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Estudios Biblicos: EL MAS BELLO CANTAR II
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: simplementeGrace  (Mensaje original) Enviado: 11/06/2009 00:25

3ra. Parte: Solución  del Problema  (6:4-13)

El Rey a la sulamita

     Amada mía, ¿sabías  tú que eres tan bella como la ciudad de Tirsa que fulgura sobre el horizonte de la noche? No, más que eso, eres tan bella como la hermosa ciudad de Jerusalén. Tu belleza es tan cautivadora como numerosos guerreros en marcha. (No, no me mires así ahora, amor mío, tengo más que decirte.)

     ¿Recuerdas lo que te dije el día de nuestra boda? Aún es cierto. Tu cabello es tan cautivador como el rebaño que desciende de la montaña al llegar el ocaso. Tu bella sonrisa es tan alegre y chispeante como pares de corderos que suben del lavadero. Y tus mejillas aún se sonrojan con el matiz de la granada.

El Rey habla consigo mísmo.

     El palacio está lleno de sus damas aristócratas y con las deslumbrantes concubinas de los nobles de la corte. Pero mi bella esposa,  mi paloma, mi perfecta, es única entre todas ellas. Estas damas y concubinas también lo comprenden. Ellas también tienen como alabarla. Cuando nos acercamos a ellas en mi carroza, al fin comprendieron que otra vez estábamos juntos.

Damas de la corte unas a otras

     ¿Quién es ésta que está  en el horizonte como el alba, tan hermosa como la luna, tan esclarecida y brillante como el sol, y tan majestuosa como numerosos guerreros en marcha?

La sulamita habla consigo misma en la carroza

     Descendí al huerto donde yo sabía que estaba mi rey. Quería ver si las flores y los frutos frescos de la primavera había brotado. Quería saber si nuestra reunión produciría un nuevo tiempo de amor primaveral para mi esposo y para mi. Antes de caer en cuenta, ya estabamos de nuevo juntos y en la carroza pasamos por la corte del palacio. Aún oigo a las que me llamaban "Vuelve, vuelve, oh sulamita; vuelve para que veamos a la amada esposa del rey".

El Rey a la sulamita

   ¡Como les encanta contemplar la gracia incomparable y la belleza de una reina!

En El Dormitorio Real ( 7:1-10)

El Rey a la sulamita

     ¡Cuán delicados son tus pies en las sandalias, mi real hija de príncipe! Las curvas de tus muslos son tan suaves y graciosas como las curvas de joyas elegantes, perfectamente formadas por las manos hábiles de un artista maestro¡

     Tu estómago es tan deleitoso como una fiesta de vino y pan; tu ombligo como la copa del vino, y tu estómago como el suave pan caliente. Tus pechos son tan dulces como gacela, tu cuello al tocarlo es tan suave como marfil. Tus ojos son tan apacibles como los estanques de agua del valle de Hesbón, cerca de la puerta de la populosa ciudad.

     Sin embargo, ¡cuán fuerte es tu andar con sabiduría y discresión!  Eres en realidad tan majestuosamente bella como el monte Carmelo. Tu cabello largo y suelto es tan fresco y suave como las hebras de seda que tengo alrededor de mi cuello; sin embargo, es suficientemente fuerte para atarme como tu cautivo para siempre. ¡Cuán bella y deleitosa eres,  amada mia, y cuán especialmente deleitoso es tu amor! Eres tan graciosa y esplendorosa como una palmera cuya silueta se dibuja en el cielo. Si, una palmera  y tus pechos son su delicioso fruto.

     Subiré a mi preciosa palmera y tomara su dulce fruto suavemente en mi mano. Oh preciosa mia, deja que tus pechos sea como el dulce fruto a mi paladar. Y ahora, déjame besarte y aspirar la fragancia de tu aliento. Déjame besarte y gustar una dulzura mejor que el vino.

La sulamita al Rey

     Y saborea cada gota, amado mío, y que su dulzura permanezca largo tiempo en tus labios, y que cada gota de su vino produzca un apacible sueño.

La sulamita habla consigo mismo

Yo pertenezco a mi amado esposo, y el me ama desde los profundo de su alma.

