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Estudios Biblicos: EL LUGAR DE LOS HIJOS EN LA FAMILIA
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De: simplementeGrace  (Mensaje original) Enviado: 11/06/2009 00:09

El lugar de los hijos en la familia

El mundo es un «baúl lleno de diversos trucos» cuando se trata de cómo ver a los niños. Por un lado, las Naciones Unidas tratan de imponer una «Carta de Derechos del Niño» que exalta a los niños a la posición virtual de dirigentes del hogar. Por otro lado, la matanza de niños en el vientre se practica en los Estados Unidos como una forma aceptable de control de la natalidad.

A las mujeres que tienen el privilegio económico de quedarse en casa para criar a sus hijos son vistas como el nuevo símbolo de posición, mientras que el movimiento de Liberación de la Mujer ve a los hijos como una interrupción en la vida, un fastidio, algo que estorba. Una generación de niños que consumen alimentos chatarra y con la llave de la casa colgada al cuello se crían solos. Los padres a menudo no son existentes excepto por un cheque mensual de manutención (si acaso llega).

De todo esto surge la pregunta de cómo se supone que debemos vivir nosotros, los creyentes. ¿Dónde encajan los hijos en el orden familiar? ¿Cómo se supone que debemos verlos? ¿Qué se requiere de ellos y cuáles son sus privilegios dentro de la familia?

Busque el Salmo 127.3–5 y cópielo a continuación.

¿Qué dice el salmista que está en directo contraste con la opinión del mundo respecto a los niños?

¿Qué más dice la Biblia respecto a la bendición de los niños? (Véase Is 8.18.)

Salmo 128.3: «Tus hijos [serán] como».

¿Qué cree que representan las «plantas de olivo» en este versículo?

Proverbios 17.6

¿Qué lugar deben ocupar los nietos en la vejez?

Lea 2 Samuel 6.23. ¿Cómo contrasta este versículo con los que acaba de leer anteriormente?

Lea todo el capítulo 6 de 2 Samuel. ¿Qué ocasionó el castigo de Mical?

[El versículo 6.14 dice que David danzaba.] Tal regocijo (literalmente, «danzar en círculos»), acompañaba todas las grandes victorias. Casi siempre son mujeres las que danzan, no los hombres, y menos un rey. Esto explica en cierto modo la molestia de Mical (y. 16), aunque es obvio que lo que sintió por él fue desprecio.

Aquí se describe a Mical como la hija de Saúl, no como la esposa de David. Ella actúa con el orgullo desu padre, no con la humildad y el gozo de su esposo.

¿Cómo pueden las acciones de Mical y el castigo resultante mostrarnos la importancia de dar gracias al Señor?

¿Cómo podría nuestro crecimiento continuo de agradecimiento afectar la manera en que nos relacionamos con nuestros hijos?

La Escritura nos habla específicamente en cuanto a la actitud de Jesús hacia los niños. En Isaías 40.11 el profeta nos habla sobre el futuro reinado del Mesías. ¿Cuál será la actitud y las acciones del Señor hacia los niños?

Lea los siguientes versículos para ver el cumplimiento de la profecía de Isaías. ¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia los niños?

Mateo 10.42

Mateo 18.2–10; Marcos 9.33–37

Mateo 19.13–15

¿Qué nos dice la actitud de Jesús hacia los niños respecto a cómo debemos tratarlos nosotros?

Mencione tres maneras en que Jesús trató a los niños que nosotros deberíamos aplicar en nuestros propios hogares.

1.

2.

3.

El valor humano no se puede igualar con raza, riqueza, posición social, o nivel educacional. Todas las personas tienen importancia y son de gran valor en el orden de Dios. Considerar a una raza, grupo, o individuo como menos importante que otro es pecado, en vista del hecho que Cristo murió por todos y por cada uno en particular. Al pie de la cruz todos somos iguales, tanto en nuestra dignidad (el Señor envió a su Hijo a morir por cada uno de nosotros) como en nuestra necesidad de aceptar su don o regalo de salvación. Aprendamos a respetar y a honrar a cada persona y a cada pueblo, sin tener en cuenta su color o como son. Cristo dijo: «… en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis» (Mt 25.40).

Lea los siguientes versículos. ¿Qué dicen respecto a mostrar parcialidad?

