la fe, con la que fue justificado. (Ro. 3.27-31). Santiago sobre la Ley dice, que la fe actuó juntamente por ofrecer Abraham a Isaac sobre el altar; y que por esto el hombre no sólo es justificado por la fe, sino también por las obras (Stg. 2.21-25). ¿Acaso es cierto, a como en este sentido lo plantea Santiago? Santiago tiene algo de cierto, en cuanto que obrando por la ley hay justificación para el hombre y no solamente por la fe, a como la tuvo Abraham. Sin embargo le faltó comprender, que aunque el Patriarca fue compulsado por IEUE Dios para sacrificar a su hijo sobre el altar, no lo hizo basado en algún precepto concertado con el pueblo de Israel; y por tanto las obras con ocasión de la Ley Mosaica, no eran aplicables en detrimento de Isaac. Ello era apenas una prueba, y no una ordenanza de una Ley propiamente dicha para consumar el holocausto humano en tales circunstancias; y no obstante lo valorable de este asunto es: “la fe que Abraham en Dios tuvo, de no hacer nada contra el muchacho”. Abraham más bien creyéndole en gran manera al Dios Omnipotente, puso a sus siervos a esperar con el asno, diciendo: “Yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a ustedes”; y luego le dijo a Isaac: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío”, porque estaba plenamente convencido del juramento hecho a él por Dios, que su linaje sería como las estrellas del cielo, y que en Isaac le sería llamada descendencia, para que en ella fueran benditas todas las familias de la tierra (Gn. 12.3; 15.5-6; y 21.12).

Santiago con las cosas que son necesarias para el cuerpo de los hermanos, considero que si tuvo suficiente razón en cuanto a la Ley, por cuanto expresó:

Stg. 2.15-15: Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

Ciertamente con respecto a ello, la fe sin obras es muerta (Stg. 2.17), pues todo el que dice creer en Dios, debe poner en práctica el amor, porque Dios es amor; y el que efectúa los dos mandamientos más grandes e importantes dados al pueblo de Israel, cumple toda la Ley, de los cuales ella depende y los profetas (1 de Juan 4.16; Ro. 13.10; y Mt. 22.39-40).