  En El Ambiente Del Campo  (7:11-  8-14)

 

La sulamita al Rey

     Las flores de la primavera han perfumado el  color  pastel del campo y encantado los corazones de todos los amantes. Ven, mi  precioso amante; todo fruto delicioso de la primavera es nuestro y podemos tomarlo. Regresaremos a nuestra cabaña primaveral  de los altos cedros y cipreses, donde la verde hierba afelpada es una interminable alfombra y los huertos son sus anaqueles donde se guarda el deleitoso fruto. He preparado una cesta llena para ti, amor mío, para dártelos en una suntuosa cesta de amor debajo del cielo.

     ¡Cuánto me gustaría salir a jugar contigo, y en son de juego besarte  cada vez que quisiera! Pero, luego, también pudiera tomarte de la mano y llevarte adentro, y tu podrías enseñarme y compartir conmigo tu profundo entendimiento de la vida. Luego, ¡cuánto deseo que tú te acostaras  junto a mí y  me amaras!

La sulamita a las damas de la corte

     Les aconsejo que no traten de despertar el amor hasta que el se complazca en despertar. ¡Qué maravilloso es cuando florece en el tiempo oportuno!

La sulamita al Rey

     ¿Recuerdas dónde comenzó nuestro amor? Bajo el arbol legendario del amor, por supuesto, donde todo amor comienza y crece, y luego da a luz a nuevo hijo; sin embargo, no sin dolores de parto.

     Tampoco nuestro amor comenzó sin el dolor, sin el frúctifero dolor del alumbramiento. Oh mi querido amante, hazme tu posesión más preciosa; asegurada firmemente en tus brazos, sosténme cerca de tu corazón.

     El verdadero amor es tan fuerte e irreversible como la progresiva marcha de la muerte. El verdadero amor nunca deja de ser solícito, y no podrá abandonar al ser amado, así como la tumba no puede entregar sus muertos.

     Los fuegos del verdadero amor no pueden extinguirse nunca,  pues la fuente de su llama es el mismo Dios. Aún si unrío de rápidas aguas pasara sobre él, la llama seguiría resplandeciendo.

     De todos los dones del mundo, este inapreciable amor es el más precioso, y solo lo poseen aquellos aquienes se da gratuitamente. Porque ningún hombre podría comparlo con dinero, ni siquiera el hombre mas rico del mundo.

El rey a la sulamita

     ¿Recuerdas como se nos dió?

La sulamita al Rey

     Amor mio, yo creo verdaderamente que me estaba preparando para esto mucho tiempo antes que soñara con el romance. Recuerdo que oí a mis hermanos hablando una noche.  Esto fue poco después de la muerte de mi padre, y ellos estaban preocupados por criarme adecuadamente, por prepararme para el distante matrimonio.

     Ellos parecían como un cuarto lleno de padres que discutían lo que debían hacer con única hija. Finalmente, resolvieron simplemente castigarme y restringirme si yo iniciaba una vida promiscua, pero recompensarme si me conservaba casta. Yo pude decidir, aun caundo era muy joven, conservarme casta para el hombre mas amado de mi vida.

     Recuerdo que cuando yo trabajaba en esa viña, mil monedas de plata eran para ti, y doscientos para los que cuidaban el fruto. Ahora, yo soy tu viña, amado mio, y con alegria te entrego todas las mil monedas que valgo; me entrego completamente, sin retener nada de mi confianza, ni de mis pensamientos, ni de mi solicitud, ni de mi amor. Pero , mi amado rey, no olvidemos que doscientas monedas corresponden a los que cuidaron para ti el fruto de mi viña. ¡Cuán agradecidos tenemos que estar a mi familia que me ayudó a prepararme para tí!

El Rey a la sulamita

     Amada mía, cuyo hogar es el huerto fragante, todos oyen el sonido de tu voz, pero permite que yo solo la oiga ahora.

La  sulamita al Rey

     Apresurate, entonces amado mío,. Y sé otra vez como una gacela o como un cervatillo sobre las colinas de mis perfumados pechos.-

BREVE COMENTARIO DEL CANTAR DE LOS CANTARES.

    Se nos dice que la sulamita era una casta muchacha criadaen el campo. Sus medio hermanos le habían exigido que trabajara en las viñas, por lo cual la piel de ell     

     Si la sulamita es el porcentaje central de la narración, el esposo (Salomón en los primeros años de su reinado) es, a través de los ojos de ella, el hombre fuerte, vital y atractivo que la encuentra a ella trabajando en las viñas, que la corteja, que gana el amor de ella, que la hace su reina, y hace que con el paso del tiempo, el amor  de ella hacia él se profundice e intensifique.

