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General: Recordando la visión: 
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 Messaggio 1 di 143 di questo argomento  |  
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| Da: Josediego  (Messaggio originale) | 
Inviato: 12/09/2024 08:48 |   
			
				
					Recordando la visión: 
 
"El  Señor, con mucho amor, puso  sus manos sobre mis hombros, y así me 
sentí  amado y bendecido por Él  por unos momentos... Enseguida sentí 
que  detrás de mí se acercaba mucha  gente. Yo miré, y vi los campos 
llenos de  gente que venía con odio y  con rabia buscando a Jesucristo 
para  matarlo... Era como si el mundo  entero se hubiera vuelto loco de 
odio  contra Jesucristo. 
 
Yo  estaba en un puente, y la parte baja del  
puente terminaba en los campos  donde venia el mundo en manifestación  
contra Jesucristo... En la parte  alta del puente había un palacio donde
  entró Jesucristo con los amigos  que le acompañaban, y se cerró la  
puerta. 
 
Yo,  pronto me sentí rodeado de gente violenta que quería derribar la puerta  del palacio para matar a Jesucristo""...
				 
			 
			
		 
			
				
			
			
				
  
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 Messaggio 54 di 143 di questo argomento  |  
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 YO SOY EL CAMINO,Y LA VERDAD, Y LA VIDA...
  (JUAN 14, 1-21)...
  ""No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
 
  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
  Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
  Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
  ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
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 Messaggio 55 di 143 di questo argomento  |  
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 JESUCRISTO ES DIOS, porque DIOS ES el PADRE, el HIJO y el ESPÍRITU SANTO, y estos tres son UNO, como nos dice en su carta el apóstol Juan:
  1ª Juan 5:7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
  Espero que muchos puedan comprenderlo y comprendan que Jesucristo es Dios, que fue manifestado en carne:
  1ª Timoteo 3,16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.
  Y es que Jesucristo es el Verbo que se hizo carne. Y antes del Verbo (la Palabra) no existía nada, pues al principio era el Verbo, la Palabra y por el Verbo de Dios, la Palabra de Dios, fueron creadas todas las cosas, porque la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.
  Y eso no es doctrina de religiones de hombres sino lo que enseña el Evangelio:
  Juan 1:1 Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. 1:2 El estaba al principio en Dios. 1:3 Todas las cosas fueron hechas por EL, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. 1:4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
  Juan 1:14 Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
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 Messaggio 56 di 143 di questo argomento  |  
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 Jesucristo también les dijo a aquellos judíos y a las falsas religiones que aparecerían despees de Él:
  "... si hubierais comprendido lo qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7
  "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:34-40)
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 Messaggio 57 di 143 di questo argomento  |  
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 Los
 mandamientos que Jesucristo le entrega al hombre rico son para todos 
los hombres, y son los mandamientos que Dios entregó a los hombres en 
tiempos de Moisés...
  ""...es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".
  "........ si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo:
  No
 matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a
 tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  "
 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más 
me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que 
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y 
sígueme."
  Oyendo
 el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. 
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que 
difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os 
digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que 
entrar un rico en el reino de Dios".
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 Messaggio 58 di 143 di questo argomento  |  
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 LA MISERICORDIA NOS ENSEÑA A TENERLO TODO EN COMÚN... 
Los
 dictadores codiciosos de las naciones no aman la misericordia, y 
obligan y condenan a los inocentes indefensos a la esclavitud y a los 
sacrifícios..., y así vivian los pueblos del mundo antes de 
Jesucristo... Entonces, Jesucristo que es Dios y que quiere la 
misericordia así les dijo:
  "Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7) 
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 Messaggio 59 di 143 di questo argomento  |  
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 "Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por
 tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será 
dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta 
piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. Y 
oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, 
entendieron que hablaba de ellos". (Mateo 21:42-45)
  "Para
 vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no 
creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la 
cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace 
caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual 
fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". (1ª Pedro 2:7-10)
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 Messaggio 60 di 143 di questo argomento  |  
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 AGUSTÍN DE HIPONA, TOMÁS DE AQUINO Y LAS PENAS DE MUERTE
  
Estos
 dos escritores eclesiásticos del imperio de Roma fueron dos de los que 
más influyeron para justificar las penas de muerte y los castigos 
terribles que se impondrían como ley en aquel imperio religioso que se 
impuso en Roma a partir del siglo IV. Para comprobar sus escritos y los 
escritos de otros escritores que justificaban las penas de muerte. EXAMINEMOS. 
  
