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Respuesta  Mensaje 1 de 1141 en el tema 
De: Reina4  (Mensaje original) Enviado: 02/01/2018 03:19

El peor rechazo

Jorge Monroy

No hay nada que golpee tan profundamente a alguien como el rechazo. El saber que alguien nos considera indignos, desagradables o incompetentes, afecta la percepción que tenemos de nuestro propio valor. Un trabajo reprobado o la pérdida de un empleo, son cosas que contaminan el paisaje de nuestras vidas. Felizmente, la mayoría de nosotros podemos manejar esta clase de situaciones, aunque la experiencia no es nada agradable.
La Biblia habla de una clase diferente de rechazo, que es otro asunto completamente diferente. Es difícil concebir el terror final que experimentarán quienes rechazan la amorosa oferta de salvación de Dios. Oirán estas tres palabras viniendo de la boca del Señor Jesús: “Apartaos de mí”. El Señor dice estas palabras más de una vez en los Evangelios para anunciar el juicio final de los desobedientes. Estas personas encontrarán su destino en la agonía de la separación eterna de Dios.
Muchas personas han tenido dificultad para aceptar la clara severidad de las palabras de Jesús. No reconocen que este rechazo final es, en realidad, la respuesta apropiada a la negativa del incrédulo de recibir la solución del Señor en cuanto al problema del pecado de la humanidad. Sí, este rechazo es el final del camino, un camino pavimentado con toda una vida de decisiones que dejaron a Dios fuera.
Cada decisión de actuar de modo independiente, es una decisión de aceptar el veredicto final del Salvador. O, como lo expresó G. K. Chesterton: “El infierno es el gran cumplido de Dios a la realidad de la libertad humana, y a la dignidad de la elección humana”.


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Respuesta  Mensaje 47 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/01/2018 04:56

La senda de la paz

enviado por Jorge Monroy

Todos tenemos responsabilidades, ya sean con el trabajo, la familia, la comunidad o la iglesia, y con razón podemos sentir algo de preocupación acerca de cómo cumplir con estos compromisos. Pero cuando a nuestra preocupación natural le falta equilibrio, el resultado es la ansiedad.
Aunque Pablo enfrentó pruebas extremas (2 Co 11.23-28), podía decir: “Por nada estéis afanosos”. Entendía que la ansiedad revela falta de fe —no es posible estar ansioso y al mismo tiempo confiar en Dios. El desasosiego también agota las energías, divide la mente y entorpece el servicio efectivo al Señor, porque mantenemos nuestro enfoque en nosotros mismos, en vez de en Dios.
Para mantener el equilibrio en cuanto a las preocupaciones, debemos presentar nuestras peticiones a Dios (Fil 4.6), quien está listo y dispuesto para encargarse de cualquier preocupación que le traigamos. Hacemos esto por medio de...
• La oración. La palabra griega implica adoración a Dios y el reconocimiento de sus atributos, no expresión de pensamientos llenos de pánico.
• El ruego. Nuestro clamor humilde comunica nuestra total dependencia del Dios todopoderoso.
• La acción de gracias. Debemos acercarnos a Dios, no con reproches o quejas, sino con gratitud porque Él usará finalmente la dificultad para nuestro bien, como lo ha prometido (Ro 8.28).
Filipenses 4.7 dice que si traemos nuestras peticiones a Dios, el resultado será su paz maravillosa e inefable. Siendo así, debemos aprender a ir a Él primero, y no dejarlo como el último recurso.

Respuesta  Mensaje 48 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/01/2018 04:57
EN EL SILENCIO
En la inspiración dejad que suavemente Dios nos llene de su vida, y en cada expiración dejad toda vuestra vida en el Señor.
Como que vuelve y retorna y se abandona a Dios; igual que se retira
el mar de la playa y vuelve a sí mismo.

La respiración es un nacer y un morir en las manos de Dios.

Cada respiración es una manera de vivir, es una manera de ser, es un existir.

No nos damos la respiración, nos la da Dios.
A nosotros se nos pide vigilancia, lucidez para recibirla.
Encontrad una buena base en esta tierra en que hemos de vivir;
pero la cabeza en el cielo.

Somos de la tierra pero somos también del cielo.
Nuestro corazón tiende hacia el cielo, y el cielo desciende hacia nosotros.
El cielo viene en nuestra búsqueda, nos busca siempre.
Cada vez que respiramos es el soplo de Dios el que nos viene a buscar.

