En ese plan también hemos sido comparados a un campo de siembra al cual hay que preparar para establecerlo debidamente. Primero se desarraiga y luego se siembra para cuidarlo hasta que entregue sus frutos, porque el campo es una promesa de frutos.

Con la ley de Moisés Dios creó un cerco alrededor de su pueblo para separarlo espiritualmente de las naciones vecinas, si aún Israel cayó en las costumbres criminales de esos pueblos, ¡cómo hubiera sido entonces si Jehová no les hubiera entregado una ley tan rigurosa. Con la misma perspectiva haberles entregado en esas condiciones únicamente los diez mandamientos hubiera sido improcedente, como sembrar directamente encima de la cizaña sin limpiar primero el campo.

Por eso la ley de Moisés cumplió su objetivo guiando a Israel, preparándolo, HASTA que llegó Cristo el sembrador que hace prosperar el árbol de la vida que da fruto cada mes. En el mismo tanaj está ese propósito en Génesis 49.10 el reino, el legislador, y los pueblos a los pies del Prometido.

 

Igualmente los 10 mandamientos durante la regeneración no tienen sentido que existan como ley.

Ya que todos serán santos y a ellos no se les ocurre quitar a Dios lo que le corresponde, ni deshonrar a nadie, ni mentir, o asesinar, en fin. Todos serán santos y por el Padre mismo habitará con ellos, o sea que todos estarán inmersos en los propósitos del Altísimo.

Los 10 mandamientos también pueden verse como la lista de cargos por los que debe responder el maligno, o como los 10 virus que interrumpen nuestra verdadera conexión con Dios.

 

Si Cristo perdona por qué debemos cumplir los 10 mandamientos?

Porque en la regeneración cuando todo esté restituido, llegará el reino de justicia donde cada quien ocupará el lugar que le corresponde, el lugar que se ganó aquí con su comportamiento demostrando quién es verdaderamente. No se ocuparán cargos ni responsabilidades por recomendación del primo o del padrino, ni existirá el tráfico de influencias; cada quien estará en un lugar como pago por su actitud, es un galardón. O sea que desde aquí administramos la eternidad.