   
La pena de muerte 
Autor: José Juan García 
La preocupación por la compleja cuestión de la pena de
 muerte no es patrimonio exclusivo de nuestro tiempo. Sin embargo sigue 
concitando la atención, el debate intelectual y hasta la acalorada 
polémica. Es verdad que el siglo XXI que hemos comenzado a transitar es 
testigo de una sensibilidad creciente a poner límites a la aplicación de
 la pena de muerte, al menos para delitos comunes. Pero no menos es 
verdad que aún hoy más de sesenta Estados la sostienen y aplican en sus 
jurisdicciones. Argumentos a favor y en contra se suceden y aspiran a 
tener vigencia legal. Todos somos conscientes que la sociedad civil está
 llamada a administrar justicia, mediante sus magistrados, y no 
venganza, llevando así a la sociedad en su conjunto la paz, la seguridad
 y la armonía requeridas. 
1. Una mirada a la historia
La pena de muerte ha sido un castigo contemplado en 
las costumbres y en los ordenamientos jurídicos de las distintas 
culturas desde los albores de la humanidad. En ella se ve la superación 
de la simple venganza, estableciendo los casos en los que el reo de un 
delito debe pagar sus culpas con la vida. Sin embargo, sólo en ámbito 
occidental —por estímulo del Cristianismo— han madurado una reflexión y 
un debate serios a nivel filosófico y teológico, que cuestionan su 
legitimidad y utilidad para la sociedad. Por esta razón, la exposición 
histórica del problema se centrará en aquellos aspectos que tienen 
relevancia para comprender la discusión ética sobre este tema de gran 
actualidad. 
1.1. La pena de muerte en la antigüedad
Durante el tercer y el segundo milenio antes de 
Cristo, el derecho de aplicar la pena de muerte en las culturas del 
Antiguo Oriente casi no se discute, compartiendo tradiciones comunes, a 
excepción de Egipto [De Vaux 1958:
 223-224]. Como se sabe, la tradición jurídica en el Antiguo Oriente se 
encuentra en las fuentes legales conservadas en textos cuneiformes. Los 
más conocidos son el Código de Ur-Nammu, de origen sumerio, del siglo 
XXI a C.; el Código de Lipit-Ishtar, también sumerio, del siglo XIX,; 
los acádicos Código de Eshnunna y Código de Hammurabi del siglo XVII; 
las Leyes Asirias también acádicas del siglo XVII; y las Leyes Hititas, 
del siglo XVIII. La comparación entre estos códigos permite observar 
ciertas semejanzas, si bien poseen elementos particulares. No estamos 
entonces frente a una legislación monolítica, aunque se observan no 
pocas similitudes entre sí. 
En aquellas culturas se entendía que los actos 
gravemente culpables —tales como el incesto, la blasfemia, el 
bestialismo, la práctica de la homosexualidad, etc.— desencadenaban la 
ira divina sobre la sociedad bajo formas tales como la sequía, la plaga o
 la derrota en lo militar. Por ende, la sociedad se protegía a sí misma 
removiendo ese motivo de ira divina, a través de la ejecución o el 
exilio del reo [Rivas 2010:
 61]. Otra categoría de actos graves tales como el homicidio, la 
violación, el adulterio, la injuria y el robo, la violencia contra el 
padre, preveían el pago de indemnizaciones y también el castigo máximo. 
«Un crimen fue concebido como un mal contra otra persona o contra el 
dios, frente al cual la víctima tenía derecho a la venganza. El papel 
del tribunal se limitaba a establecer un límite a la venganza humana y a
 impedir la venganza divina en la sociedad…Determinar el límite correcto
 de venganza fue la principal tarea de la jurisprudencia mesopotámica» [Westbrook 1992: 555]. 
Hammurabi (1728-1688) fue rey de Babilonia de la 
estirpe de los amorreos, sexto de la primera dinastía babilónica y 
sucedido por Samsu-lluna. El Código se presenta en una gran estela de 
basalto de 2, 25 m. de alto. En la parte superior, hay un relieve que 
representa a Hammurabi de pie delante del dios Asmas de Mesopotamia. 
Debajo aparecen las leyes, inscritas en caracteres cuneiformes acadios. 
La ley del Talión (latín: lex talionis,), que 
impone una pena idéntica por el crimen cometido, como criterio de 