El cielo y la tierra se besan en nuestro corazón.
Dios se abraza a nosotros en cada respiración.
Así el silencio es presencia ante esta vida que se nos da.
La vida entera es Presencia, es aliento.
**************
(Mensajes para el alma)

Respuesta  Mensaje 49 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/01/2018 04:58

La prioridad número uno

enviado por Jorge Monroy

Cuando se dirigía a Jerusalén, Jesús se detuvo en Betania para pasar un tiempo con unos amigos a los que amaba —Lázaro y sus dos hermanas. Mientras Marta corría de un sitio para otro ocupándose de la comida, María estaba sentada escuchando al Señor.
En aquella época, la cultura dictaba que una mujer sirviera a los hombres en la casa. Al descansar a los pies de Jesús, María estaba desafiando las normas de su sociedad. Pero ésta era una mujer a la que le interesaba más su Señor, que hacer lo que era culturalmente apropiado. Cuando Marta se quejó, Jesús le dijo gentilmente que su hermana había tomado la decisión correcta. La prioridad número uno era pasar tiempo con Él.
Lo que era cierto para María y Marta, también lo es para nosotros hoy. Todo creyente necesita apartar tiempo para pasarlo diariamente con Dios. Hacerlo demuestra lo mucho que valoramos nuestra relación con Él, ya que las personas con las que pasamos más tiempo son las que más amamos.
Muchas veces, los creyentes se disculpan diciendo que están demasiado ocupados. Nos decimos a nosotros mismos: Solo necesito terminar unas pocas cosas, y después oraré y leeré la Biblia, pero siempre parece haber una nueva tarea que reemplaza a la ya terminada. Tenemos que decidir apartar tiempo para el Señor.
Puede ser difícil alterar nuestra agenda para dar a Dios el lugar que le corresponde. Pero ninguna otra relación en la vida se iguala a lo que tenemos en el Señor cuando hacemos de Él nuestra prioridad absoluta.

Respuesta  Mensaje 50 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/01/2018 05:00
Amados, pero Perdidos
enviado por Jorge Monroy
Muchas personas asumen que, puesto que Dios es amor, Él dará un lugar a todo el mundo en el cielo, pues no entienden las verdades básicas en cuanto a “perdidos” y “salvos”.
1. Todas las personas comienzan su vida como seres “perdidos”. Cuando Adán pecó (Gn 3), su espíritu se volvió malo y rebelde (Ro 5.12) al igual que los de todos los que hemos nacido después de él. Esa “naturaleza de pecado” que se transmitió de una generación a otra, hace que estemos “perdidos”.
2. La humanidad está muerta en delitos y pecados (Ef 2.1). Cuando Adán pecó, su relación íntima con Dios murió. Nosotros, sus descendientes, hemos nacido en ese estado de muerte. Aunque físicamente estamos vivos al nacer, nuestro espíritu —la única parte de nosotros que puede relacionarse con Dios— está muerto.
3. Somos seres eternos. Porque estamos hechos a imagen de Dios, nuestra alma es eterna. Pero la Biblia nos dice que quienes rechazan a Cristo como Salvador perecerán (Jn 3.16). Esto no significa que serán aniquilados, sino que estarán separados de Dios eternamente.
4. Es necesario el nuevo nacimiento (1 P 1.3). Para tener una relación con el Padre celestial, es necesario que la parte de nosotros que ha estado muerta para Dios sea ahora vivificada. Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, la vida misma de Dios nace en nosotros, y pasamos de estar espiritualmente muertos y perdidos, a estar vivos y salvos.
Nuestro Padre celestial, por amor a nosotros, proveyó lo que necesitábamos —un Salvador. ¡Comience a predicar esta verdad!

Respuesta  Mensaje 51 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 31/01/2018 02:50

