Amar. 
Esta es el arma más poderosa 
para ganarme a los demás: amarlos. 
Si no amo seré un simple don nadie.  
Pero si amo a los otros, nadie podrá 
defenderse de la enorme influencia 
de mi presencia.  
Podrán no aprobar mis recomendaciones, 
pero si los amo ganaré sus corazones 
y ese es el gran secreto. 
Amaré el sol porque me da calor y a la lluvia 
porque hace producir frutos a la tierra.  
Cuando sienta la tentación de críticas 
me morderé la lengua, y cuando sienta el deseo 
de elogiar lo proclamaré a los cuatro vientos. 
Amaré a los duros y agrios porque nadie tiene 
tanta necesidad de ser amado como 
el que no es capaz de demostrar cariño. 
De ahora en adelante no tengo tiempo 
para odiar ni para recordar ofensas.  
Sólo tengo tiempo para amar y recordar 
las cualidades de otros. 
Si amo, influiré enormemente en los demás.  
Si no amo seré solamente como una lata 
que resuena. Me amaré a mí mismo, 
porque soy mi primer prójimo.  
Y como me amo mucho trataré cada día 
de alimentarme con oración, con lecturas 
y meditación, para que mi espíritu sea cada vez 
más noble y generoso.  
Y pediré a Dios que aumente mi amor, 
porque este es un don del cielo, que sólo 
se concede a quien lo pide muchas veces.
 
D/A