Entre los samaritanos y judíos había mucha discrepancia, de tal manera que no se trataban entre sí. Los samaritanos para los judíos eran inmundos, personas no limpias. Por lo tanto le era prohibido a los judíos tratar a los samaritanos, y a estos por la imundicia, era que los hebraistas los llamaban perrillos. Tanto el perro, el cerdo, etc., eran animales inmundo. Hay una parte de la palabra que dice, no eches las perlas a los cerdos, no sea que se vuelvan y os despedacen. Así como habían personas inmundas para la epoca, también habian espiritus inmundos, que se apoderaban de los humanos sumidos en inmundicia, para tenerlos como guarida. Lo que Cristo en lenguanje común dijo acerca de no darle el pan de los hijos del reino a los perrillos, también lo pudo haber dicho otro judío. Fijanse que luego le dice Cristo a la mujer, a la cual había dicho tales palabras, lo siguiente: "Ni aún en Israel he hallado tanto fe", es decir no consiguió tanta fe, en aquellos que se consideraban limpios o puros. En sí, al principio el pan estaba permitido al pueblo de Israel, y no a los perrillos (Inmundos). Tan sólo en términos comparativo se utilizaba esta expresión, como de igual forma lo será, para quienes no sean limpiados con la sangre de Cristo, ya que estarán fuera de la Ciudad Santa de Jerusalén. A pesar del coloquio utilizado por Cristo, cuando la mujer requería de su ayuda, después aconteció que viendo Cristo que los suyos no le recibieron, acogió a los perrillos, a lo más bajo y a lo más vil, pues fueron estos que lo recibieron con beneplácito y creyeron en su Nombre, por lo tanto le dio la potestad de ser hechos hijos de Dios.
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