justicia retributiva que pone límite a la venganza, está ya codificado 
por Hammurabi. Obviamente, la ley del Talión preveía la pena de muerte 
por el homicidio, pero esta se aplicaba también por otros delitos. En 
este Código la pena capital se aplicaba a 25 tipos de delitos, tales 
como el robo, delitos sexuales, daños a la propiedad, etc. En cuanto a 
la especificidad de las penas, la de muerte aparece como castigo de 
numerosos delitos, sin que se justifiquen los motivos para la elección 
del método. Así, por ejemplo, en el Código de Hammurabi, el ahogamiento 
aparece varias veces; la quema de personas, dos veces; y una, el 
empalamiento, lo mismo que en las Leyes Asirias [Código de Hammurabi: 108, 110, 129, 133, 143, 153, 155, 157; Leyes Asirias, Tabla A53]. 
Esta pena también se admitía en los códigos judío, 
griego y romano. Concretamente, en el derecho romano, eran castigados 
con la pena capital los crímenes que comportaban alta traición al 
Estado. Para los delitos cometidos contra privados se aplicaba, según el
 caso, la ley del Talión. Sin embargo, los ciudadanos romanos gozaban de
 especiales garantías ante los jueces: el derecho preveía que una 
condena a muerte de un ciudadano romano, dictada por un magistrado, no 
podía ser ejecutada sin haber dado al condenado la posibilidad de 
apelarse a los Comicios Centuriales por medio de la “provocatio ad 
populum”. Durante la república romana los abusos en contra de este 
derecho eran castigados duramente. Cicerón, ejerciendo su cargo de 
cónsul durante la conjuración de Catilina, mandó ejecutar condenas a 
muerte sin respetar este derecho. Por esta razón, al promulgarse la “Lex
 Clodia” fue condenado al exilio. 
1.2. La tradición religiosa hebrea y la pena capital
El quinto precepto del Decálogo es explícito: “No 
Matar” (Ex 20, 13). Pero ya en el Génesis 9, 6 se da este principio 
general: «Quien derrama sangre de hombre, su sangre será desparramada 
por otro hombre, porque a imagen de Dios El hizo el hombre». El 
principio que dice que el homicidio es un acto que merece el castigo de 
la pena de muerte, domina la cultura y la praxis del pueblo hebraico. 
Éxodo 21, 12-14 establece: «Aquél que hiera mortalmente a otro, morirá; 
pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de la 
mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse. Pero al que 
se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar le 
arrancarás para matarle. El que pegue a su padre o a su madre morirá…». 
El delito de homicidio es castigado con la pena de muerte también en 
Números 35, 16-21, con detallada casuística: «…el homicida debe morir. 
Si le hiere con una piedra como para causar la muerte con ella, y muere,
 es homicida. El homicida debe morir…» 
La pena de muerte estaba prevista también para los 
delitos de índole religiosa y moral, como la idolatría. Así Éxodo 22, 
19: «El que ofrece sacrificios a otros dioses, será entregado al 
exterminio». También en Números 25, 5. La blasfemia era igualmente 
castigada (véase Levítico 24, 16). Similar castigo recibiría la 
profanación del sábado: «Guardad el sábado, porque es sagrado para 
vosotros. El que lo profane morirá...» [Éxodo 31, 14]. De igual modo los
 pecados contra los padres: «El que pegue a su padre o a su madre, debe 
morir» [Éxodo 21,15]. Los pecados que ofenden el patrimonio deben ser 
castigados, incluso con la muerte (véase Éxodo 22, 1). 
Las sanciones no se justifican según la moderna teoría
 penal (retribución, defensa social, corrección, expiación) sino que hay
 que entenderlas casi únicamente en sentido religioso. Se castiga 
gravemente la falta a la Ley divina promulgada por Moisés. Por tanto, 
hay que sospechar de quien quisiera valerse hoy de textos 
veterotestamentarios para legitimar la aplicación de la pena capital. 
Sería apelar al texto bíblico sin apreciar justamente el contexto 
histórico-social en la cual se entiende dicha sanción penal. El nuevo 
Israel necesitaba de un orden, y Dios estaba allí, ordenando con sus 
