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Matrimonios: Amor y guerra, la lucha por salvar el matrimonio
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: mujervirtuosa8  (Mensaje original) Enviado: 08/02/2010 00:53

 

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Amor y guerra, la lucha por salvar el matrimonio

 

Amor y guerra, la lucha por salvar el matrimonio

 

 

Amor y guerra, la lucha por salvar el matrimonio

 

 

Una conversación con John y Stasi Eldredge en cuanto a la lucha por salvar el matrimonio.

Dado que el 66% de las parejas casadas en EE.UU. nunca llegan a su 25º aniversario de bodas, los consejeros matrimoniales John y Stasi Eldredge son técnicamente una anomalía. Pero los autores del nuevo libro Love & War (Amor y guerra) dicen lo contrario. "Somos muy normales", dice Stasi.

De acuerdo con John, su historia comenzó "con dos personas profundamente lastimadas que se casaron, y su matrimonio fue un desastre". Después de tres años, el divorcio parecía ser lo más lógico; cuando cumplieron alrededor de diez años de casados, estuvieron otra vez casi a punto de separarse.

Por cierto, ambos eran cristianos fieles; de hecho, estaban muy involucrados en la iglesia, lo que, en cierto modo, empeoraba la situación. La presión por aparentar que todo andaba bien era grande, cuando en realidad el matrimonio se estaba desmoronando. Pero ellos superaron los tiempos difíciles, y Dios les dio una sanidad colosal. Sin embargo, cada día y cada momento sigue estando presente una batalla épica, pero eso no es precisamente una cosa mala, porque es parte de algo mucho más grande. En Contacto entrevistó a los Eldredge para preguntarles qué han tenido que ver el amor y la guerra en su relación.

En Contacto: Ustedes dicen que el matrimonio es básicamente una historia de amor en medio de la guerra. La mayoría de las parejas se casan pensando en "una historia de amor", y rara vez piensan en una guerra.

John Eldredge: Esto resulta ser una gran sorpresa para la mayoría de nosotros. Cuando encontramos tantas dificultades, frustraciones y crisis verdaderas, no parece que somos capaces de abrirnos camino, y pensamos que la culpa es de uno, o del otro; que alguien no está haciendo algo bien. Pero la Biblia nos dice que vivimos en medio de una guerra espiritual; es una manera fundamental de interpretar al mundo. Pero también puede ser un gran alivio darse cuenta de que uno tiene un enemigo muy real, y ése no es el cónyuge. El enemigo odia el matrimonio, y por eso va a lanzar todo tipo de ataques en su contra. No se trata sólo del esposo o la esposa; hay algo más entre bastidores.

Stasi Eldredge: Por eso, en vez de luchar uno contra el otro, ambos deben luchar juntos en favor del matrimonio.

EC: ¿Por qué creen ustedes que nos olvidamos tan fácilmente de la tercera parte involucrada?

John: Porque no nos gusta esa realidad. Es mucho más fácil culpar a una persona, que reconocer que está teniendo lugar algo de naturaleza espiritual.

Stasi: A Satanás no le gusta que uno se le enfrente. Él es muy bueno haciéndonos creer que nuestro cónyuge es injusto.

John: Recordemos lo que pasó en el Edén. Adán y Eva eran perfectos, ¿verdad? No habían caído, no habían cometido ninguna falta, ni sufrido ninguna herida todavía.

Stasi: Vivían en un mundo que no estaba en contra de ellos.

John: Todo era perfecto; sin embargo, ambos cayeron en el pecado. Satanás es realmente muy bueno en hacernos culpar a algo o a alguien más.

EC: Uno mira alrededor y ve los matrimonios viniéndose abajo. Entonces, si Dios quiere la preservación del matrimonio, y considera que éste es muy importante, ¿por qué creen ustedes que Él permite que Satanás ataque a las parejas de una manera tan implacable?

Stasi: Se puede mirar al mundo, y decir: "¿Por qué permite Dios el sufrimiento o las guerras?" Esto cambia nuestra manera de interpretar a Dios. Él busca nuestra transformación. Esta vida es una peregrinación de santificación y transformación, para que seamos como Cristo. Y eso exige algo de nosotros. Es casi como si estuviéramos en un programa de capacitación. El Señor nos ha dado todo lo que necesitamos para luchar bien: toda la armadura de Dios; toda la autoridad del nombre de Jesús. El Señor quiere que las usemos y que crezcamos en Él, para prepararnos para lo que ha de venir.

