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PANEL DOCTRINAL: MISTERIO DE IEUÉ (YAHVÉ) HECHO CRISTO
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: GOYOBRITO  (Mensaje original) Enviado: 20/03/2017 00:38

EL MISTERIO  ACERCA DE IEUÉ O YAHVÉ HECHO CRISTO EL MESÍAS), PARA LA SALVACIÓN Y REDENCIÓN DE SU PUEBLO:

   En tiempos remotos, cuando además de estar el Edén disponible para la especie humana con la libertad de comer todo cuanto fruto quisieren excepto el de conocer lo bueno y lo malo, el Padre Creador le dio al hombre (Adán) gloria y honra, hasta el extremo de que señorease sobre las obras de sus manos; y fue por esto que Satanás lo hizo caer para expulsión y muerte mediante Eva, tras de seducirla con una serpiente. Al caer Adán de su firmeza para con su Padre Creador, sobrevino el anuncio de la maldición entre dos simientes: “la de la culebra y la de la mujer”. Una heriría a la de la culebra en la cabeza y la de la culebra a la de la mujer en el calcañar. Desde entonces, el Ser Divino determinó un misterio que los manifestaría en los últimos tiempos; y para llevarlo a cabo, tuvo que servirse de varios personajes bíblicos como lo fueron: “Noé, Abraham, Isaac, Iekob, José y Moisés entre otros, hasta Cristo (el Mesías)”. Previamente IEÚE mediante sus profetas, venía anunciado en qué consistiría la revelación de ese misterio, que en efecto sería hacerse siervo bajo la forma de Cristo (el Mesías), para ser sacrificado por la salvación y redención de su pueblo. 

Es así que en correspondencia al Nuevo Testamento, Él fue colocando en su Escritura Sagrada, una serie de profecías que en el orden de importancia y a como siguen, darían cumplimiento a ese misterio en los tiempos del Emperador Augusto Cesar:

1) Como único Dios, Rey Salvador y Redentor, el primero y el último, principio y fin, Alfa y Omega:

“YO SOY IEUÉ tu Dios que te saqué de la tierra de Mitzraim [Egipto], de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mi” (Ex. 20:2-3).

“Oye Israel, IEUÉ tú Dios, IEUÉ uno es” (Dt. 6:4).

“…Porque ¿Quién es Dios, sino sólo IEUÉ?” (2 S. 22:32).

“Así dice IEUÉ Rey de Israel, y su Redentor, IEUÉ de los Ejecitos: Yo soy el primero, y yo también soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44:6).

“Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieron de la iniquidad, en Jacob, dice IEUÉ” (Isaías 59:20).

“Más yo soy IEUÉ tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro Dios fuera de mí, ni otro Salvador sino a mí” (Oseas 13:4).

“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu Rey vendrá a ti, justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9; Is. 62.11-12; Mt. 21.5; y Jn. 12.15).

“Tú crees que Dios es uno, bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Stg. 2:19).

“al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo (1 Co.16:27).

“al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad. Imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén (Jd. 1:25).

“Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tit. 2:13-14).

“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra” (2 P. 1:1).

“…y sus salidas son desde el principio, desde los días de la Eternidad” (Miq. 5:2).

“Yo Soy El Alfa y La Omega, El Principio y Fin, El que era, y que es y que ha de venir, el Todopoderoso” (Ap. 1:8).

“Yo Soy El Alfa y la Omega, El Primero y El Último” (Ap. 1:11).

“Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Ap. 21:6-7).

2) Como Roca y Salvación:

“Él es la Roca cuya obra es perfecta, porque todos su caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto” (Dt. 32:4).

“Pero engordó Jesurún, y tiró coces [engordaste, te cubriste de grasa]; entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación…De la Roca que te creó te olvidaste, te has olvidado de Dios tu Creador” (Dt. 15, 18).

“IEUÉ es mi Roca y mi fortaleza, y mi libertador…Porque ¿Quién es Dios, sino sólo IEUÉ? ¿Y qué Roca hay fuera de él?...Viva IEUÉ, y bendita sea mi Roca, y engrandecido sea el Dios de mi Salvación” (2S. 22:2, 32, 47).