profetas, al inicialmente nómada pueblo de Dios. 
No es superfluo señalar que el “No matar” [Éxodo 20, 13] expresado en hebreo con el término “rasah”,
 ni viene nunca usado «para matar a los animales ni para expresar la 
matanza del enemigo en la guerra o la muerte decretada en obediencia a 
una ley divina» [Bonora 1987:
 31-32]. Quizá por esto es que la mejor traducción del hebreo podría ser
 “no asesinar”, o también, “no gravarte con un delito de sangre”. El 
asesinato expresa no cualquier homicidio, sino aquél que viene 
perpetrado por odio, venganza, maldad contra una persona inocente y no 
contra un culpable. Por tanto, el mandamiento “no matarás al inocente o 
al justo” representa la concretización del “No matar”. 
Debemos analizar sucintamente el texto más citado del 
Antiguo Testamento para justificar la pena de muerte, el ya citado 
Génesis 9, 6: «El que desparrama sangre de hombre, por el hombre su 
sangre será desparramada…». En primer término debemos decir que el 
versículo en sí mismo «no contiene ningún imperativo, sino que describe 
una situación» [Honecker 1978: 1769]. La situación es la de una sociedad
 donde existe la violencia, y por ende, la posibilidad de matar a su 
semejante y necesita de una pena ejemplar. James Megivern dice que este 
texto «por siglos ha sido tomado como un mandamiento divino, promulgado 
en la alianza con Noé, que impone la muerte para los asesinos» [Megivern 1997:
 15]. Es claro que es instituida así la medida de la venganza de sangre o
 ley del Talión: quien esparce la sangre de alguien y muere, es digno de
 recibir el mismo castigo. 
Históricamente la ley del Talión ha servido para 
encauzar la venganza privada e impedir que a un delito le siguiese una 
cadena de reacciones delictivas de mayores proporciones. En definitiva, 
este pasaje bíblico, ¿contiene una suerte de promulgación del derecho 
del hombre de condenar a muerte a un semejante? Parece que no se pueda 
negar esto, pero con tal de no olvidar que, aún cuando exista la 
autorización para aplicar una sentencia capital, nunca se podrá llegar a
 usurpar el derecho soberano e incondicionado de Dios sobre la vida 
humana.
 Porque no podemos tampoco dejar de ver cómo en el Antiguo Testamento, 
ya desde su origen, se manifiesta una particular valoración del don de 
la vida humana. Después de que Caín cometió el homicidio de su hermano 
el justo Abel, recibe un castigo por ello, pero luego Dios dice: «Pero 
quien sea que quiera matar a Caín recibirá venganza por siete veces» 
[Génesis 4, 15]. 
Las múltiples instancias jurídico-religiosas de pena 
de muerte que se encuentran en la Biblia hebrea, sobre todo en el 
Pentateuco, fueron para la mayoría de los rabinos un vínculo muy fuerte,
 y también un peso. Por una parte querían expresar en sus legislaciones y
 debates la obediencia incondicionada al Dios de la revelación bíblica. 
No olvidemos que la concepción del derecho rabínico es teónoma [Herzog 1974].
 Pero por otro lado, representaban también exigencias e ideales 
antropológicos. Los rabinos conocían la justicia inhumana de los 
ambientes de poder extrajudáicos e incluso la primitiva praxis legal 
saducea, en muchos casos contraria a la dignidad del hombre. Según L. I.
 Rabinowitz, de varios textos rabínicos se puede concluir que «en 
general la tendencia de los rabinos era ir hacia la completa abolición 
de la pena de muerte» [Rabinowitz 1971: 145-147]. 
1.3. La pena de muerte en las escrituras cristianas
En el Nuevo Testamento no se encuentra una 
prescripción específica acerca de la pena de muerte. Sin embargo, los 
sostenedores a ultranza de la pena de muerte buscan fundamentación en 
prescripciones mosaicas y algunos textos de Pablo, el cual no obstante, 
no afirma explícitamente la licitud de tal pena. El texto frecuentemente
 citado era Romanos 13, 4, el cual proclama que la autoridad «está al 
servicio de Dios para tu bien. Pero si haces el mal, teme, pues no en 
vano lleva la espada; pues es un servidor de Dios para hacer justicia y 
