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~♥~ Reflexiones ~♥~: .EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 27 DE MARZO DE 2011.DIOS LOS BENDIGA ,FELIZ DIA
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 27/03/2011 15:47
 

El Evangelio de Hoy DOMINGO 27 DE MARZO DE 2011.

III Domingo de Cuaresma.

¡Bienvenidos Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo

que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir 

 y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra. 

Con alegría leamos la palabra.  

“Habla, Señor, que tu siervo escucha”.

“Señor, creo que en las Sagradas Escrituras que voy a leer

se contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.

Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca

Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad

lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza

y enciende mi corazón para que la palabra de Dios

pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio

de Tu Palabra, tu Divina Voluntad,lo que puedo y debo hacer,

lo que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar.

Como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.

Señor, aquí tienes mi corazón abierto,

dispuesto a escuchar Tu Palabra con corazón sencillo

y con la voluntad decidida para obedecerle.

En Ti esta la luz y la salvación.

Amen y Amen

PRIMERA LECTURA.

Éxodo 17,3-7

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: "¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?" Clamó Moisés al Señor y dijo: "¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen." Respondió el Señor a Moisés: "Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo." Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: "¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?" 

Palabra de Dios.

Meditación

Moisés medita sobre estos acontecimientos misteriosos y esta experiencia mística le lleva a comprender que el Dios de sus antepasados es también el Dios de la promesa (v. 6). La profundización del contenido de esa promesa permite a Moisés abrir los ojos respecto a la desgraciada situación de los hebreos en Egipto y le hace comprender que esa situación no puede eternizarse sin que Yahvé quede por mentiroso. De todo eso llega Moisés a una conclusión: Yahvé no tardará ya en venir en ayuda de los hijos de aquellos a quienes ha prometido una tierra y una descendencia numerosa

Así, pues, el nombre de Dios salvaguarda su misterio y su trascendencia y descubre al mismo tiempo su inmanencia a la historia y a la misión del patriarca. El hombre actual apenas si ha progresado sobre Moisés cuando quiere nombrar a Dios. Posiblemente experimenta con más fuerza la vanidad de los esfuerzos del mundo y de la metafísica para dar a Dios un nombre válido. Dios no está a merced de los proyectos míticos, ni de los fracasos o de los éxitos de la empresa metafísica. Sin embargo, nosotros sabemos que Dios no puede ser encontrado más que en la condición del hombre, sobre todo desde que esta condición encontró en Jesucristo su clave y finalidad.

Salmo responsorial: 94

Venid, aclaremos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias,  aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo,  el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:  "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba  y me tentaron, aunque habían visto mis obras."

SEGUNDA LECTURA.

Romanos 5, 1-2.5-8

Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atreviera uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. 
Palabra de Dios.

Meditación

Muchos de los problemas morales planteados en la Primera a los Corintios tienen su substrato común. Bastantes corintios estaban excesivamente confiados por su conversión al Evangelio, entendida de forma entusiástica y se despreocupaban demasiado de la vida concreta en que esas vivencias cobran su forma determinada. Pablo les exhorta a no fiarse de exterioridades necesarias pero no suficientes, sino a llevar una vida responsable, coherente con esa conversión. No basta la pertenencia a un grupo, ni siquiera la mera ideología.
Para ello apela a casos del Antiguo Testamento, particularmente del Éxodo. Aquí no es preciso detallar, pero es importante no dejarse distraer por los rasgos de esta perícopa, importante para saber cómo utiliza el apóstol el Antiguo Testamento. En ella hay "midras", alegoría alejandrina y los principios tipológicos paulinos.
Esto último es lo más importante para la comprensión del párrafo. Pablo está convencido de la unidad fundamental de las líneas de acción de Dios en su comunicación con el hombre. De ahí que los sucesos pasados sean lección, "tipo", para nosotros (v. 11) a fin de que aprendamos de lo ya sucedido.
La aplicación concreta de éste en la perícopa es la apuntada al principio. La pertenencia al grupo, en este caso a la Iglesia, no es suficiente si no hay un actitud total, interna y externa coherente con ello. Las consecuencias para hoy so obvias.
La presente lectura sólo puede comprenderse si se tiene en cuenta el más amplio contexto en el que San Pablo aborda la cuestión de la licitud o no para los cristianos de comer carne sacrificada a los ídolos. La palabra "sacrificar", que tiene hoy para nosotros un segundo sentido y más usual completamente profano (sacrificar una res en el matadero), nos habla de unos tiempos en los que toda carne para el consumo humano había sido antes sacrificada a los dioses. Esto planteaba un problema de conciencia para los primeros cristianos ya que entendían que comer carne sacrificada a los ídolos era tanto como participar en el culto pagano. Pablo da una solución a este problema fundándose en la libertad de los hijos de Dios, pero advierte que los cristianos deben evitar una participación expresa en las orgías y en los cultos paganos. Les dice que pueden comer de toda carne vendida en los mercados públicos, pero que la participación en la cena del Señor es incompatible con la participación en una comida expresamente sacrificial pagana. Pablo amonesta a los Corintios para que no se dejen llevar por las costumbres paganas del ambiente en que viven, y les recuerda lo que sucedió en otro tiempo a los israelitas que prevaricaron en el desierto y adoraron al becerro de oro. Pablo quiere que los cristianos escarmienten en cabeza ajena, que el nuevo Israel no se olvide nunca del castigo que sobrevino contra el viejo Israel.
Los israelitas fueron especialmente favorecidos por Dios con unas señales que anticipaban proféticamente las gracias cristianas: El paso del mar Rojo, que fue para ellos la señal inequívoca de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto, anticipaba el bautismo por el que los cristianos son liberados de la esclavitud del pecado; el maná con el que fueron ellos alimentados en su peregrinación a través del desierto, no era más, según dice San Pablo (siguiendo en esto a Filón de Alejandría, que veía en esa "roca" el símbolo de la presencia de la sabiduría de Dios en medio de su pueblo) que una anticipación profética de la presencia del Señor en medio de la Iglesia que peregrina por este mundo.
En consecuencia, Pablo ve también en los castigos que sobrevivieron a Israel por sus pecados una amenaza ejemplar a la Iglesia y una advertencia de los castigos que le pueden sobrevenir si se deja contaminar de la idolatría ambiental.