Levítico 19.15

Job 13.10

1 Timoteo 5.21

Santiago 2.4

¿Cómo se podría aplicar a nuestros niños esta perspectiva?

¿Qué nos dicen estos versículos respecto a un padre que favorece más a uno de sus hijos que a los demás?

La Escritura nos da un ejemplo de una madre que favoreció a un hijo más que al otro. ¿Quién fue esa madre? (Gn 25.28)

Lea Génesis 25.29–34 y 27.1–28.5. Menciones los resultados finales del favoritismo de Rebeca.

(Note que Rebeca de todas maneras perdió el respeto de Isaac y la presencia de Jacob.) ¿Hubo algo bueno como resultado del favoritismo de Rebeca y su engaño posterior? Explique su respuesta.

Jesús, como el Hijo de Dios, sabía precisamente cómo mantenerlo todo en perfecto equilibrio. Como seres humanos pecadores, no siempre sabemos cómo hacerlo y la «consideración» de nuestros hijos puede perder el equilibrio al excluir al Señor, a nuestro cónyuge y otras responsabilidades.

¿Piensa que una actitud de respeto y consideración para los niños puede alimentar la falta de respeto al padre o la arrogancia del niño? Explique su respuesta.

¿Cómo podemos equilibrar el respeto por nuestros niños como personas y creación de Dios con nuestra responsabilidad de criarlos para que sean hijos de Dios? (Véase Pr 22.15.)

El respeto mutuo como creación del Creador también requiere que reconozcamos y aceptemos el hecho de que ninguno es un «accidente». Sea que lo parezca o no, desde el punto de vista humano de ver las cosas, o sea, que lleguemos o no a una familia por nacimiento o adopción, Dios sabía desde la eternidad el nacimiento y futuro de cada uno de nosotros. Copie el Salmo 68.5, 6.

Algunas veces nos referimos a las difíciles circunstancias en las cuales la gente nace como «un parto accidentado». Pero, visto desde la perspectiva divina, que formemos parte de una familia humana no es un accidente: es una decisión divina. «Dios» junta a los solitarios en familias». De hecho, la protección y el cuidado que uno recibe en la familia es tan esencial para la vida humana, que Dios prometió intervenir personalmente a favor de las viudas y los huérfanos que pierden la protección normal de un padre y un esposo. Cuando nos sintamos tentados a quejamos acerca de nuestra familia, o pensemos que mejor había sido nacer en otro lugar, necesitamos recuperar esta perspectiva divina. Ello no quiere decir que debamos ser pasivos o fatalistas en cuanto a nuestra situación; tampoco implica que así nos libraremos de la pena o el sufrimiento. Sin embargo, nos recuerda que el bienestar de nuestras familias humanas descansa sobre la promesa y el cuidado de nuestro Padre en los cielos, y que su propósito amante y soberano intervendrá para nuestro beneficio.

La manera en que nos relacionamos como hijos con nuestros padres determina la forma en que nos relacionamos con nuestros hijos como padres. Escriba tres cosas por las cuales está agradecido por sus padres.

1.

2.

3.

¡Alabe al Señor por sus padres!

Escriba lo que considera son «las tres heridas más grandes» entre usted y sus padres.

1.

2.

3.

Presente estas cosas al Señor en oración y pídale que El haga la diferencia donde nosotros no podemos hacerla. Ahora, después de establecer una atmósfera de amor por nuestros padres, establezcamos la misma atmósfera con nuestros hijos. Escriba tres cosas por las cuales está agradecido en cada uno de sus hijos:

1.

2.

3.

¡Alabe a Dios por sus hijos!

Mencione tres aspectos respecto a los cuales teme más cuando se trata de dejar a los hijos en las manos del Señor.

1.

2.

3.

De nuevo, presente estas cosas al Señor en oración, pidiéndole que Él sea real en las vidas de sus hijos, proveyéndoles protección y atrayéndolos hacia sí.

El gobierno que ejercemos sobre el ámbito que Dios nos ha dado requiere que primero tengamos nuestra propia casa en orden. Efesios 5.22–6.3 nos da una perspectiva «íntima y personal» de cómo se debe arreglar la estructura de la familia. Lea este pasaje de la Escritura.

Escriba en orden las cuatro partes de la estructura familiar.

¿Quién debe ser la cabeza suprema de la familia? ¿Quién es la cabeza ordenada por Dios aquí en la tierra?