     Consideramos cómo amó este hombre a su esposa. ¿Cuáles fueron sus secretos? El esposo que trate de seguir las admoniciones del  Nuevo Testamento en el desempeño de su papel, no puede hallar  mejores principios ni ejemplos patra la aplicación  de Efesios 5 que los que ofrece Salomón en el cantar de los cantares.

    Ella estaba más bronceada en contraste con las damas elegantes y de piel blanca de la corte. Ella se sintió inferior, e indigna de ser la esposa de Salomón, pero él, inteligente y amorosamente edificó la imagen que ella tenía de sí misma. El logró esto por medio de la alabanza. Sensiblemente la alababa en aquellos aspectos en que ella se sentía más insegura. A viva voz y de manera específica, le expresaba que él apreciaba  la apariencia de ella y su carácter  amable, no con vagas generalidades. La comparaba  con todas las demás mujeres tan favorablemente para ella que podía estar segura de que le agradaba a él como a ninguna otra mujer. De hecho, le decía que en ella no había mancha. . . ante los ojos de él. . . . toda hermosa. El no le decía esto sólo cuando estaban en privado o en la noche de bodas. Continuó Alabandola siempre.

    Esposo, su esposa necesita oír estas palabras de sus labios. Toda esposa necesita que el esposo la alabe por su belleza. ¡Esto es lo que la hace bella!

     Pero hay más que aprender. El sólo no alababa a la sulamita; también se refrenaba por completo de criticarla. Nunca hubo una palabra de crítica, ni siquiera cuando ella tal vez se lo merecía. Sus palabras pra ella fueron siempre positivas, y dieron como fruto una esposa amorosa que respondía.

     Su amor y su aprobación no eran un asunto solamente privado. El rey mostraba en público su amor y respeto hacia su esposa.   En la casa del banquete real, siempre demostró su amor.

     Dicho esto en términos semejantes, se hiz obvio para todos que la sulamita era la persona más importante del reino; que debía  ser honrada, respetada y protegida en todo sentido.

     El la trataba como a una reina, y eso fue lo que llegó  a ser en verdad. Al mismo tiempo, él la amaba tanto en privado que ella finalmente se entregó completamente a él, sin retener nada de sus confianza, ni de sus pensamientos, ni de su amor.

      Esposo, ¿cómo trata usted a su esposa en público? ¿Es cortés con ella? ...¿La ayuda cuando se va  a sentar a la mesa?...¿Le ayuda a ponerse el abrigo? Estas pequeñas cortesías dan honor a la esposa como a vaso mas fragil. Ella no puede ver las actitudes mentales que usted tiene acerca de ella. Tiene que demostrarle, mediante acciones sencillas, su amor hacia ella, su solicitud, su protección y si interés por su bienestar.

     ¿Su amor es una bandera sobre ella cuando están presentes otras personas? ¿Le responde las miradas? ¿La oye? ¿Le hace sentir que ella es la persona mas importante de su  "reino"?  SI QUIERE QUE SU ESPOSA SEA UNA REINA, TRATÉLA PÚBLICAMENTE COMO UNA REINA.

        Es cierto, el matrimonio que se nos presenta en el Cantar de los Cantares de Salomón tuvo problemas de ajuste, como todos los matrimonios. No es pecado, ni es raro, tener diferencias naturales con el cónyuge. La prueba de la madurez emocional y espiritual es la manera como resuelve estos problemas.

      Por ejemplo, la sulamita tenía dificultad para ajustarse al programa exigente de Salomón como jefe de estado. Una noche, cuando tal vez él había prometido regresar a casa temprano, no llegó hasta muy tarde. A esa hora, ella ya estaba disgustada. Por lo menos, esta más preocupada por su propia comodidad y por su propio programa que encuanto a amar a su esposo. Así que dijo que no estaba lista para verlo, y que no le abriría la puerta de su dormitorio.

     Ahora veamos como manejó el la situación. En vez de formar una discusión por eso, tranquilamente se retiró durante unas pocas horas para dejarla pensar sobre el asunto. La dejó solo y asi le dio tiempo para hacer frente a sus sentimientos negativos. Note usted, que él no la reprendió. En vez de eso, le dejó en la puerta una señal de su amor para ella: Un regalo de raro perfume.

