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LA AFINIDAD
Se sentía solo. Casi como siempre. Pero hoy más. El frío era una evidencia más del insulso acaecer de la mañana.
De pronto se le ocurrió algo. Tal vez, llamando a una de esas hotlines que tanto promocionan en la tele obtendría una voz con la que charlar un rato.
Una dulce muchacha lo escuchó, paciente, durante una hora. Acordaron una cita. Cuando colgó, se dio cuenta de algo que se le pasó por alto: la señorita lo había citado en las Cibeles, frente a la Casa de las Américas en Madrid y él estaba parado frente al puerto de Buenos Aires,
observando la fuente de Las Nereidas.
Comenzó a caminar despacio. Una sonrisa se le dibujó en el rostro al pensar en la intensa conexión que tenía con su flamante novia.
~ Juan José Mestre ~
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