castigar al que obra el mal». 
Con el símbolo de la espada, ¿se quiere indicar el 
poder de la pública autoridad de condenar a muerte? Se trata de una 
cuestión discutida, sobre la cual no hay opinión unívoca. El exegeta 
Giuseppe Barbaglio, por ejemplo, afirma: «La espada, más que el derecho 
de condenar a muerte, quiere probablemente indicar el poder de policía… 
El pasaje se interesa en las relaciones concretas que todo ciudadano 
tiene con la administración pública, en particular con la magistratura, 
la policía y los empleados del oficio de las tasas» [Barbaglio 1983: 483]. 
También el biblista Joseph Fitzmeyr, en su comentario a
 la carta a los romanos, dice: «La expresión ‘llevar la espada’ podría 
ser símbolo del poder de infligir la pena capital…, pero se debe 
recordar que los gobernadores de las provincias romanas gozaban de un 
poder limitado sobre los ciudadanos romanos que incluso tenían soldados 
en sus dependencias… La afirmación de Pablo parece tener una mirada más 
amplia, o bien podría ser una referencia a la policía» [Fitzmeyr 1999: 793.]. 
Como se puede apreciar, no se ve que Pablo argumente 
directa o explícitamente a favor de tal pena capital. O sea, el símbolo 
de la espada no lleva consigo y por sí mismo, el significado de la 
potestad de aplicación de la pena capital. Con todo, en aras de la 
honestidad intelectual, hemos de decir con R. H. Stein que «pocos de los
 originales lectores de Pablo podrían haber pensado que la pena capital 
no fuese incluida en el significado de esta metáfora» [Stein 1989: 335]. 
Sin embargo, podríamos decir que el Nuevo Testamento 
presenta una concepción personalista del hombre, al que reconoce en cada
 caso individual un valor pleno, que trasciende en ciertos aspectos a la
 sociedad misma. La persona humana no se ordena a la sociedad como a su 
fin último —concepción presente entre los griegos— si bien es parte 
intrínseca de ella y está a su servicio. Para Jesús, el delincuente es 
un ser humano a redimir y a ganar para la vida eterna. La férrea condena
 cristiana del delito y el pecado está prevista en función de la 
redención de la naturaleza herida. 
1.4. Los primeros cristianos y la pena capital
En los primeros siglos de la era cristiana, la 
reflexión teológica de los Padres de la Iglesia y de otros escritores 
cristianos nunca ha afrontado directamente el problema de la pena de 
muerte. La sociedad romana en la cual el cristianismo se ha difundido en
 los primeros siglos, y toda la cultura de aquél tiempo, daban por 
descontada la legitimidad del poder público de llevar a la muerte a 
quien se manchaba de determinados delitos. Los mismos cristianos, al 
menos hasta el edicto del emperador Constantino del año 314, que les 
concedía a los cristianos libertad de culto, han tenido la experiencia 
de cuánto severas eran las leyes y lo fácil que era ser ajusticiado no 
sólo por delitos como el homicidio, sino también otros menos graves. El 
hecho de pasar de ser víctimas a potenciales jueces que dictaban penas 
capitales, dado el ingreso masivo de los cristianos en la vida pública y
 la conversión de muchedumbres, había ciertamente traído consigo un 
cambio de perspectivas. 
Podremos esperar entonces en los primeros siglos 
reservas agudas e incluso críticas y rechazos hacia la pena de muerte, y
 en los siglos sucesivos una aceptación tranquila de la misma. 
1.4.1 Período pre-constantiniano
Tertuliano vive en el tiempo de los emperadores 
Septimio Severo (193-211) y Antonino Caracalla (211-217), en un período 
crítico para Roma por la presencia de insurrecciones internas y guerras 
externas. No faltan persecuciones. Incluso en el propio Cártago se 
desata una persecución en el 197, probablemente por la llegada de un 
nuevo procónsul [Siniscalco 1984: col. 3414]. 
En un pasaje de su obra De spectaculis
 —escrito moral contra los juegos de circo, del estadio y del anfiteatro
 y prohibición de los cristianos de participar en ellos— dice: «Es un 