El Evangelio de hoy

Juan 4,5-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: "Dame de beber." Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?" Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva." La mujer le dice: "Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?" Jesús le contestó: "El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." La mujer le dice: "Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla."
[Él le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve." La mujer le contesta: "No tengo marido." Jesús le dice: "Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad."
La mujer le dice: "Señor,] veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén." Jesús le dice: "Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad." La mujer le dice: "Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo." Jesús le dice: "Soy yo, el que habla contigo."
[En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le hablas?" La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: "Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que ha hecho; ¿será éste el Mesías?" Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él.
Mientras tanto sus discípulos le insistían: "Maestro, come." Él les dijo: "Yo tengo por comida un alimento que vosotros no conocéis." Los discípulos comentaban entre ellos: "¿Le habrá traído alguien de comer?" Jesús les dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron, y vosotros recogéis el fruto de sus sudores."]
En aquel pueblo muchos [samaritanos] creyeron en él [por el testimonio que había dado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho."] Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo." 

Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de este Domingo III de Cuaresma, tomado de San Juan, es un texto conocido por tod@s. Podemos imaginarnos la escena casi idílica de Jesús con la samaritana. Fue así:
A la vera de un pozo a las afueras de una aldea de Samaría, un hombre judío descansa y espera a sus amigos, que se han acercado a la aldea para buscar alimentos. De pronto se presenta una mujer samaritana, orgullosa de su raza, del lugar de culto de su pueblo en la cumbre del monte Garizim, tal vez también orgullosa de su vida conyugal y afectiva: ha tenido siete maridos y ahora vive libremente con otro, el octavo.
Al negarse esta mujer samaritana a ofrecer de beber al viajero judío, éste, Jesús, le ofrece un agua, que quita la sed para siempre: es el agua del Espíritu divino como un don, un regalo. Y le anuncia también que ya viene el tiempo en que Dios no será adorado aquí o allí, por un pueblo u otro, sino que será adorado en el corazón de cada ser humano reconciliado con todos los demás, abolidas las fronteras raciales y sociales, abolidos también los prejuicios religiosos y sexuales. La mujer samaritana termina deponiendo su orgullo y reconociendo en el extraño personaje a un profeta, al Mesías esperado que le está iluminando su existencia.
Así, la samaritana se convierte en misionera. Va a contar a sus paisanos todo lo que Jesús le ha dicho y provoca una pequeña revolución en la aldea: el odiado judío es invitado a quedarse unos días entre ellos y termina siendo reconocido por los samaritanos como el Salvador del mundo.
Podríamos decir que ésta es la “historia de un alma”, la historia de cada uno de nosotros, los cristianos. Cuando nos hemos abierto a la fe en Jesucristo, nos hemos hecho consciente y activamente sus discípulos, y hemos recibido el don de Dios, de Cristo, el Espíritu Santo. Si permanecemos, por el contrario, al margen de nuestra fe, sin querer comprometernos del todo, escudados en nuestros prejuicios sociales, nuestros intereses personales, somos como la samaritana –al inicio de su encuentro con Jesús-, que se negaba a dar a Jesús unos sorbos de agua. Todo esto, pobre, sin saber, sin descubrir que se estaba perdiendo la fuente, el surtidor de agua viva, que salta hasta la vida eterna.
Preparándonos esta Cuaresma para la celebración de la Pascua de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Señor, deberíamos renovar el don de nuestro bautismo asumiendo activa y conscientemente nuestro compromiso de cristianos con Jesús, con nuestros hermanos y con el mundo entero al que debemos testimoniar nuestra fe “con pasión y entusiasmo”. Y nos convenceremos entonces –como diría Pablo- que “la esperanza no ha sido defraudada porque Dios ha derramado el Espíritu en nuestros corazones.”

 

Permite que el amor de Dios llene hoy tu  vida. Ábrele tu corazón.Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Dígnate, Dios misericordioso y Señor piadoso, llamarme a esta fuente, para que también yo, junto con todos los que tienen sed de ti, pueda beber el agua vivaque de ti mana, oh fuente viva. Que pueda embriagarme en tu inefable dulzura sin cansarme nunca de ti y diga: ¡Qué dulce es la fuente de agua viva; su agua que brota para la vida eterna no se agota jamás!
Oh Señor, tú eres esta fuente eternamente deseada, en la que continuamente debemos apagar la sed y de la que siempre tendremos sed.
Danos siempre, oh Cristo Señor, de esta agua para que se transforme en nosotros en surtidor de agua viva para la vida eterna.

Ciertamente pido una gran cosa, ¿quién lo ignora? Pero tú, oh Rey de la gloria, sabes dar grandes cosas y has prometido grandes cosas.
Nada hay más grande que tú: te nos has dado y te has dado por nosotros. Por eso te rogamos que nos des a conocer eso que amamos, porque no queremos nada fuera de ti. Tú eres todo para nosotros: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salvación, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios.

“Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.Amen

* Te agradecería compartieras con tus amigos esta reflexión.
Con el mayor de mis respetos. Saludos y Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR TU AMISTAD

FELIZ DIA.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Eliscamsil Enviado: 05/09/2011 23:45


 
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