El sacrificio de Cristo: Pago total

enviado por Jorge Monroy

Leer | SALMO 51
El diácono de cierta iglesia confesó un pecado terrible en una red social. Después de dar una descripción de lo que había hecho, comentó: “Sé que hay un precio que pagar por este pecado, y ese precio es la muerte”. Pero no solo tenía el corazón destrozado por lo que había hecho; sabía también que el efecto sobre sus amigos y su familia sería devastador. Con todo, su temor era más grande que su remordimiento. Se atemorizó de Dios, creyendo que el soberano Señor del universo estaba ahora dispuesto a hacerlo pagar. ¿Qué le diría usted a este creyente? ¿Reflejan sus palabras la respuesta de Dios al pecado?
Es cierto que Romanos 6.23 enseña claramente que “la paga del pecado es muerte”; sin embargo, este angustiado hombre había pasado por alto la importantísima segunda mitad del versículo: “mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Si nuestro Padre celestial nos da un regalo, podemos confiar en que Él nunca nos lo quitará. No hicimos nada para merecerlo, y por eso no podemos hacer nada para perderlo. Todo descansa en la iniciativa de Dios. Si el pecado del creyente después de ser salvo pudiera requerir su muerte —o cualquier forma de castigo—, entonces el sacrificio de Cristo no fue suficiente. Pero la Biblia nos dice que la muerte del Señor Jesús fue el pago de toda la deuda de pecado de la humanidad (He 10.10).
O la sangre de Jesús cubre nuestros pecados, o no los cubre. No hay término medio. El Espíritu Santo, las palabras de Cristo y el testimonio de la Biblia, afirman claramente que sí los cubre.

Respuesta  Mensaje 52 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 31/01/2018 02:54

La dificultad de perdonar

enviado por Jorge Monroy

Todos hemos sido heridos en algún momento u otro, y el ofensor puede muy bien haber sido alguien que amamos. A menudo tratamos de disimular el dolor con comentarios como: “Está bien”, o “No te preocupes por eso”. Sin embargo, pareciera que no podemos vernos libres de ese penetrante aguijón. ¿Por qué no somos capaces de olvidar?
Por el simple orgullo, y como resultado, la ofensa se convierte en mucho más de lo que deberíamos permitir. Se convierte en una cuestión de tipo personal, en vez de un error involuntario o de insensibilidad momentánea.
Otro factor por el que no perdonamos, es por la amargura. Nos volvemos resentidos cuando nos negamos a enfrentar nuestros sentimientos heridos, y dejamos que el asunto se vuelva una úlcera en nuestro corazón. Un sentimiento creciente de irritación se extiende por nuestro espíritu como una infección. Se ha dicho con razón que la amargura es como un veneno que uno prepara para otra persona, y luego se lo bebe uno mismo. Mientras la amargura destruye silenciosamente nuestra vida, la persona que nos hirió puede permanecer completamente ignorante de nuestros sentimientos.
A veces, nuestra lucha implica un malentendido en cuanto al perdón. O, podemos quedarnos sentados esperando una disculpa que nunca llega.
Si usted ha sido herido recientemente, pídale dirección a Dios. A veces, es conveniente acercarse al ofensor y decirle: “Hiciste esto, y eso me hirió. Pero te perdono, y me niego a dejar que esto destruya nuestra relación”.

Respuesta  Mensaje 53 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 31/01/2018 02:54

Cómo aprender a perdonar

enviado por Jorge Monroy

¿Le resulta difícil perdonar a quienes le han herido? Si es así, puede que las siguientes cuatro pautas le sean de mucha ayuda:
1. Reconozca y confiese delante de Dios que tiene un espíritu rencoroso. Aunque no siempre resulte fácil perdonar, a veces, somos el blanco de ofensas extremadamente dañinas. Sin embargo, no somos responsables por la conducta de otras personas, sino solo de la nuestra. Dios nos ha ordenado que seamos comprensivos y perdonadores. Si guardamos rencor, ese es nuestro problema, no de la otra persona; debemos arrepentirnos de este pecado y pedirle a Dios que nos ayude a superar nuestra falta de perdón.
2. Deje de estar pensando en la otra persona. Tome la decisión consciente, de dejar de pensar en el ofensor. Si se encuentra reviviendo constantemente los detalles de la conducta de la otra persona que le produjo la molestia, oblíguese a no hacerlo más.
3. Perdone al ofensor, y olvide el agravio. Mantener detalles frescos en la mente, le atrapa en un ciclo de dolor que solamente le afecta a usted. Decida más bien separar a la persona del recuerdo doloroso.
4. Perdone con carácter definitivo. El perdón genuino es completo. Esto significa que usted no puede “perdonar” a alguien, y después seguir hablando del tema. Perdone a esa persona, y después siga adelante.
Si usted se ha mantenido empecinado en la amargura, pida a Dios las fuerzas para perdonar. Y hágalo después, sin demora.

