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PANEL DOCTRINAL: ¿CUAL ES LA CORRECTA: TRINIDAD, DUALIDAD O UNIDAD?
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: GOYOBRITO  (Mensaje original) Enviado: 02/08/2016 20:23

Trinidad; Dualidad; y Unidad

   Tres creencias cristianas se oponen entre sí: La Trinidad; la Dualidad; y la Unidad). ¿Cuál de estas tres es la correcta?

Trinidad:

El vocablo trinidad de carácter religioso, tuvo su origen en la teoría de Quinto Séptimo Florencio, mejor conocido como Tertuliano, en su hipótesis “Trinitas” de que los tres son de una misma substancia (Adversus Praxeam II, 4). Cuyo  vocablo que no aparece en ninguna parte de la Biblia como su expresión se indica, fue asumido en siglo IV d.C., por los obispos que se constituyeron en la iglesia católica; y es por ello que sostienen la creencia de tres divinidades (el Padre; el Hijo; y el Espíritu Santo), donde Dios el Hijo tiene sumisión al Dios Padre y el Espíritu Santo además de proceder de estos dos, es al mismo tiempo Dios, que comparte una misma adoración y gloria. Y en el supuesto de la percepción del dogma trino, de que aunque los tres son de una misma substancia, cada uno es distinto en la subsistencia.

   El credo de la Trinidad fue establecido de manera imperativa, en el Concilio Ecuménico de Constantinopla (381 d.C.), bajo el régimen del Emperador Teodosio I de Roma, donde se modificó el credo niceno que anteriormente había sido estipulado en una reunión realizada desde el 20 de mayo al 25 de julio de 325 de la E.C, cuando la convocó el Emperador Constantino el Grande, quien respetó el acuerdo de la mayoría de los obispos asistentes, que lograron imponerse al Presbítero Arrio, él que allí tan sólo contó con una representación.

Aunque por el derecho de culto y religión a muchas denominaciones que se dicen ser cristianas o evangélicas le es lícito profesar la doctrina o credo de la Trinidad, Pablo dijo en una ocasión: “…Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Co. 10:23). Empero se debe reflexionar en lo idolátrico y confuso, que el dogma trino ha conllevado a muchos, porque el dogma finalmente lo convirtieron en la creencia de tres divinas personas; pero cuando se analiza bien la palabra persona, es más relativa al ser humano; y bajo esta circunstancia es muy distinta al ánima celeste, la que en analogía es equiparable al espíritu celestial.

Así que al hablarse de tres divinas personas, es lo mismo decir “tres dioses humanos”, y esto no se compagina con la Doctrina de Cristo, la que desde los inicios de la predicación del Evangelio Santo y Eterno, ha persistido en la creencia en un Elohei Padre, único, verdadero e indivisible, quien se hizo carne en Jesucristo; para no sólo ser el Señor o el amo de todo lo creado, sino también para salvar a la humanidad, y es el que derrama en los creyentes de su Espíritu (Mc. 12:29; 1 Co. 8:4.6; Jn 17:3; Jn. 1:1,14; Ro. 9:5; 1 Timt. 3:16; 1 Jn. 5:20; Is. 35.4; Mt. 1.21; y İoel. 2:28). De lo contrario el mandamiento dado por IEUÉ a los descendientes de Israel, de ser Él, el único Elohei, sería una falsedad y carente de credibilidad en el Nuevo Testamento (Mc. 12:29); y entonces en discordancia a Deuteronomio 6.4, tendría que imponerse lo determinado por el hombre en los siguientes términos: “Oye Israel, nuestras tres Divinas personas de una misma substancia y distintos en la subsistencia, son: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Otro punto en que la trinidad entra en contracción, es que ubica al Espíritu Santo en tercera posición como una persona, pero él es quien engendró al Hijo en el vientre de María (Mt. 1:18,20); y por esto el Espíritu Santo es el mismo Padre, porque padre es el que engendra. En consecuencia tiene la preeminencia de estar de primero y no de tercero; y nos remite al Salmo segundo y a Hebreos 1.5: “Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”. Y en el hecho de que Cristo también dijo, que yo y el Padre somos uno, entonces tan sólo hay una categoría de lugar en la Divinidad, y no dos ni tres.

Dualidad:

  

   La Dualidad al igual que la Trinidad, no se encuentra como su expresión lo indica en ninguna parte de la Biblia, y basa su creencia en dos Dioses (Dios el Padre y Dios el Hijo), donde el Dios menor (Hijo) está subordinado al Dios mayor (Padre). Esta creencia por el hecho de no tener fundamento bíblico, es desde todo punto de vista cuestionable. Obsérvese que en el antiguo pacto no aparece por ninguna parte que IEUÉ haya dicho “Yo soy el Dios Mayor”, y en el Nuevo Testamento no se puede conseguir a IESUÉ diciendo que es el Dios menor, sino el Padre es Mayor que yo, por cuanto a su Santo Espíritu lo diferenció de ser superior a su condición humana de Hijo (Cuerpo o Velo de carne); aunque con este es uno en perfecta unidad (Jn. 17:21-23; y Ef. 4:1-5). Respecto a este Hijo, el Apóstol Pablo fue claro en decir, que en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad (1 de Col. 2:9-10). Así que habiendo en nuestro amado Cristo morando toda la Plenitud de la Deidad, no tenemos necesidad de dos Dioses o Divinas personas, ya en Cristo estamos completos.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: GOYOBRITO Enviado: 02/08/2016 20:26

Unidad:

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que seamos perfecto en unidad (Juan 17:22-23; y Ef. 4:1-5).

La Unidad que si aparece escrita en el Nuevo Testamento, es la correcta, pues está basada en la creencia de que todos somos uno con Cristo al igual como él es uno con el Padre, y sostener en esto la existencia de un sólo Dios hecho carne, y no en tres o dos Dioses, sino en el mismo ayer hoy y siempre. El Padre que es el Espíritu en Cristo, y este en Nosotros mediante una Porción espiritual (1 Timt. 3:16; Jn. 1:1,14; 17:22-23; y Hch. 4-5, 8); y estas razones inspiradas por el espíritu de Cristo, tuvo el Apóstol Pablo cuando expresó:

“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres (Slm. 68:18). Y es que subió, ¿Qué es, sino que también había descendido a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo (Pv. 30:4; y Jn. 3:13). Y él mismo constituyó a unos apóstolos; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de perfeccionar la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido  entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef. 4:1-16).”



 
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