John: Creo que esa es la otra gran sorpresa: que el matrimonio es para nuestra transformación. Creemos que es sólo para nuestra felicidad. Pero Dios sabe que hasta que seamos santos, y hayamos enfrentado nuestra angustia y nuestro pecado, no podremos realmente ser felices. Y no hay nada en la tierra como el matrimonio para hacernos santos, o al menos para darnos la oportunidad de llegar a ser santos. Esto puede ser como una tormenta perfecta, porque las heridas, el pecado y el estilo de relacionarse de la persona, se estrellarán con devastadora precisión contra el otro miembro de la pareja. Si aceptamos la transformación como una parte importante de lo que Él está haciendo, eso cambiará por completo la manera de ver nuestro matrimonio.

Todo esto es muy alentador, ya que el saber estas cosas nos lleva a conocer el secreto de la vida: que estamos aquí para aprender a amar. Aprender a amar requiere compadecerse del dolor del cónyuge, al mismo tiempo que darle la espalda a nuestra egoísta manera de relacionarnos.

Stasi: Hay un gozo mayor cuando uno puede levantarse, permanecer firme y luchar en favor del cónyuge, y experimentar avances. Cuando John batalla por mí, y cuando yo me levanto y lucho por mí y por él, le estamos diciendo al enemigo: ¡no podrás apoderarte de nosotros, ni de nuestra familia! —eso es tener la victoria; es algo para festejar, y tener un día maravilloso.

EC: ¿Cómo es eso de "luchar por uno mismo" cada día?

Stasi: Así como es una mañana nublada y oscura aquí en Colorado, así era la niebla que había en mi corazón el día que decidí luchar. Era infeliz; me sentía desanimada. Así que fui a dar un paseo, e invoqué la verdad de las Escrituras, afirmando quién soy en Cristo, y quién es Él para mí. Cambié de actitud; le dije no al agobio y al pesimismo, y me apropié de la verdad de que Dios es el Dios de toda esperanza. Entonces se me fue el desánimo. Regresé a casa sin ningún decaimiento, con la confianza en la verdad de que pertenezco a Dios, de que la vida es buena, y de que tengo cosas buenas que ofrecer. En vez de simplemente quedarme deprimida y poner más cafeína en mi organismo, lo que hice fue orar primero y tomar conciencia de que, sí, los sentimientos negativos son reales, pero no son mi realidad más auténtica.

John: Estas son las decisiones internas que tomamos, que nuestra pareja nunca ve. Es algo en verdad tan hermoso, que estoy decidiendo hoy no creer la mentira de que el matrimonio es demasiado trabajo. Porque si le creemos al enemigo, una parte de nosotros dejará de funcionar, y comenzaremos a movemos sin un objetivo claro.

Luego están las decisiones que tienen que ver con la comunicación entre nosotros. A veces, consiste en tener una conversación conciliadora. A principios de esta semana, me di cuenta de que había una especie de mala atmósfera entre Stasi y yo. Sabemos lo incómodo que es eso. Así que, simplemente le dije: "Cariño, ¿estamos bien? ¿Estás bien?", como una manera de invitarla a tener una conversación. Si es necesario hablar de algo, desactivemos esa mina terrestre tratando el asunto ya, de inmediato. Esta es una de las cosas que hacemos. Es lo que llamamos la guerra de cada día. Hay un momento en el que uno tiene que orar directamente contra el enemigo, lo que requiere que lo hagamos juntos. Pero podemos desactivar mucho potencial destructivo sin dejar que se convierta en una guerra total, simplemente tomando decisiones que tienen que ver con la comunicación entre nosotros.

EC: ¿Estás diciendo que se trata de decirle no a las falsas impresiones, y tratar de afirmar la verdad, o de descubrir la verdad juntos?

John: Absolutamente. Es increíble el número de mentiras que se introducen en nuestros matrimonios sin ser detectadas, y luego éstas hacen su trabajo. "Él está molesto conmigo; ella está molesta conmigo; ella está decepcionada de mí; yo no estoy cumpliendo". Si aceptamos estas mentiras cuando vienen a nosotros, ellas definirán nuestra experiencia. Pero podemos desactivar estas cosas llamándolas por su nombre, y orando en contra de ellas, por medio de la conversación y de una actitud cordial.