Respuesta  Mensaje 54 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 31/01/2018 02:55

Nuestro Ayudador en la oración

enviado por Jorge Monroy

Mientras Jesús se acercaba al día de su muerte, se refería con frecuencia al Ayudador que enviaría a sus discípulos —y, finalmente, a todos los creyentes. El Espíritu Santo fue prometido, para que morara en los seguidores del Señor, y para que les diera poder e instrucción. Llamado por lo general el Consolador o Parakletos en griego, Él es quien viene a estar a nuestro lado para ayudarnos en todo lo que Dios nos llame a hacer.
Una de las responsabilidades del Espíritu Santo es ser nuestro Ayudador en la oración. La necesidad de orar que sentimos viene de Él. El Espíritu sabe de las tentaciones que nos acechan más adelante, o de las duras experiencias que pueden sucedernos; por tanto, Él nos impulsa a hablar con nuestro Padre celestial. Cuando usted sienta la necesidad de orar, lo último que debe hacer es ignorarla. En 1 Tesalonicenses 1.59 se nos dice: “No apaguéis el Espíritu”; en otras palabras, ignorar ese impulso divino es, en realidad, un pecado.
Al darnos la carga de orar por alguien, el Espíritu Santo nos ofrece la oportunidad de participar en la obra de Dios.
Esta carga en nuestros corazones de orar por nosotros mismos o por otros, es una demostración especial del amor de Dios. Al llamarnos a orar, Él comienza el delicado trabajo de hacernos sensibles a las circunstancias que nos rodean, o de prepararnos para una batalla que vendrá. Escuchar los impulsos del Espíritu Santo y permitirnos estar preparados, es la manera como nosotros le mostramos nuestro amor.

Respuesta  Mensaje 55 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 31/01/2018 02:57

Lecciones de un fugitivo

enviado por Jorge Monroy

Se nos dice que el profeta Jonás compró un boleto para huir a Tarsis en un intento por escapar de la presencia del Señor, y de ese modo evitar la tarea que Dios le había dado. Es probable que ninguno de nosotros reservaría un pasaje de avión para ir a un país lejano intentando escapar de la presencia de Dios. Sin embargo, personas que aman a Dios, algunas veces, tratan de huir de Él de muchas maneras diferentes, y terminan experimentando miserias como las de Jonás.
Mientras huía del Señor, el profeta olvidó cosas que todos debemos recordar. Primero, pensó que huir de Dios le evitaría tener que obedecer. Probablemente nunca imaginó cuán persistente puede ser el Señor cuando nos llama a un lugar de destino.
Finalmente, Jonás descubrió que es imposible huir de Dios. Su amor nos persigue, aun hasta las profundidades del mar para conformarnos a su voluntad y a su plan para nuestras vidas. Dios simplemente no se verá impedido por nuestra desobediencia.
Jonás había olvidado también la verdad de que la dirección de la desobediencia es siempre hacia abajo. La Biblia nos dice que el reacio profeta descendió inicialmente a Jope. Allí encontró una nave y se introdujo en el fondo de la misma, y antes de que se diera cuenta estaba en lo profundo del mar, e incluso había descendido a los cimientos de los montes (Jon 2.6).
Cuando se huye de Dios, no hay lugar donde esconderse, ni siquiera en el fondo del mar. Toda nuestra vida es siempre visible para el Señor. Así que, en vez de tratar de huir de su presencia, acéptela con beneplácito.

Respuesta  Mensaje 56 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 02/02/2018 01:26

Lo que podemos aprender de Jonás

enviado por Jorge Monroy

Cuando consideramos la omnisciencia y la omnipresencia de Dios, es fácil sorprendernos de que los cristianos traten de huir de Él. Jonás demostró, sin duda, que eso no puede hacerse, pero la gente sigue intentándolo. ¿Por qué?
A veces, las personas que tratan de huir de Dios están actuando por pura soberbia —parece que creemos saber lo que es mejor para nosotros, sin importar lo que Dios piense o diga. A veces, nos negamos rotundamente a obedecer por temor: nos da miedo fracasar; nos preocupa que los demás puedan criticar nuestros esfuerzos; o quizás tememos que la obediencia pueda ser demasiado costosa. Pero, no importa la razón, muchas veces no somos capaces de reconocer lo costoso que resulta rechazar al Señor y tratar de huir de Él.
Jonás pagó un alto precio por su rebeldía. No solo experimentó la vergüenza, el terror y el sentimiento de culpabilidad, sino que además puso en peligro la vida de hombres inocentes. No se puede huir del Señor sin imponer un duro castigo a personas inocentes.
Cuántos padres y cuántas madres abandonan a sus hijos, y dicen: “Puedo hacer lo que yo quiero. Es mi vida”. No, no es así. No se puede dejar a unos hijos sin padre o madre, y no cosechar dolor y sufrimiento durante toda la vida. Ni tampoco se puede pecar contra el Señor sin pagar un precio terrible y herir a otros al hacerlo.
A pesar de esta terrible realidad, también es cierto que Dios es perdonador; Él da una segunda, una tercera, en realidad, muchísimas oportunidades (Jon 3.1). El cuidó a Jonás, y también cuidará de usted.

