Por último ya cansado pregunta el Alemán, en ruso muy bien hablado,
ni ma... NADA!!! los costeños seguían mudos.
El alemán, frustrado y muy molesto, se sube en su carro y se va.
Unos minutos más tarde, uno de los jaroos le dice al otro:
- Cuña´o, yo creo que tal vez deberíamos aprender por lo menos un idioma extranjero...
- Y ¿pa' qué compa?, replica el otro, ¡¡¡ese pinche güero hablaba cinco idiomas, y le sirvieron pa' pura chingada!! No le pudimos entender