¿Dónde encaja el hijo en el orden familiar?

¿Cuáles son las dos principales responsabilidades del hijo?

1.

2.

¿Qué promesa se conecta a este mandamiento? (Véase Éx 20.12.)

¿Qué nos dice Gálatas 4.1–7 acerca del lugar de los hijos en la familia durante los años de su minoría de edad? (vv. 1, 2)

En su opinión, ¿por qué es esto así?

¿Qué se supone que un niño debe aprender durante esos años que le hacen parecen un «esclavo» antes que hijo, pero que a la larga le permiten asumir su completa herencia como hijo?

«Coherederos» sunkleronomos; Strong #4789: De sun

«Esclavo», dulos

Lea las siguientes porciones bíblicas y anote otros requisitos que se han de imponer sobre los niños en la familia.

Éxodo 20.12

Proverbios 1.8; 6.20

Proverbios 23.22

1 Timoteo 5.4

Como padres, nosotros llevamos la responsabilidad de inculcar estos valores, principios y ética en las vidas de nuestros hijos. Lea Deuteronomio 6.6–9 y anote cinco formas en que podemos lograr este proceso de instrucción en las vidas de nuestros hijos.

Los padres no son los únicos que reciben exhortación en la Palabra respecto a cómo vivir. Los hijos también reciben dirección específica de la Biblia. Lea los siguientes pasajes y haga una lista de cómo la Escritura instruye a los hijos acerca de la manera de relacionarse con los padres y con el mundo que los rodea. También haga una lista de cómo estos pasajes bíblicos pueden aplicarse a su vida familiar.

Salmo 34.11

Proverbios 10.1

Proverbios 20.11

Efesios 6.1–3; Colosenses 3.20

Puesto que todos somos hijos de alguien, regrese a esa lista de pasajes bíblicos y anote las maneras en que estas exhortaciones pueden aplicarse a su vida respecto a sus padres.

Compare estos versículos que acaba de leer con las palabras de Jesús en Mateo 18.3.

¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a continuar «siendo como niños» en sus vidas?

¿Hay maneras en que podemos inculcar esas lecciones por la forma en que nosotros somos «como niños» en nuestras vidas?

En su opinión, ¿por qué Jesús enfatizó tanto en que «seamos como niños»?

¿Cómo se relaciona nuestro Padre celestial con nosotros como «hijitos»?

¿Cómo debería esto afectar o cambiar la manera en que usted se relaciona con sus hijos?

Jesús confronta la tendencia de la humanidad a asociar la autoridad con un ejercicio de dominio sobre otros. El dominio o autoridad en la vida del Reino, que Dios quiere restablecer en nosotros, es para una vida victoriosa y fructífera, para echar fuera los poderes infernales, no para controlar a otros o servir a nuestros propios intereses. Su llamado a ser humildes como un niño y a servir de corazón (Jn 13.1–17), establece el espíritu y sienta la pauta para que el creyente ejercite su autoridad como un agente del poder del Reino de Dios. (Véanse Mt 19.14; Mc 10.14, 15; Lc 18.16, 17)

Al retener nuestra condición de ser como niños en el Reino, debemos reconocer que a través de nuestras vidas también retenemos nuestros papeles como hijos de nuestros padres. Aunque la manera en que se vive ese papel puede cambiar con el tiempo, a medida que llegamos a la edad adulta, y nuestros padres envejecen, siempre serán nuestros padres y nosotros seremos sus hijos. Lea los siguientes pasajes bíblicos y haga una lista de cómo deben ser las relaciones con nuestros padres como hijos adultos.

Génesis 18.19

Levítico 19.32

Deuteronomio 4.2

Salmo 71.9

Proverbios 17.6

Proverbios 20.29

1 Timoteo 5.1

¿De qué maneras cambia nuestro papel hacia nuestros padres?

¿Cómo sigue siendo el mismo?

¿Qué papel juegan nuestros padres en nudebido a nuestrosestras vidas como adultos?

¿A quién más debemos tratar con el honor y respeto  padres?

 Strong #1401: de deo, «atar». La palabra se usaba para el esclavo, en sentido literal o figurado, voluntaria o involuntariamente, e indica sujeción o subordinación a otro., «con», klero, «una cantidad», y nemomai, «poseer». La palabra se refiere a un coparticipante, coheredero, compañero de herencia, uno que recibe mucho juntamente con otro.



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