Un sentimiento de felicidad muy dentro de mí me aviva. Mi corazón se alegra según yo soy elevado al fluir del gozo. Cuando vivo en un estado de alegría me doy cuenta de que todas mis necesidades son satisfechas y mi provisión es abundante. Libero todas mis cargas del pasado y las preocupaciones del futuro. Yo soy libre para fluir en una corriente viva de expresión alegre.

El espíritu de gozo que fluye en mí me brinda un deleite que apenas puedo esperar compartir. Mi nueva energía me anima y me centra en una conciencia de completo bienestar. El goce en mi corazón se desborda, y tomo tiempo durante este día para compartir mi alegría con otros mediante actos de servicio y gestos considerados y alentadores.

Todo en esta tierra es una expresión individual de Dios con su propia melodía. Cada melodía crea una canción única y hermosa. Mas únicamente cuando todas las cosas se unen en concierto —las plantas, los animales, el agua, el aire y la tierra— somos capaces de experimentar la verdadera majestuosidad del mundo.

Cada organismo —no importa cuán pequeño o insignificante—contribuye a la totalidad del mundo y ayuda a crear la sinfonía exquisita de un ecosistema dinámico. Al reconocer que soy una voz en un coro vasto y variado, elijo vivir en armonía con los sistemas y procesos de nuestra tierra. Apoyo un planeta en desarrollo honrando y cuidando de la tierra. Mi vida vibra y resuena según la frecuencia de la Fuente de energía divina.

Yo soy parte de un círculo infinito de luz espiritual que ilumina el mundo. Estar consciente de que yo soy uno con Dios refuerza mi fe y profundiza mi comprensión del gran poder y presencia en mí. En tiempos de contemplación tranquila percibo esta Verdad intemporal y siento que mi mente, cuerpo y alma irradian luz.

Esta conciencia de mi identidad divina permanece conmigo todo el día, levantando mi ánimo, vigorizando mis pasos y abriendo mi corazón con amor a todos a mi alrededor.

Mis momentos sagrados de oración profundizan la conexión espiritual que comparto con todos los seres. Veo que cada uno expresa su divinidad de forma única. Esta realización me eleva a nuevas alturas de conciencia espiritual.

Vivo y crezco en abundante prosperidad. Cada aliento que tomo me llena de una conciencia próspera. Saludo cada día con gratitud por las posibilidades que me aguardan. Al comenzar cada día espero solo el bien de Dios. Dicho bien se multiplica con mi gratitud. Mantengo mi enfoque en pensamientos de prosperidad y agradezco las ideas divinas, las personas amables y las circunstancias favorecedoras.

Me siento seguro y próspero en la conciencia de que Dios vive en mí y se expresa como yo. Acepto mi bien con gratitud. Para permanecer en el fluir de la gratitud, puedo proporcionar una mano amiga o compartir una palabra amable con otro. Busco la ocasión perfecta para ser amable y generoso.

Mi crecimiento espiritual es un viaje continuo de descubrimiento. A lo largo de los años, he crecido en discernimiento y comprensión, a veces lentamente y otras veces rápidamente. Siempre estoy cambiando, siempre creciendo en mi potencial como ser espiritual.

Si no parece que estoy progresando, recuerdo que aunque no haya estado consciente de mi crecimiento éste ha estado sucediendo. Mi desarrollo ha sido continuo. Doy gracias por esos momentos de inspiración y claridad. Como una mariposa que emerge de una crisálida y extiende sus alas por primera vez, yo soy completamente transformado por una nueva comprensión. El mundo se siente resplandeciente y emocionante, ¡y lo saludo con entusiasmo!

Durante mi infancia puede que haya ayudado a un ser querido a coser siguiendo un patrón, a construir un modelo con un conjunto de instrucciones o a cocinar un platillo nuevo. También aprendí cómo la flora y la fauna crecen. Yo también he evolucionado mediante un patrón de perfección espiritual.

Mi vida está fundamentada en un patrón de orden, junto con cualidades como alegría, paz, amor, comprensión y sabiduría. Mi crecimiento es continuo mientras busco oportunidades para expresar mis dones divinos. Dios me creó a Su imagen. Acojo la bondad como un aspecto central de mi ser. Avanzo, preparado y listo para compartir la expresión espiritual auténtica que soy.