|

LAS
ORACIONES
¡El Señor ha
llenado la vida de enigmas, problemas y misterios, de emoción y de suspenso,
para presentar un reto a nuestro intelecto, a nuestra espiritualidad,
a nuestra fe y a
nuestra confianza en el Señor,
y para motivarnos a querer hallar las soluciones!
Cuando quiere
hacernos ver Su voluntad, a veces nos enfrenta con enigmas desconcertantes.
¡Casi le gusta dejarnos perplejos con esos misterios, porque así nos hace orar
con ganas!
Nos habla con acertijos y misterios, pero casi siempre nos da la punta del hilo
de la madeja,
y luego sigue dándonos pistas que conducen a la solución.
Nos conduce paso
a paso, pero nunca sabemos lo que sucederá hasta que damos el paso siguiente. (Sal
37, 23)
Prefiere que
busquemos por nosotros mismos, pues ello nos hace poner en juego nuestra fe en
Él,
en Su Palabra, en Su divina guía y magnanimidad y en Su amor paternal.
Demostramos
confiar en Él cuando obedecemos, a pesar de que ignoremos qué nos espera al
final del camino.
Tal vez no veamos la salida, tal vez desconozcamos la solución,
es posible que ni siquiera sepamos adónde nos lleva ni qué nos iremos a
encontrar,
pero confiamos en que Dios cumplirá Sus promesas.
Como hizo Abraham cuando obedeció a Dios y salió, sin saber adónde iba. (Heb
11, 8)
¿No te gustan a ti los misterios?
¡A Dios sí!

|