bien que sean castigados los culpables. ¿Quién negará esto, si no es el 
culpable? Pero no es necesario que los inocentes se alegren de los 
suplicios de los otros, más aún, sería justo que los inocentes sintieran
 dolor por el hecho que un hombre, su semejante, sea de tal modo 
culpable para ser sacrificado así tan cruelmente. ¿Y quién me garantiza,
 después, que sean destinados a las fieras, o a cualquier otro suplicio,
 siempre a los culpables, de modo tal que no quede herida la inocencia, o
 sea hecho por una venganza del juez o por la incapacidad del defensor o
 por la violencia de la tortura? Cuánto es mejor, por tanto, no saber 
cuándo los paganos sean castigados, así no se tampoco cuándo mueren los 
inocentes» [De spectaculis, 19 (PL I, 726). Cfr. De idolatria, 17 (PL I, 764)]. 
Como se ve, hay aceptación tranquila de la pena 
capital, y por otra parte se deja ver claramente dudas acerca del 
peligro de llevar a la pena última a un inocente. A la vez Tertuliano, 
invadido por la sensibilidad evangélica, hace una invitación a los 
cristianos de no alegrarse cuando alguno es ajusticiado. 
Según testimonio de Eusebio y Jerónimo, Hipólito 
(170-236) era un obispo que se destaca por ser un escritor prolífico. Un
 texto suyo importante, de la segunda mitad del segundo siglo, es la Tradición Apostólica.
 En un pasaje dedicado a los oficios que pueden estar permitidos y lo 
que no, a quienes se presenten para ser catequizados y luego bautizados,
 se dice: «El soldado subalterno no mate a ninguno. Si recibe tal orden,
 no la seguirá y no prestará juramento. Se lo rechaza, no sea aceptado. 
Quien tiene el poder de vida o de muerte, o el magistrado de una ciudad,
 que viste la púrpura, debe dimitir o será rechazado. El catecúmeno o el
 fiel que quisiera enrolarse en el ejército, sean rechazados, porque han
 despreciado a Dios» [Tradición Apostólica, 16 (SC 11bis, 73)]. 
Hay interpretaciones varias de esta sentencia. Una de 
ellas nos dice que podría aludir «a la matanza de criminales en conexión
 con los juegos de gladiadores, las persecuciones, o simplemente la pena
 capital. Parece claro que la corriente de pensamiento antes y después 
es reglamentar el quitar la vida en combate, como su verdadero 
significado» [Helgeland 1985:
 36]. De todos modos, se trata de una posición fuertemente radical. Esta
 posición reflejaría un cierto “extremismo” de la Iglesia de los 
primeros tiempos, cosa posible incluso porque eran pocos los cristianos 
que asumieran cargos públicos. Después, con Constantino, cuando la mayor
 parte de la población se bautiza, las actitudes cambiarán. 
Más o menos del mismo período de Hipólito, Clemente de
 Alejandría (150-211) desarrolla su fecunda actividad. Autor de 
numerosas obras, entre ellas sobresale el Proteptico, el Pedagogo y los Stromata. En esta última obra, Stromata,
 en un pasaje interesante se muestra favorable a la pena de muerte con 
un argumento que será usado posteriormente por Santo Tomás de Aquino: 
«La ley, teniendo en cuenta aquellos que le obedecen, insta a una piedad
 estable hacia Dios, indica las cosas que hay que hacer y se aleja de 
todo pecado, imponiendo penas para los pecados que resultan menos 
graves. Cuando, después, uno ve que se comporta en modo tal de resultar 
incurable, lanzándose hacia una grave inmoralidad, entonces, teniendo en
 cuenta el bien de los otros, para no ser corrompidos por él, como 
cuando se corta una parte del cuerpo entero, así aquél que se encuentra 
en tal situación, con sabia decisión, viene condenado a muerte» [Stromata, I, 27 (PG VIII, 919)]. 
La pena capital se justifica por el así llamado 
posteriormente, principio de totalidad: por el bien del todo, la 
sociedad, es lícito suprimir una parte, o sea, un delincuente peligroso 
para la sociedad misma. Clemente configura la pena capital, puede 
decirse, como extrema ratio, después de que los 
intentos medicinales de rescatar al reo han fallado. Clemente sería el 
primer teólogo cristiano que justifica, en línea argumental directa, a f 
 
