Hace unos 3500 años Israel fue sacado de Egipto; arrebatado presurosamente hacia la dura libertad del desierto.
Los israelitas fueron arrancados al gran dragón que los oprimía y tenía esclavizados: Egipto, una forma de sociedad construida sobre el silencio de los inocentes.
Aquella noche nació la Nación de Israel; el pueblo fiel al Dios verdadero, quién en su infinita bondad y misericordia rompió sus cadenas y dio las alas de la gran águila (Exodo 19:4; Apocalipsis 12:4) para que conocieran la profundidad de su pensamiento, y para que nunca se olvidara ese magno episodio, concedió celebrar la pascua gratitud y admiración.
“Y este día [14 de nisán] os será en memoria y lo celebraréis como fiesta solemne para el Señor Dios durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis” (Exodo 12:14)
Sacados de Egipto para ser instruidos en la Ley; en la de estatutos y normas que debían sacar a Egipto de sus mentes. Y la ley divina les llevó de la mano, a través de la soledad del desierto, afirmando el hábito de actuar de manera justa y correcta. Sujetos al plan Divino, el cual condujo lenta pero inexorablemente a la dignidad que los reconocería nuevamente como hijos de Dios.
“Egipto” representa esa forma injusta y egoísta de ver al realidad; realidad que expone a faraón como el ideal de los anhelos humanos; en esa ilusión demencial de creer que es un dios cuya corona de gloria está fundamentada sobre la llaga ensangrentada de la gran muchedumbre de “pequeños” que gimen sin esperanza de ser consolados o liberados del yugo insoportable de los poderosos.
Este es el ¨Egipto¨ del cual fue sacado el pueblo de Dios, pero que aún no sacamos de nosotros mismos. “Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero de los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: en el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. ……. 2 El animal será sin defecto, macho de un año lo tomaréis de las ovejas o de las cabras, y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel, entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y lo pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán” (Exodo 12: 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8).
La celebración de la pascua es una ceremonia que se hace en la luna llena. Pero la luna llena no cae siempre en 14 de nisán; entonces se toma el shabat (viernes por la noche) más próximo a la luna llena de esa fecha para realizar el Tzeder de Pesaj (celebración de la pascua). Este año dicha “fecha de luna llena más próxima” al 14 de nisán es el 3 de abril, ya que el sábado 4 de abril es día de luna llena. Es por esta razón por la que el “viernes santo” puede caer en marzo o en abril. Curiosamente este año el viernes santo y la celebración pascua judía se harán el mismo día (viernes 3 de abril).
Aquella noche (en el 14 de nisán) sacrificaron un corderito inocente, para recordar en ese derramamiento de sangre la memoria de aquel crimen original que cometieron los rebeldes, y que nunca debería ser olvidado. El modelo de sociedad propuesto por el dragón tuvo su inicio en el derramamiento de sangre inocente. Por esto es que los pueblos de la antigüedad sacrificaban niños y animales inocentes sin saber que este acontecimiento es un testimonio que forma parte de la memoria de la raza humana (Ezequiel 29:2, 3; Juan 8: 44; 1Timoteo 1: 9; 1Juan 3: 15). Sabemos esto porque nos fue revelado por aquel que entregó su sangre a los victimarios, para declarar inocentes a los que le creyeron y lo recibieron con amor.
(Basado en las notas del maestro Ignacio Gómez Yackovich)
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