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General: LA LEY DEL SINAI Y LA BIBLIA POR EL ESPIRITU SANTO .
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 18/01/2022 18:10

 una revelación Santa Biblia  de la voluntad y del carácter de Dios.
De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12. [V.12-> De manera que. Este es el comienzo de una conclusión basada en lo tratado en los Rom 7:7-11, y una respuesta a la pregunta del Rom 7:7 : “¿la ley es pecado?” La ley. El artículo “la” se encuentra en el texto griego (ver com. Rom 2:12). Pablo puede estar usando el término “la ley” como en el Rom 7:9, para referirse a todo el código, y el término “el mandamiento” para referirse a un precepto específico de la ley en el Sinaí . Es santa. La ley, lejos de ser pecado (Rom 7:7) es santa, justa y buena (Rom 7:12). La ley de Dios, como revelación del carácter de su Autor y expresión de su pensamiento y voluntad escrita con su dedo , sólo puede ser verdadera, justa y santa. El mandamiento santo. Pablo ya ha afirmado la santidad de toda la ley. Ahora destaca más específicamente la santidad, justicia y bondad del mandamiento: “No codiciarás”. El énfasis quizá se base en que este mandamiento ha sido descrito particularmente en los Rom 7:7-11 como la ocasión especial para que aumente el conocimiento y la acción del pecado. El décimo mandamiento es santo, pues es una expresión de la santa voluntad de Dios que prohibe todo deseo impuro y pecaminoso. Su santidad de ninguna manera es disminuida por el hecho de que revela el pecado (Rom 7:7), y de que ha sido usado por el pecado para incitar a los pecadores a una transgresión todavía mayor (Rom 7:8-9), atrayendo sobre ellos condenación y muerte. La falta no se halla en el mandamiento santo sino en los hombres impíos, que en su debilidad y pecaminosidad son incapaces de vivir de acuerdo con la suprema norma de pureza y santidad que la ley exige con justicia. Justo. O “correcto”. El mandamiento es justo y correcto en sus exigencias, pues destaca la norma de un carácter justo; y a pesar de las acusaciones de Satanás que afirman lo contrario, sólo pide la obediencia que está al alcance de los seres humanos (ver com. Mat 5:48; HAp 423; DTG 15, 275). La vida de Jesús plena de obediencia confirmó la justicia de las exigencias de la ley de Dios. Demostró que la ley podía ser obedecida, y puso de manifiesto la excelencia de carácter que se adquiriría si fuera guardada. Todo el que obedece como Jesús, también declara que la ley es “santa, justa y buena”. Pero todos los que violan los mandamientos de Dios están apoyando la acusación de Satanás de que la ley es injusta y no puede ser obedecida (ver com. Rom 3:26; DTG 21). Bueno. Gr. agathós, bueno en un sentido moral (cf com. Rom 7:16). El único propósito del mandamiento es que el hombre disfrute de vida y bendiciones tanto ahora como durante toda la eternidad (ver com. Rom 7:10). Si es obedecido, proporcionará justicia y felicidad por doquiera. ] Muchos maestros en religión aseveran que Cristo abolió la ley por su muerte, y que desde entonces los hombres se ven libres de sus exigencias. Algunos la representan como yugo enojoso, y en contraposición con la esclavitud de la ley, presentan la libertad de que se debe gozar bajo el Evangelio. 
Pero no es así como los profetas y los apóstoles consideraron la santa ley de Dios. David dice: “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”. Salmos 119:45. El apóstol Santiago, que escribió después de la muerte de Cristo, habla del Decálogo como de la “ley real”, y de la “perfecta ley, la de la libertad” Santiago 2:81:25. Y el vidente de Patmos, medio siglo después de la crucifixión, pronuncia una bendición sobre los que “lavan sus ropas [o “guardan sus mandamientos”], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14 Apoc 14:12 . 
El aserto de que Cristo abolió con su muerte la ley de su Padre no tiene fundamento. Si hubiera sido posible cambiar la ley o abolirla, entonces Cristo no habría tenido por qué morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado. La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable. El Hijo de Dios vino para engrandecer la ley, y hacerla honorable. Isaías 42:21. Y con respecto a sí mismo declara: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Salmos 40:8 salmos cap 119 . 
La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable escrita con su dedo en el Sinaí y en el cielo . Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. “Así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Romanos 13:10. El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley la verdad”; “todos tus mandamientos son justicia”. Salmos 119:142, 172. Y el apóstol Pablo declara: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor. 
Es obra de la conversión y de la santificación reconciliar a los hombres con Dios, poniéndolos de acuerdo con los principios de su ley. Al principio el hombre fue creado a la imagen de Dios. Estaba en perfecta armonía con la naturaleza y la ley de Dios; los principios de justicia estaban grabados en su corazón. Pero el pecado lo separó de su Hacedor. Ya no reflejaba más la imagen divina... Mas “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”, para que el hombre fuese reconciliado con Dios. Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador por medio de su intercesión en el santuario celestial  y su ley en mente en  cada ser humano.





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