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 Messaggio 61 di 143 di questo argomento  |  
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LOS PRIMEROS CRISTIANOS NO IMPONÍAN PENAS DE MUERTE ni GUERRAS...
 
  
  Las naciones antes de Jesucristo en su mayoría imponían penas de 
muerte para los que faltaban a las leyes, también acostumbraban a hacer 
guerras contra sus enemigos. Y esto es lo que imponian las leyes del 
viejo testamento judío. Pero Jesucristo, 
que es Dios, al ver todas aquellas leyes tan crueles que imponían los 
hombres, entonces se hizo hombre y vino a enseñar al mundo los 
Verdaderos mandamientos de Dios, que dejaron abolidas las penas de 
muerte y las guerras que hacían los pueblos. 
  
El
 Señor dijo: NO MATARÁS... Y con esto dejó abolidas las penas de muerte,
 porque aquellos actos eran tan crueles y despiadados, que eran 
antinaturales y contrarios a los mandamientos de Jesucristo. 
 
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 Messaggio 62 di 143 di questo argomento  |  
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 QUE TIENEN QUE PREDICAR LOS 
  VERDADEROS CRISTIANOS? 
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14). 
  
"Os digo que todo aquel que
 me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le 
confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios".   (Lucas 12:8-9) 
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 Messaggio 63 di 143 di questo argomento  |  
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 La Ley
de Dios era una Ley de vida y Dios mandaba misericordia: 
"Hijo mío, no se aparten
estas cosas de tus ojos; 
Guarda
la ley y el consejo, 
Y
serán vida a tu alma, 
Y
gracia a tu cuello".
(Proverbios
3:21-22) 
"El que
menosprecia el precepto perecerá por ello; 
Mas
el que teme el mandamiento será recompensado.  
La
ley del sabio es manantial de vida 
Para
apartarse de los lazos de la muerte"
(Proverbios 13:13-14) 
 
