Todo lo que vemos y somos viene del Señor,

 de ese padre amable y amoroso que hizo

 el cielo y la tierra con mano poderosa y

 que puso a todas las criaturas a nuestro

servicio. Sin embargo, al principio por

ignorancia y ahora por avaricia,

el ser humano se ha encargado de destruir

lenta y constantemente este

hermoso mundo que tenemos.

Yo solo imagino a Dios como

 el padre que da un regalo a sus hijos y

 ve como estos lo sacan de su envoltura

y empiezan a destruirlo, patearlo

y ensuciarlo.

 Este hermoso planeta es nuestro hogar y

 no tenemos donde ir.

 Es ademas un regalo precioso de

nuestro Padre y debemos preguntarnos

 como creyentes,

¿realmente valoro este regalo?

¿Soy de quienes tiran basura por

 la ventana?

¿Acaso siempre tengo abierta la llave

del agua?

¿Estan encendidas siempre y a toda hora

las luces solo para que la casa

 se vea hermosa?

Como creyentes, debemos ser además

 conscientes. Ser personas preocupadas

por las futuras generaciones y el legado

 que tendrán de nuestra parte.

Si, tal vez no vivamos para ver

"lo peor" de estas consecuencias de

nuestros actos, pero sí podemos dejar

una herencia de respeto, amor y cuidado

 de este nuestro mundo, regalo de Dios.

No solo pienses en reciclar, piensa de

 como NO consumir en exceso y aprendamos

 todos y cada uno que la comodidad

de nada sirve sin agua ni aire

para nuestros hijos.

(de mi correo)