Respuesta  Mensaje 57 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 02/02/2018 01:27

El temor del Señor

enviado por Jorge Monroy

Las personas se sienten comúnmente confundidas cuando se habla de temer a Dios. La Biblia nos exhorta a temer al Señor (2 Ti 1.7), pero al mismo tiempo se nos dice que Dios no nos ha dado un espíritu de temor. Entonces, ¿cómo debemos entender esta frase?
Temer a Dios no significa estar mirando de reojo ansiosamente para saber lo que Él estará por hacer. El temor del Señor es algo positivo y saludable que está definido claramente en varios pasajes de la Biblia. El versículo de hoy es particularmente útil: “El temor de Jehová es aborrecer el mal”.
A muchas personas les incomoda la idea de aborrecer algo. Pero Dios dice que tenemos que aborrecer el mal porque Él lo aborrece en todas sus formas por una sencilla razón: el Señor ve la influencia destructiva que ejerce el mal sobre nosotros. A menudo, no somos capaces de ver ninguna corrupción en absoluto. De hecho, a veces vemos el mal y pensamos que, en realidad, no es tan malo.
El trabajo de Satanás es disfrazar lo malo para hacerlo aparecer totalmente inocente o incluso atractivo. En realidad, el enemigo tiene tanto éxito en su engaño, que muchas veces caemos en sus trampas sin ningún remordimiento. Es por eso que tenemos que aprender a ver las cosas del modo en que las ve el Señor.
Necesitamos cultivar un odio santo contra el mal, para que lo esquivemos y rechacemos siempre. Cuando vemos el pecado como lo ve el Señor, el diablo se ve obstaculizado en sus esfuerzos por seducirnos. Aunque puede que no sea una postura popular, podemos elegir amar al Señor y aborrecer el mal.

Respuesta  Mensaje 58 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 02/02/2018 01:27

Lo que significa temer a Dios

enviado por Jorge Monroy

Como vimos ayer, el temor del Señor no tiene nada que ver con el terror o la inquietud, sino con el debido temor reverente por lo que Él es. Es una cualidad que nosotros, como creyentes, debemos querer y cultivar. Aunque la expresión no se escucha muy a menudo hoy en día, debe ser recibido como un gran elogio el ser conocido como un creyente temeroso de Dios.
El debido temor del Señor produce toda clase de fruto en la vida del cristiano. Nos lleva a aborrecer el mal, así como Dios lo aborrece, y es también el principio de la sabiduría (Sal 111.10). Cuanto más entendimiento divino tengamos, mayor será nuestro amor a las Sagradas Escrituras y a los mandamientos del Señor. Además, si queremos tener una familia sólida con hijos valerosos y que crezcan en la verdad, es importante que tengamos la debida reverencia al Señor (Sal 112.2).
Las personas que tienen el temor de Dios descubren que “[resplandece] en las tinieblas luz a los rectos” (v. 4). Esto no significa que no tendremos situaciones dolorosas o períodos de angustia en el valle —tendremos pruebas, dificultades y lágrimas como el resto de la humanidad. Pero en nuestras tribulaciones tenemos la promesa de la luz de la salvación.
La Biblia dice que “el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende (Sal 34.7). Los creyentes estamos rodeados por todos lados, para que nada pueda sucedernos sin que el Señor lo permita. Pídale a Dios que le ayude a tener el debido temor reverente a Él. Es una petición que el Señor se complacerá en conceder.

Respuesta  Mensaje 59 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 02/02/2018 01:28