"Mi
pacto con él fue de vida y de paz.......
Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis
hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de
Leví,
dice Yavé de los ejércitos". (Malaquías
2,5-10). 
"Este
Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta
os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como
a mí; a él oiréis.
Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto
con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros
padres, y que recibió
palabras de vida que darnos;
al
cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y
en sus corazones se volvieron a Egipto" (Hechos
7:37-39) 
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 Messaggio 64 di 143 di questo argomento  |  
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 Ésta es la Ley que Jesucristo no había venido a abolir y de la que no pasó ni una jota ni una tilde. Pero de las leyes del viejo testamento, Jesucristo sí que abolió muchos mandamientos. 
Jesucristo cuando predicó el Evangelio abolió muchos mandamientos del viejo testamento porque sólo eran preceptos de hombres: 
  LA LEY DEL "Ojo por ojo, y diente por diente" ESCRITA EN EL VIEJO TESTAMENTO FUE ABOLIDA POR JESUCRISTO
  "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa....... ". (Mateo 5:...)
  El Señor dejó abolida esta ley del "ojo por ojo y diente por diente" porque era una Ley que no contemplaba el perdón ni la misericordia. 
  
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 Messaggio 65 di 143 di questo argomento  |  
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| Josediego  (Mensaje original) | 
Enviado: 12/09/2024 03:48 |   
			
				
					Recordando la visión: 
 
"El  Señor, con mucho amor, puso  sus manos sobre mis hombros, y así me 
sentí  amado y bendecido por Él  por unos momentos... Enseguida sentí 
que  detrás de mí se acercaba mucha  gente. Yo miré, y vi los campos 
llenos de  gente que venía con odio y  con rabia buscando a Jesucristo 
para  matarlo... Era como si el mundo  entero se hubiera vuelto loco de 
odio  contra Jesucristo. 
 
Yo  estaba en un puente, y la parte baja del  
puente terminaba en los campos  donde venia el mundo en manifestación  
contra Jesucristo... En la parte  alta del puente había un palacio donde
  entró Jesucristo con los amigos  que le acompañaban, y se cerró la  
puerta. 
 
Yo,  pronto me sentí rodeado de gente violenta que quería derribar la puerta  del palacio para matar a Jesucristo""...
				 
			 
			
		 
			
				
			
			
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  Todavía recuerdo lo que sentí, G.D.M |   
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 Messaggio 66 di 143 di questo argomento  |  
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 JESUCRISTO ES DIOS 
EL ÚNICO DIOS VERDADERO. 
  
Juan 1:1 Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. 1:2 El estaba al principio en Dios. 1:3 Todas las cosas fueron hechas por EL, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. 1:4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
  Juan 1:14 Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. 
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 Messaggio 67 di 143 di questo argomento  |  
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 "todas las cosas
que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced
vosotros con ellos; porque
ésta es la ley y los profetas".
(Mateo 7:12) 
  
"Si hubierais
comprendido qué quiere decir: "Misericordia
quiero, y no sacrificios",
no condenaríais a los inocentes" (Mateo
12:7) 
 
  
"si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos" 
(Mateo 19:16-22) 
 
 
"........
si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo:
¿Cuáles? Y Jesús dijo:  
 
No matarás. No adulterarás.
No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu
madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  
 
El joven
le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me
falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que
tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y
sígueme.  
 
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste,
porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus
discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en
el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de
Dios". (Mateo 19:16-24) 
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 Messaggio 68 di 143 di questo argomento  |  
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 El Pacto, la carne y la sangre de Jesús
  Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
  Lucas 22 (14-20)..
  Como vemos en el nuevo pacto, hay carne y sangre de Jesús y también hay pacto: " Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre".....
  Y este nuevo pacto son todas las enseñanzas y mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, que así nos dice:
  
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
  "Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
  "........ si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo:
  No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
  Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios". (Mateo 19:16-24)... 
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