“IEUÉ, Roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré, mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio…Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh IEUÉ, Roca mía, y redentor mío…Sobre una Roca me pondrá en alto… Roca mía, no te desentiendas de mí, para no sea yo, dejándome tú, semejante a los que defienden al sepulcro…Se tu mi Roca fuerte, y fortaleza para salvarme…Llévame a la Roca que es más alta que yo…El solamente es mi Roca y mi salvación…Se para mí una Roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi Roca y mi fortaleza… Mi carne y mi corazón desfallecen; más la Roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre (Salm. 18:2; 19:14; 27:5; 28:1; 31:2; 61:2; 62:2,6; 71:3; y 73:26).

“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó…Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Dn. 2:34, 35).

y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Roca Espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo” (1Co. 10:4; Éx. 17:6; y Nm. 20:11).

“La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser Cabeza de ángulo. IEUÉ ha hecho esto, ¿y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto os digo, que el reino de Elohei será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de Él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará” (Mt. 21:42-44; Salm. 118:22; y Hch. 4:11).

“Este IESUÉ es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; por no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el que podamos ser salvos (Hch. 4:11-12).

“Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen: La piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo” (Salm. 118:22; Mt. 21:42); y piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados (1P. 2:7; Is. 8:14).

3)  Como el Pastor de las ovejas:

“Porque así ha dicho IEUÉ el Señor: He aquí yo, mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré…”. (Ez. 34:11-24).

 “He aquí que IEUÉ el Señor vendrá con poder y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas” (Is. 40:10-11).

 “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Jn. 10:16).

“…porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Mt. 26:31; y Zc. 13:7).

4)  Como Dios Verdadero y que se hizo carne en la forma de Cristo (el Mesías) y fue traspasado:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Todas las cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho… Y aquel Verbo fue hecho Carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria como la del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”  (Jn. 1:1, 3,14, R.V. 1960).

“El cual siendo en la forma de Dios, no consideró ser Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho igual a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo tanto Dios lo exaltó hasta lo sumo, con un Nombre sobre todo Nombre, para que en Nombre de IESUÉ, se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”  (Fl. 2:6-11, N.V.B).

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su Nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Is. 9:6, R.V. 1960).

“Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Is. 35:3-6; y Mt. 11.5, R.V. 1960).

“Tomé luego mi cayado gracia, y lo quebré para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos. Y fue desecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Dios, que era palabra de IEUÉ. Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo IEUÉ: Échalo al tesoro; ¡Hermoso precio con que me han apreciado!Y tomé las 30 piezas de plata, y las eché en la casa de IEUÉ al tesoro” (Zc. 11.10-13; Mt. 26.14-15; y 27.3-10, R.V. 1960).

“Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos. Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes” (Slm.22:16-18; y Mt. 27:25, R.V. 1960).

“No será quebrado hueso suyo (Ez. 12.46; Núm. 9:12; Slm. 34:20; y Jn. 19:36).”

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, Espíritu de Gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por El cómo quien se aflige por el Primogénito” (Zc. 12:10: y Jn. 19:37, R.V. 1960).

“de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (Ro. 9:5, R.V. 1960).

“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”  (1 Timt. 3.16, R.V. 1960).

“Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! IESUÉ le dijo: porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Jn. 20:28-29).

“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es Verdadero; y estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Verdadero Dios y la vida eterna” (1 Jn. 5:20, R.V. 1960).

“Simón Pedro, siervo y Apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra” (2ª de Pedro 1.1, R.V. 1960).

“Porque en el habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y nosotros estamos completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad" (Col. 2:9).

“Pero tu Belén, Efrata pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los díasde la Eternidad” (Miq. 5:2).

5)     El que ha de venir:

“IEUÉ vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció desde el monte de Parán, y vino de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha” (Dt. 33:2).

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares” (Jd. 1:14).

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá…” (Ap. 1:7).



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