Busco tu mirada
y no encuentro mas que un reflejo esquivo,
sin decirnos nada
escondiendo la culpa en el olvido,
Y así con el tiempo
desandando el camino recorrido,
se ahogan las palabras
y va creciendo el silencio establecido.
Mas quizás mañana
el nuevo día nos devuelva el eco,
de la risa furtiva
que escapaba de entre nuestros besos...
Y si en el empeño
nuestros muros siguieran creciendo,
no enterremos con ellos todos los recuerdos.
Al pasar los días
vamos consumiéndonos por dentro,
conviviendo juntos
como muebles que tan solo llenan huecos,
Cuando cae la noche
uno en cada esquina del desierto,
los sueños perdidos
en el laberinto de nuestro silencio.
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