Cómo recuperar la fuerza mental

Vivimos en un mundo lleno de estímulos, en el que podemos encadenar uno tras otro sin descanso. Podemos acabar de ver un capítulo de nuestra serie favorita y seguir viendo el siguiente sin pausa. Vivimos en época de infinitas oportunidades con canales de comunicación abiertos las 24 horas.

El necesario descanso

Pese a los conocidos beneficios que tiene el descanso mental, nos cuesta mucho renunciar a estos estímulos placenteros. Día tras día saturamos a nuestro sistema mental, sin darnos cuenta de que el descanso sólo está en manos de una voluntad que a veces no ejercemos. Esto sucede porque no somos conscientes de que el mundo no nos va a dar una pausa si nosotros mismos no la pedimos.

Curiosamente, hace poco cierta compañía de dulces creo zonas libres de No-WiFi. En estos espacios se encuentran unos dispositivos que bloquean cualquier señal que nos permita el acceso a Internet. Al mismo tiempo que poseen cómodos asientos para sentarse. Lo que buscan es tan simple como claro: disfruta de un buen libro o de una conversación sin las interrupciones de la tecnología moderna.

¿Nos hemos vuelto tan adictos como para necesitar espacios que nos liberen de las constantes notificaciones y bombardeos de información?
 

Opciones para desconectarnos y descansar

Existen varias soluciones para poner la mente en blanco sin que nos las impongan desde fuera. Entre ellas se encuentra la meditación, que consiste en realizar ejercicios de respiración, sin ruidos ni distracciones alrededor, para entrar en la introspección, manejando mensajes positivos y relajantes, y conseguir finalmente no pensar en nada que puede generar estrés en nuestra rutina diaria.

Otra opción es la de dedicarse 15 minutos (o más si se desea) a uno mismo. Puede ser tomando un baño relajante, echando una siesta, o escuchando música relajante. Cierra los ojos e imagínatelo ¿ya te relaja, no es así? ¿Por qué nos cuesta más dedicar un rato a esto que a navegar por Internet? Piénsalo un momento.

Otra opción para desconectar, es realizar ciertas actividades físicas para obligar a la mente a no pensar. Puede ser un ejercicio perfectamente estructurado y en compañía, o un paseo solitario en el que nos propongamos no seguir ningún tipo de rutina. Simplemente caminar, ser acción.

Además, existe otras técnicas como la que consiste en mirar un objeto (por ejemplo una vela encendida) y concentrarse únicamente en este sin detenerse a pensar en nada más. Paulatinamente, la mente comenzará a evadirse permitiendo que existan algunos minutos de silencio interno que eliminar el externo.

Finalmente, no olvides que por más que la sociedad actual se empeñe en darte estímulos, en tú mano está siempre el poder de renunciar a ellos y la posibilidad del placer que a veces esto significa. Perderte para volverte a encontrar o salir para tomar aire y volver a entrar, son placeres que nos negamos, que a veces ni siquiera imaginamos por el miedo a perdernos cosas que en realidad pasan de forma mucho más lenta de lo que nuestro propio entorno nos hace pensar. Deja que un momento se vaya para poder en ese mismo instante ganar más.

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