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PANEL DOCTRINAL: BAUTISMO EN AGUA EN EL NOMBRE DE IESUE Y NO EN TRINIDAD
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: GOYOBRITO  (Mensaje original) Enviado: 18/05/2019 09:06

¿PORQUE EL BAUTISMO EN AGUA QUE DE YHVH SE DERIVA PARA SALVACIÓN DEBE HACERSE EN EL NOMBRE DE IESUE Y NO EN TRINIDAD?:


Con relación a la Salvación que YHVH haría por todos en el mundo, el ángel Gabriel le había anunciado a José con respecto al hijo que en María había sido engendrado por el Espíritu de Santidad, que: “SE LLAMARÁ SU NOMBRE IESUE, PORQUE ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO DE SUS PECADOS” (Mt. 1:21).

Tiempo después Juan Bautista vino como la voz que clama en el desierto, preparando camino a YHVH, y predicó el bautizó en agua del arrepentimiento para perdón de los pecados, diciendo que detrás venía uno más poderoso que él (Lc. 3:1-3, 16; y Mt. 3:11).

Bajo esas premisas enmarcadas dentro de una secuencia correlativa, el Apóstol Pedro quien inspirado por el Espíritu de Cristo, es muy oportuno, ya que al escribir en una de sus cartas de los padecimientos de Jesucristo a muerte por los pecados de los injustos, dedujo el bautismo en agua diciendo: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo” (1 Pdr. 3:18-21).


Así que como se puede observar en lo tocante a lo que vengo exponiendo con antelación, se denota una secuencia correlativa en lo tocante a la salvación, que viene armonizando todos esos textos bíblicos en el Nombre de IESUE para bautismo y perdón de pecados; y que aunado a esto, otros escritores sagrados también hicieron énfasis en sus escritos, por cuanto en el Evangelio según San Lucas, hay el mandamiento de Jesucristo, quien luego de abrirles el entendimiento para que comprendieran las escrituras, a sus discípulos, les dijo: “y que se predicase en su Nombre, el arrepentimiento y perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lc. 24:44-47). Y es precisamente desde Jerusalén, que los apóstoles prosiguen predicando el bautismo para arrepentimiento y perdón de pecados en el nombre de Jesucristo, ya que antes de otros escenarios vinculados a esto, el Apóstol Pedro puesto de pies con los otros once apóstoles, poderosamente predica a todos los judíos presentes, que atraídos por haberlos escuchados hablar en las mismas lenguas en la que habían nacido, les dijo: “Arrepentíos y bautizase cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para el perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:38). Sin embargo, el recibimiento del Espíritu Santo como así lo adujo Pedro, le era desconocido a los discípulos de Juan, porque ni siquiera habían oído que existiera Espíritu Santo; y de aquí es la disertación, que el Apóstol Pablo debidamente apegado a lo que había hecho el bautista a los discípulos de este, adujo: “¿EN QUÉ PUES FUISTEIS BAUTIZADOS?, ellos dijeron. En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en IESUE el Cristo” (Hch. 19:1-3). Al escuchar esto los discípulos de Juan que eran unos 12, fueron bautizados en el nombre del Señor IESUE. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, les sobrevino el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban (Hch. 19:4-7).


Hasta ese momento, solamente los judíos habían sido bautizados en el nombre del señor IESUE el Cristo, pero la revelación de la visión del lienzo que el Señor le da al Apóstol Pedro, hace cambiar los acontecimientos de ello, porque además de los gentiles de los samaritanos, también de los romanos y de los gálatas, comenzaron a bautizarse en el Nombre de Jesucristo. Lo que luego es afirmado por el Apóstol Pablo en su carta a los romanos y en su carta a los gálatas, diciendo:

“¿O no sabéis, que todos los que hemos sido bautizados en Cristo IESUE, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida” (Ro. 6:3-4).

“…todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo IESUE; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo IESUE. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa (Gl. 3: 26-29).


En el mismo orden de ideas, es que en base pues a todo lo antes expuesto, no encaja Mateo 28:19 para bautizar en el nombre del Padre; y del Hijo; y del Espíritu Santo, como causante a la iglesia católica por la adulteración que a ese texto le hizo con el fin de encuadrarlo en la trinidad, se hizo costumbre en tres inmersiones, para que ya no fuese como debe ser en el Nombre de Jesucristo, sino a la manera como ella estableció, sin tomar en cuenta ni siquiera a Eusebio de Cesárea, que en sus 18 citas referentes a Mateo 28:19, lo escribió siempre en la siguiente forma: "Id, y haced discípulos de todas las naciones en mi Nombre, enseñándoles que observen todas las cosas, que yo os he mandado”.

Por lo tanto no obstante a esa adulteración que la católica le hizo a Mateo 28:19, solamente nos fue dado un solo nombre para ser salvos, y todo lo que hagamos de hecho o de palabra tiene que ser en el nombre de Jesucristo, sin que esto implique añadirle las cualidades de Padre, Hijo, y Espíritu Santo (Hch. 4.12; y Col. 3.17).



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