     Ahora bien, como el no había reaccionado como un esposo airado, sino que que se había portado amorosamente, la esposa comprendió que ella era la que estaba haciendo mal y que debía rectificar su acción. Tan pronto como el se retiró, ella comenzó a sentir anhelo por él y salió a buscarlo.  Cuando volvieron a estar juntos, el esposo reafirmó a su esposa con tiernas palabras de amor. Repitió las que había pronunciado la noche de la boda. En otras palabras: "Siempre te he amado." Y envuelto en ese amor quedo, estaba el perdón inmediato por el hecho de ella lo había rechazado.

     Ciertamente fue necesario que la sulamita aprendiera a ajustarse  a la ocupación de su esposo. Lo mismo ocurre con todas las esposas. Las escrituras del Nuevo Testamento dice que la esposa debe adaptarse (1 Pedro 3:1) a sus marido. Aunque su esposo no sea un rey, la vocación de él debe ser tan importante pra usted como si fuera un monarca. 

     Esposa, debe mostrar un interés vital en el trabajo de su esposo,y no sólo en el dinero que gana. Usted debe respetar lo que su esposo haga para ganarse la vida y debe admirar la manera como lo hace.

     Ahora usted esposa, debe considerar cómo es que amó la sulamita a sus esposo. Lo amó y se lo demostró mediante su respuesta. Había sido criada como una joven casta, y ahora se sentía libre para deleitarse en las caricias de su esposo; y de todo corazón respondió de manera exquisita al amor que él le hacía.  Obviamente ella pensaba mucho en su esposo. Ella siempre pensaba en cuando sus deberes impedián que estuvieran juntos. Ella respetaba su carácte varonil y, a menudo, expresaba ante otras personas la admiración que le tenía (note que siempre expresaba admiración, no criticas).

     Cuando el le hacía cumplidos, ella le respondía con sus propias expresiones adecuadas de alabanza y no le dejaba ninguna a duda con respecto a sus sentimientos. Vibraba sólo con el toque de él, anhelaba sus abrazos; eso se la hacía saber. Disfrutaba de su compañía y de los ratos que él planeaba para estar los dos juntos. Ella guardaba deleites para él, tenía manera antiguas y  nuevas para complacerlo.

     Para ver cómo ella crecía en la seguridad del amor de él, podemos comparar tres declaraciones de ella. Cuando se enamoró por primera vez, dijo: "Mi amado es mío, yo suya..." (2:16). El hecho de que ella poseía a  su amado predominaba en su mente. Pero después dijo: "Yo soy de mi amado y  mi amado es mío" (6:3). Notemos que ahora ella invirtió el orden. Ahora era mas importante el hecho de que él la poseía. Finalmente, en la plenitud de su amor dice: "Yo soy de mi amado y en mi tiene su contentantamiento" (7:10). En este momento ella estaba tan concetrada en él que se olvidó de la idea de poseerlo. Se había perdido en  la grandeza del amor de él, y se gloriaba solo  en el anhelo que él tenía de ella.

     Esposos, ahora consideren especialmente esta petición que Salomón le hizo a la sulamita. El dijo. " Muéstrame tu rostro, hazme oir tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto" (2:14)

     Esto es lo que dice un hombre a quien le encantaba mirar los ojos de su esposa y hablarle y oir lo que decía. ¡No es extraño que ella llegara a estar tan segura de su amor!

     Como resultado de esta franqueza y comunicación entre ellos, su relación pudo crecer y madurar hasta que se volvió polifacética. El era su hermano, su amante, su maestro, su amigo, su compañero, su esposo, ella igualmente era todo para él. La conversación de ellos, la manera de hacerse el amor, el regocijo d estar juntos llegaron a ser aun más profundos y ricos en calidad.

     Es importante notar que al principio del cortejo Salomón quería oir la voz de su amada. Al final del Cantar de los Cantares termina diciendo: "...tu voz, hazmela oír." (8:13

     ¡El romance del matrimonio de ellos ha crecido con el paso de los años! Al mismo tiempo, su vida de amor fisico había mejorado cada vez más, y había nutrido su relación total.

     Sin duda, esta experiencia de Salomón lo capacitó para escribir: "Y alégrate con la mujere de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela, sus caricias te satisfagan en todo tiempo..." (Proverbios 5:18,19)

Que Dios les Bendiga



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