La verdadera alabanza

enviado por Jorge Monroy

Podríamos concluir por los últimos capítulos de Salmos, que toda alabanza a Dios debe ser bulliciosa. Pero la alabanza puede también expresarse de manera silenciosa. Pocas personas piensan que el pasaje de hoy es una descripción de alabanza, pero la profundidad del amor de Dios por el Salvador requería una expresión más allá de las palabras.
María deseaba dar al Señor Jesús algo de valor, y rompió una botella de perfume cuyo valor equivalía al salario de un año. Al romperla, no guardó nada, sino que dejó que el exceso del perfume cayera en el suelo. La pérdida económica, las miradas de los espectadores y el cáustico comentario de Judas, no significaron nada para ella, en comparación con el valor de tener un Salvador.
Toda la casa se llenó de la fragancia de la adoración de María. La alabanza verdadera impregna la atmósfera alrededor de nosotros, es por eso que podemos sentir cuando otros están adorando a Dios. Pasar tiempo con personas que están rendidas al Señor —que lo alaban por medio de las acciones y el servicio— nos permite participar de su gozo. Adorar a Dios con todo nuestro ser nos proporciona el gozo más grande que podamos sentir.
Los creyentes expresan su alabanza de muchas maneras creativas —cantando, pintando, dando una caminata por la naturaleza, o limpiando la casa de una persona de edad avanzada. Cuando queremos comunicar nuestra devoción más allá de las simples palabras, no estamos limitados en cuanto a la forma de expresión. El Padre celestial se complace en aceptar la alabanza genuina de todo tipo.

Respuesta  Mensaje 60 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 02/02/2018 01:29

Cuando un cristiano tropieza

enviado por Jorge Monroy

Los creyentes pueden llegar a tropezar en la senda de la fe. Según el apóstol Pablo, nuestra responsabilidad es ayudar a los hermanos caídos a levantarse. He aquí seis áreas en las que usted puede ayudar:
1. Trate de ayudar al creyente a ver y reconocer su falta como un pecado.
2. ¿Acepta la responsabilidad por su pecado? Es fácil culpar a otros por nuestras faltas, pero cada persona es responsable de su propia conducta.
3. Anime a los creyentes a confesar su pecado y arrepentirse. El arrepentimiento verdadero se traduce en un cambio de conducta.
4. Puede ser necesario hacer restitución. Por ejemplo, si algo fue robado, debe ser devuelto o pagado, o si alguien resultó dañado emocional o espiritualmente, hay que buscar el perdón. Las circunstancias pueden justificar la asesoría de un pastor.
5. Ayude al cristiano a determinar qué lección puede estar Dios tratando de enseñarle. A menudo pasamos por alto el hecho de que el Señor quiere comunicarse con nosotros en nuestros tiempos de dificultad.
6. Aconseje al creyente que responda a la disciplina de Dios con gratitud. Esto es difícil para cualquier persona, pero por medio del castigo podemos aprender más acerca de nuestro Padre celestial.
Nuestra responsabilidad como hermanos en Cristo, no es condenar sino restaurar con gentileza. Debemos ser sensibles a las heridas y necesidades de nuestros hermanos en la fe. Y luego, si nosotros tropezamos también, podemos esperar un trato semejante en el mismo espíritu de amor.

Respuesta  Mensaje 61 de 1141 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 05/02/2018 02:36
¿Qué implica obedecer a Dios?
enviado por Jorge Monroy
Leer | JUAN 14.15

Obedecer al Señor requiere adoptar su perspectiva de nuestra vida. Eso significa ser renovados en nuestro entendimiento (Ro 12.2) para que nuestras actitudes y acciones le honren. Significa también recordar quiénes somos sin Él, y quiénes somos con Él (Jn 15.5; Fil 4.13).

Una vez que adoptemos su perspectiva, lo cual puede exigir valentía para obedecer y renunciar a cosas que nos gustan, haremos lo que nos pida. Estaremos resueltos a obedecerle, aunque eso pueda acarrear resultados poco gratos. Todo ello, puede requerir que reajustemos nuestro estilo de vida, para que amemos a quienes no nos resultan agradables; y para que perdonemos a quienes nos parecen imperdonables. Pero la valentía no es algo que tenemos que desarrollar por nosotros mismos; nace de una fe cada vez más profunda en el Señor.

A medida que llegamos a conocer mejor al Padre celestial, nuestra confianza en Él crece, y la obediencia se vuelve más fácil. Al conocer al Dios que estableció los mandamientos, podremos confiar en que sus planes son para nuestro bien y para su gloria. Nos fiaremos del Espíritu Santo, quien nos ayuda a entender y a obedecer los mandamientos divinos. Con los ojos puestos en Jesús en vez de nuestras circunstancias, seguiremos adelante con osadía. No temeremos las consecuencias, sino que aguardaremos las bendiciones que Dios desea concedernos.

La obediencia implica conocer los mandamientos de Dios, tomar la decisión de obedecerlos, tener confianza en el Señor y aceptar las consecuencias como enviadas por Dios. Pídale al Señor que la obediencia a Él caracterice su vida.


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