EC: ¿Qué me dicen de las personas que sienten como si estuvieran luchando solas por su matrimonio?

John: La situación o la historia de cada persona son tan particulares, que es absolutamente necesario involucrar a Dios. Uno tiene que recurrir al Señor, y decirle: "¿Qué debo hacer?" A veces, el cónyuge necesita comprensión, perdón, y que le tengamos paciencia antes de que pueda recapacitar; la Biblia dice que la oración puede tener un efecto maravilloso en el cambio de actitud de la pareja. Por tanto, dígale al Señor: "¿Es este el momento de orar? ¿Oro sólo por mi esposa?" A veces, los esposos necesitan sufrir las consecuencias de las acciones y decisiones que toman en el matrimonio. No me refiero a amenazar con el divorcio, pero necesitan saber que no invertir en el matrimonio les está haciendo daño, y que uno no puede simplemente dejar que eso siga así. Se puede insistir en que reciban consejería juntos, en que hablen con el pastor, y en que se ocupen de la cosas que no están tratando como pareja.

Si las cosas se ponen difíciles, usted tiene que hacer primero un alto, y preguntarse: "¿Por qué se han puesto difíciles? Los matrimonios tienen altibajos; ¿será sólo eso?" O bien: "¿Está pasando algo más grave?" Muchas veces sacamos conclusiones apresuradas. "Yo lo estoy haciendo todo, y ella no está cooperando"; o, "el problema aquí es él —necesita cambiar". Bueno, en realidad, es posible que sea Dios quien esté buscando hacer una transformación en usted. Estos momentos difíciles pueden tener que ver primero con la santidad de su vida, y con sacarse la viga del propio ojo antes de señalar la paja en el ojo del otro. Podemos dar por sentado que es Satanás quien nos está haciendo esto, cuando pudiera no ser Satanás, sino nuestro propio pecado. Por tanto, haga una pausa y asegúrese de que está mirando las cosas con honestidad. No llegue a conclusiones precipitadas.

EC: ¿Cuáles son, específicamente, las cosas por las que deben luchar un esposo o una esposa?

John: Aquí tengo que hacer referencia a algo importante. La otra noche estuve hablando con mi hijo, que está en la universidad, acerca de la manera como lucha un hombre por rescatar "la belleza". (Él había hecho esto por una amiga, interviniendo de una manera realmente hermosa en su vida, conversacional y espiritualmente). Me dijo: "Papá, el problema con ‘la belleza’ es que ella no se mantiene rescatada".

Pienso que lo que tiene que hacer un hombre, es no dejar que las necesidades o la disposición de ánimo de su esposa lo abrumen. Eso es mostrar fortaleza auténtica: "No me abrumas; para mí no eres ninguna carga". Significa amar de esta manera cada día, lo cual puede transmitirle mucha seguridad a una mujer. Es una resolución que comunica: "Para mí, esto no es una crisis que me afecta. Y voy a seguir contigo; superaremos esto juntos".

Stasi: Creo que mucho de eso también revela bien cuánto ama una mujer a un hombre. Comience por cultivar su primer amor con Jesús; Él tiene que ser el primero. En mi corazón puede haber un doloroso y enorme abismo que trato de satisfacer con otras cosas. Pero John no puede llenarlo. Mi lucha personal es ir por comida para llenarlo, pero no hay suficiente comida en el mundo que pueda hacerlo. "Te necesito, Jesús". Entonces, la lucha por el corazón de mi hombre significa primero que debo ir a Jesús para pedirle: "Revive mi primer amor por ti, Jesús. Quiero amarte más". Significa buscar al Señor y caminar con Él cada día.

Una mujer tiene que ser perseverante en la oferta de comprensión a su marido. Debe decirle que él es un hombre de verdad; que lo respeta y cree en él; que el mundo no lo va a vencer; que él tiene lo necesario para que ella lo crea así.

Y cuando Dios es el centro, puede afirmarle a su esposo que el Señor no va a alejarse, y que tampoco lo harán ustedes; es por medio del poder de Él que saldrán adelante juntos

 

MIGDALIA.

 

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 09/02/2010 13:44
 
 
 
 
Gracias por venir a traernos
 un mensaje que es de bendición
 para nuestras vidas,
Araceli


 
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